Columnas Social

Contraluz

ETRE BIEN DANS SA PEAU

Justo cuando comenzaba esta colaboración, me entero del aparente suicidio de Anthony Bourdain. El chef, presentador y autor culinario estaba en París preparando un programa sobre Estrasburgo. Difícil saber en estos momentos qué lo llevó a tomar esa fatal determinación.

Bourdain fue un claro ejemplo del turismo gastronómico; nos permitió conocer distintos sitios de primera mano. Muchas veces desde la intimidad de alguna cocina familiar, accediendo a la verdadera cultura de los lugares visitados. Fue a través suyo como el mundo se convenció de que la cuna original de los nachos es Piedras Negras, y no algún lugar de Norteamérica. Su estilo irreverente, ramplón y divertido facilitó adquirir conocimientos de lo más variados.

Dentro de los comentarios a propósito de su lamentable suicidio, se repite la pregunta de cómo es posible que una persona que tenía todo en esta vida pudo tomar tal determinación. Desde la perspectiva más simple eso parece, suponemos que alguien a quien le pagan muy bien por comer y viajar, y que invariablemente luce divertido en todos sus programas, es muy feliz. Un personaje que inició como lavaplatos en los suburbios neoyorquinos, para llegar a codearse con chefs con 3 estrellas Michelin. Alguien que recibió grandes premios internacionales y que viajó por todo el mundo, suponemos que tiene todo en la vida. Sin embargo estamos comprobando que en este caso las cosas no fueron así, y que algo falló en la ecuación.

Los elementos que provocan depresión son muy diversos. Cabe destacar ahora la sensación de soledad profunda que se llega a experimentar. La depresión se convierte a veces en la gran enmascaradora que no solamente se manifiesta con llanto y desesperanza. Hay ocasiones en que detrás de actitudes violentas hay una depresión, que bien puede pasarse por alto.

Para conocer nuestras características particulares es menester explorarnos, y para hacerlo es necesario contar con una guía y un tiempo adecuado. La vida en el tercer milenio no nos facilita el revisarnos interiormente. No hay mucha oportunidad para hacerlo, solamente alcanzamos a mantener la vista puesta en las metas que alguien más ha marcado para nosotros. Participamos en una bolsa de valores emocional, y si los indicadores señalan que hay que apostarle a tal o cual elemento, lo hacemos de manera casi automática, sin detenernos a reflexionar si es lo que en verdad deseamos. Aquí es donde el consumismo nos tiene sometidos y vamos a actuar de acuerdo a lo que la tendencia señala, así sin más ni más.

Evitamos la soledad, hasta parece que le tenemos pavor y la rehuimos. De esta manera no logramos establecer un diálogo interior para conocernos y detonar la creatividad. El diálogo de mí-conmigo ayuda a despejar las grandes dudas existenciales, algo que no se logra en medio del barullo.

Por su parte la convivencia familiar es una excelente base de sustentación para la autoestima. Esta convivencia también ha sufrido grandes ajustes en los tiempos actuales. La prisa nos presiona, la tecnología nos seduce, y el intercambio entre los mayores y los más jóvenes llega a ser muy limitado. Se pierde con ello gran parte del sentido de identidad, conocer las propias raíces, sentirnos orgullosos de ellas, y pugnar por conservarlas. Desde nuestro equipo de tecnología de punta nos podemos conectar con alguien de Shangai o de la Patagonia, lo que amplía nuestra visión del mundo, pero al mismo tiempo nos priva de vivir a fondo ese sentido de pertenencia, el decir "de aquí soy", sensación altamente gratificante, y en el caso de las nuevas generaciones, formativa en grado sumo.

En todo individuo hay infinidad de elementos capaces de desencadenar o de aumentar un estado depresivo. Para identificarlo en nosotros mismos se requiere del propio conocimiento, y éste nace con la exploración individual de nuestras emociones, justo algo que los tiempos actuales no facilitan. En la medida en que fortalezcamos la autoestima de nuestros niños y jóvenes, estaremos brindándoles herramientas para explorarse interiormente, conocerse y llegar a "sentirse bien debajo de su piel", expresión francesa que da título a esta colaboración.

La pérdida de cualquier ser humano nos pone a pensar, máxime cuando se trata de alguien como Bourdain y en circunstancias como ésas en las que ocurrió. Nos queda recordar que la vida no tiene recetas magistrales, y que cada quien decide a qué le apuesta en esta bolsa de valores emocional. Y por último, que la base del bienestar radica en estar bien con uno mismo, que a final de cuentas yo soy mi única compañía constante a lo largo del camino. Quien se tiene a sí mismo por el mejor amigo, jamás está solo.

  Por: María del Carmen Maqueo Garza

Leer más de Columnas Social

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Columnas Social

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1469232

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx