Militares tendrán un espacio digno

En el aeropuerto de Lerdo J. Agustín Castro ya se encuentra en proceso la primera etapa de una obra que será para beneficio de los elementos del Ejército Mexicano.

En una superficie de tres mil 600 metros se construye la plataforma para unas instalaciones que serán para uso de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). La obra se encuentra a cargo de la empresa Seco Procesos.

Las labores que ejecuta consisten en una plataforma de tres mil 600 metros cuadrados en un terreno arenoso donde se tiende la capa de base de un espesor promedio de 28 centímetros, esto se nivelará y compactará para que sirva de base para la obra que se pretende hacer para mejorar las condiciones de los elementos del Ejército.

Posteriormente, otro contratista se encargará de edificar la obra civil.

Hace meses la alcaldesa de Gómez Palacio, Leticia Herrera Ale aseguró que los empresarios que hacen uso del aeropuerto habrían de participar activamente en mejorar las condiciones de los elementos de la Sedena, mientras que la alcaldesa de Lerdo, María Luisa González Achem declaró al mismo tiempo que el empresario Ernesto Herrera Ale habría sido uno de los que manifestó mayor compromiso con esta acción.

Al momento no se ha anunciado si la inversión que se realizará a futuro en el edificio será totalmente privada o si habrá participación del Gobierno del Estado de Durango.

Como se informó en octubre del año 2017, el Ejército se retiró del aeropuerto luego de que la Comandancia del 72 Batallón de Infantería de la Secretaría de la Defensa Nacional con sede en el municipio de Gómez Palacio-Jiménez, solicitara con fecha del 12 de octubre de ese año a la administración del Aeropuerto que hiciera la gestión ante quien correspondiese para que el personal del Ejército destacamentado en dicho aeródromo contara: "Con instalaciones en condiciones de habitabilidad decorosas y dignas", según citaba el oficio de la Sedena número S110-6257.

Lo anterior debido a que las instalaciones que ocupaban no son apropiadas para ser empleadas como alojamiento del personal militar.

Y es que, además del hacinamiento en el que se encontraban en una especie de bodega, los militares convivían con todo tipo de alimañas debido a que muy cerca del área donde dormían confluye un drenaje.

Catorce días después, el 26 de octubre de 2017, los militares se retiraron y desde entonces la vigilancia por parte del Ejército ha sido diaria, pero itinerante. También ha habido vigilancia policíaca en la misma modalidad.