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De héroes y cobardes

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

El ejercicio periodístico ejercido bajo cánones éticos es un gran privilegio y vivir de ello es un orgullo ya que puede darte la oportunidad de desarrollarse profesionalmente y a la vez servir al prójimo. Por supuesto que la función misma al tener un carácter público en ello definitivamente conlleva una relación con los actores políticos y económicos de la sociedad, y justo ahí es donde surgen los conflictos de interés, las tentaciones, las desviaciones.

Esto viene a colación por una serie de hechos ocurridos durante la presente semana, donde por un lado se da cuenta de un acto heroico realizado por un policía municipal rural de Gómez Palacio, pero por otra parte miramos con tristeza una vez qué fácil es realizar actos de cobardía a través de las redes sociales, vehículos por supuesto en la gama de los medios de comunicación.

El domingo pasado a las tres de la tarde una patrulla municipal del municipio de Gómez Palacio a un lado del canal de riego Santa Rosa-Tlahualilo en un patrullaje de rutina. De pronto, los uniformados notan que dentro del canal había un movimiento extraño pensando de primera que algo estaba atorado. Cuál sería la sorpresa al darse cuenta que se trataba de un niño que manoteaba desesperado por no ahogarse. Jesús Fernando, uno de los oficiales que iba a bordo de la patrulla sin pensarlo se despoja del chaleco antibalas que portaba y se lanza al rescate del menor. Los otros dos gendarmes rápido se las arreglan para conseguir un lazo para auxiliar al compañero que ya se encuentra en el agua exponiendo su vida en aras de rescatar al chico que estaba por perder el conocimiento motivando movimientos desesperados que sumergían a Jesús Fernando en un principio, para luego casi entrando en estado inconsciente hacer el último tramo del rescate más pesado, ya que el muchachito dejó de ayudar al casi perder el conocimiento.

Una vez fuera del peligro, los vecinos proveyeron al menor de ropa seca y lo cubrieron con una cobija. El oficial Jesús Fernando señala que notó como la mirada del rescatado le agradecía que haya salvado su vida. Después de un momento los patrulleros regresaron a su unidad y continuaron su trabajo vigilante.

Tres días después, la periodista Norma Ibarra acude al edificio central de la policía municipal de Gómez Palacio para entrevistar al héroe, quien atiende la cita luego de terminar su turno, cansado y con ganas de ir a ver a su esposa y su hija de 5 años. Jesús Fernando compartió que su vocación nació desde pequeño al mirar con admiración a los policías de entonces. Se dijo satisfecho de lo realizado el domingo pasado en ese canal de riego, que al fin y al cabo para eso es policía, para ayudar a terceros que ni conoce, que cuando vio al joven que se ahogaba ni tiempo tuvo para pensárselo, que su instinto lo condujo a hacer lo que hizo.

Qué noble historia. Qué importante que se conozcan estas cosas para recordarnos que lejos está de estar todo podrido entre nosotros. Que si bien es cierto los medios de comunicación son proclives a dar o bien notas de sangre o señalamientos del diario devenir de la vida pública de la sociedad, donde el flagelo de la corrupción es el denominador común de la mayoría de la información publicada, hay héroes como el oficial Jesús Fernando y que periodistas como Ibarra lo den a conocer.

Sin embargo, en el mismo mundillo periodístico, en esta misma semana también sufrimos hechos lamentables por donde se miren. En el fragor de la contienda electoral local por la alcaldía de Torreón que para muchos es un botín, se han circulado un videos difamatorios y actos intimidatorios contra dos compañeras de profesión haciendo gala los autores de su cobardía, ya que los materiales son anónimos y por lo tanto, deleznables.

Así son las cosas en este oficio, en algunas ocasiones es muy gratificante dar a conocer actos como los de Jesús Fernando, que no deben pasar desapercibidos, pero por el otro se puede ser sujeto de agresiones viles, donde claramente a los autores de los mismos obvio tienen una carencia de agallas y lo hacen desde el anonimato. Lo dicho, en el periodismo se viven muchas cosas, a veces cosas de héroes, a veces se sufre con los cobardes.

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