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Crónica Lerdense

El Conquistador del Desierto lagunero de Durango

Plano de ubicación de lugares y personas existentes en 1836 en la hacienda de San Juan de Casta, adquirida por Juan Nepomuceno Flores.

Plano de ubicación de lugares y personas existentes en 1836 en la hacienda de San Juan de Casta, adquirida por Juan Nepomuceno Flores.

JOSÉ JESÚS VARGAS GARZA

Al inicio del Siglo XIX en esta región lagunera llegaron personajes con un sentido de colonización con una nueva forma de engrandecer las actividades agrícolas. Es así que venciendo los ataques de bandoleros e indios bárbaros perpetuados precisamente en la época en que iniciaba fructificar las tierras de estas haciendas recién adquiridas, obstáculos, adversidades, y acciones del gobierno a través de errores políticos, a pesar de esos incidentes, todos ellos eran gente con ambiciones de crecer, progresar y desarrollar las actividades propias de la colonización de las tierras, con todo su entusiasmo y esmero logran con una acción única, desmontar y abrir camino para habilitar miles de hectáreas al cultivo del algodonero. En ese entonces existían en los ranchos y haciendas los servicios de aparceros y arrendadores, entre los que se encontraban los mismos administradores, siendo estos arrendatarios quienes adquirieron partes de la tierra cuando empezó a ser fraccionada.

Al diez de febrero del año de 1802 la casa de la Hacienda de San Juan de Casta propiedad de finado Juan José Zambrano se encontraba distante a catorce leguas del Real de Mapimí, el estado físico del casco respecto a la casa principal de la hacienda estaba fabricada de material de adobe con una planta arquitectónica compuesta de una sala, dos recamaras y ocho piezas; todo de adobe muy maltratado, y techado de morillo de álamo, y raja, nueve puertas de una mano, dos de dos manos, nueve ventanas, y seis chapas en las puertas; cuarenta varas de corredor con ocho arcos de adobe y techado de Morillo, y raja. Según su mal estado representaba un costo de 750.00. Además, su pequeña capilla anexa, presentaba una medida de ocho varas de largo, y cinco de ancho, techo con catorce vigas acanaladas, y labradas con sus canes. Techo de tableta, y paredes de adobe, todo maltratado. Ornamentos y objetos, como: Un colateral chico con tres Imágenes de Lienzo de pintura fina, Un Frontal Viejo, Un atril Seis Balconcitos de palo, tres palabras, dos repisas o rinconeras, una campanita en el Altar, y otra en la Torre muy chica, bonete, Un confesionario de madera, un pilarcito de madera, un platillo de Vinagreras de China, Una cucharita de cálices, Una mesa, una Banca, dos escaleras de armazón de tienda, Un caballete de madera y un Armero, todo por 417.30.

Juan Nepomuceno Flores, a quien las crónicas de su tiempo lo llamaban "El Conquistador del Desierto", nativo de Durango, fue hijo de Don Leonardo Flores, natural de Coahuila y de Doña María de la Luz Alcalde, oriunda de Durango, nace el año de 1814, el cual ya en edad casadera contrae nupcias con Doña María de la Luz Cuijar y Alcalde, natural de San Miguel del Mezquital. Flores a la edad de 22 años inició su carrera como consumado administrador de haciendas, como fue la de Sta. Catalina del Álamo la que posteriormente la arrendó. A este arrojado hombre para hacer negocios no le fue nada fácil tener acceso a las fuentes de financiamiento y a las relaciones sociales y políticas necesarias para hacer el 11 de julio de 1836 la adquisición en la Región Lagunera de la Hacienda de San Juan de Casta, convirtiéndose en el terrateniente más importante en el Estado de Durango al adquirir en este extenso territorio de tierras en más de un Millón de Hectáreas.

