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Ensayo sobre la cultura

La corrupción

En el artículo anterior, nos quedamos en que la corrupción trae como consecuencia movimientos revolucionarios. El paso entre la Edad Media y el Renacimiento, eso fue. El papado se había convertido en una oportunidad de convertirse en rey. Muchos nobles buscaban para sus hijos el capelo cardenalicio sin tener que pasar por la consagración sacerdotal. Podemos repasar la lista de los papas de finales del siglo XV y los del XVI para darnos cuenta de que lo que menos contaba en ellos era la vocación. La gota que derramó el vaso fue la venta de Leon X de las indulgencias para hacerse de fondos y mantener su alto nivel de vida y construir la catedral de San Pedro, lo que enojó grandemente a Lutero y trajo como consecuencia la Reforma.

Lutero no fue el único que protestó en contra de la corrupción de la iglesia; también lo hizo Calvino, Enrique VIII aprovechó la lección para divorciarse de su primera esposa, Catalina de Aragón, y de la misma iglesia, fundando la anglicana. Hubo otros que esgrimieron sus críticas sin separarse de la institución religiosa, como Erasmo de Rotterdam y Savonarola.

Quiero detenerme en éste último. Protestó directamente en contra de los Medicis y la vida relajada de los florentinos. Esta familia, en un principio, se dedicaba a la banca y llegó a ser una de las grandes fuerzas económicas europeas. Su pasión fue dar el apoyo irrestricto a las manifestaciones artísticas. Miguel Ángel comenzó su carrera con el apoyo de Lorenzo, Botticelli también tuvo mucho que agradecerles.

En este tiempo, se redescubrió la cultura clásica griega y latina, aplicándose sus enseñanzas a las obras de los tiempos nuevos, recuperando muchas de las historias y de las influencias de los dioses viejos. En otras palabras, la idea de la belleza iba emparentada con las ideas religiosas politeístas anteriores al cristianismo. Esto enfureció al alma enfermiza de Savonarola que fustigó desde el púlpito a los florentinos, quienes le hicieron caso y colaboraron con la hoguera de las vanidades donde fueron a dar muchas obras de arte, libros y demás, cultivando en el alma de los ciudadanos ese sentimiento de culpa del que tanto se valen algunos para esclavizar a los hombres. Lorenzo mismo calló en la tela de araña. El monje se negó a darle la absolución una vez que lo había hecho sentirse pecador. Se había apropiado ya de la voluntad de los florentinos.

Mas Savonarola, como Dantón y Robespierre, sufrieron las consecuencias de sus actos. El pueblo se cansó de él y lo mandaron a la hoguera, como a los otros de la comparación, a la guillotina. No siempre el revolucionario ofrece una visión convincente de la vida para mejorarla; resulta peor el remedio que la enfermedad.

Me dirán que el ejemplo es sacado de la manga, pero en el caso de Lutero, la libertad obtenida de la iglesia, a fin de cuentas, vino a supeditarse al emperador. Lutero estuvo en contra de los campesinos para liberarse también de los poderes políticos y se les impuso el yugo imperial. Calvino mandó a la hoguera a los que no estaban de acuerdo con su forma de pensar (comienzan las épocas de los absolutismos).

A fin de cuentas, el intento de conseguir la unidad política y religiosa de Europa se desmoronó y se multiplicaron los caminos, las interpretaciones, las formas de vida. En ninguna parte se ha dado con el final feliz, el riesgo de perder lo conquistado es latente. ¿Se imaginan a Botticelli arrojando sus cuadros a la hoguera?

Hoy, vivimos una gran crisis de corrupción en México. El ambiente es el apropiado para que surjan los revolucionarios ofreciendo la panacea. El discurso es típico, despotrican en contra de los pecados de los que están, se presentan como los redentores, ofrecen las panaceas idealistas, acaban con lo que hay, y a la hora de construir, erigen un estado absolutista, donde cualquier voluntad que se les oponga es acallada. Enumeramos: la época del terror de Robespierre, las purgas de Stalin.

No existe el estado perfecto. La sociedad siempre se puede perfeccionar, siempre y cuando exista una condición indispensable, la libertad, que no quiere decir el libertinaje capitalista.

Vuelvo al caso histórico: Con la Reforma, se dio la Contrareforma, que también promovió el cambio de la iglesia según las enseñanzas evangélicas: San Francisco, Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola.

No todo lo hecho está mal y no todo lo que se quiere hacer es bueno. La mayoría ni siquiera conoce la historia patria, menos la universal. Las materias inútiles no son tan inútiles, a veces nos evitan caer en el abismo.

  Por: José Luis Herrera Arce

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