La Plaza Cibeles comenzó su festejo desde la noche (en Europa) en que el Real Madrid alcanzó la décimo tercera Champions League en su historia (nunca he estado en ese lugar en Madrid, pero me imagino que ha de ser como la Plaza Mayor, en Torreón). La alegría, repartida por las calles de la capital española, tal como pasó hace una semana en la Comarca Lagunera.
Así es el futbol, para eso nos da.
El partido del sábado, en Kiev, estuvo muy peleado hasta la caída del "Faraón"; Mohamed Salah, el hombre sobre el cual pesaban todas las miradas, tuvo que abandonar el campo apenas al minuto 30, luego de caer de la mano del defensa Sergio Ramos.
Sí, el capitán del Madrid volvía hacer de las suyas.
Tristemente, Ramos alcanza a jalar al egipcio para llevarlo hasta el suelo; sin pensarlo, quizá sin planearlo, Salah (bañado en lágrimas) no puede más y tiene que dejar el campo.
El español luego envió un mensaje "cariñoso" al delantero del Liverpool para desearle una "pronta recuperación".
"El futbol te enseña la cara más dulce a veces y la más amarga otras. Ante todo somos compañeros. Pronta recuperación, Salah. El futuro te espera", publicó Ramos en su cuenta de Twitter.
Pero el daño estaba hecho.
Lo de Ramos no es nuevo, el año pasado rompió récord de tarjetas rojas en la Liga española. "Ramos es un perro" fue una de las principales tendencias en Twitter dentro de Egipto.
En una petición firmada en el sitio Change.Org, más de 220 mil personas piden que se castigue al español con privarlo del Mundial en Rusia.
Pero la mancha de la lesión del "Faraón", producto del antideportivismo de un bastión del Madrid, no importa en España.
Luego vino el "show" del joven portero alemán del Liverpool, quien entregó el primer gol de la manera más inocente y luego se come el que se convirtió en el definitivo. Karius también lloró y, dice, no ha podido dormir; repasa las imágenes que lo marginaron de un triundo histórico.
¿Con qué nos quedamos? El gol de Bale, que salió de la banca a resolver. Así es el futbol.