En esa época gran latifundio de San Juan de Casta se encontraba en remate, en vista de que su propietario Juan Zambrano había fallecido, presentándose Juan Nepomuceno Flores y Alcalde, como postor en el remate del grandísimo latifundio de la hacienda y sus anexas, propiamente el día 11 de Julio de 1836 en la Ciudad de Durango. En ese sentido se procedió al remate estando presente el Comandante Gral. José Antonio Heredia, y compareciendo Juan francisco Sañudo, nombrado por el Juez segundo de Letras de la ciudad de Durango para representar el concurso de Andrés José de Velasco y Restan, y en la condescendencia o allanamiento que han manifestado todos los acreedores del Capitán Juan José Zambrano; pasando por los trámites de rigor se concluyó el remate resultando Juan Nepomuceno Flores, quien era residente en la Hacienda de Sta. Catalina del Álamo, quien adquiere las tierras de San Juan de Casta los bienes que fueron del difunto Juan José Zambrano.

Este acto fue escriturado con fecha 20 de julio de 1836, con todas sus estancias, ranchos, muebles, semovientes y herramientas, en la cantidad de 128,070, siete Rs. compuestos: por setenta y tres mil doscientos noventa y cinco pesos gravados a favor de obras pías, y cincuenta y cuatro mil Novecientos Cincuenta y Seis Pesos cinco reales, de réditos debidos. Estando conformes los acreedores y herederos del finado Juan José Zambrano, se aprueba que, a Juan Nepomuceno Flores, se le dé cuenta del inventario que conforme a las Escrituras y Títulos primordiales aseguran sus derechos como comprador. En el texto del documento se describen la ubicación de las labores, aguajes y linderos de los terrenos y demás puntos notables de San Juan de Casta de acuerdo con el plano.

Casa de la hacienda de Casta, rancho de San Juan de Avilés, su labor aumentada hasta la puerta. Ranchos: Toledo, Monterrey, Raymundo, Jaral, Saucito; ubicación de la Puerta y los Vestigios del Rancho que fue del finado Vallejo, Noria Torreña, Boca de Calabazas; Linderos del Río Nazas entre el Paso de Figueroa y Boca de Calabazas. Picacho de Acatita de Indios y esquina oriente norte de los Terrenos. Bajío y Charcos de Jacales y esquina norte poniente de las Tierras. Divisadero de España. Cordón de la Sierra de España. Boca del Cañón de Picardías y desemboque de dicho Cañón, esquina Oriente Sur donde voltea el acordonamiento. Aguaje de Acatita de Indios. Picacho de la Muerte. Puerto de Cerro Blanco. Rumbo al Norte a concluir donde comienza. Aguaje de Sarnoso. Puerto de los Soldados. Barbechos de Corral Falso. y Puerta del Corral Falso.

Los arrendatarios de labores que hubo en ese tiempo: en Toledo, fueron Flor Contreras y los Martínez. En la Puerta Juan José Galindo y Francisco N. En Monterrey, Marcelo Martínez. En Saucito Fulgencio Ibarra, y en la Torreña el Sr. Godoy y Vellan. La Hacienda de San Juan de Casta fue entregada por su Administrador Benito Noguera nombrado por en vida del finado Juan José Zambrano.

Es así que el legendario Juan Nepomuceno Flores a partir de 1836, es el nuevo precursor y promotor del desenvolvimiento de las tierras agrícolas de la Región Lagunera del estado de Durango; desde el inicio de sus actividades de este intrépido personaje en esta región se le notó su extraordinaria capacidad personal, demostrada en la adquisición de las tierras citadas, al negociar en principio la liquidación en sesenta mil pesos y trece mil más a los beneficiarios de los primeros terratenientes, pagando por la hacienda de San Juan de Casta, Ciento Veinte y Ocho mil setenta pesos siete reales, demostrando con esto la legitimación de la propiedad, en favor del que sería llamado por las crónicas de su tiempo el "Conquistador del Desierto". Que, con un gran espíritu emprendedor, y oportunidades, factores que le permitieron ser uno de los personajes claves en el desarrollo de las tierras de la Comarca Lagunera de Durango.

Así fue como empezó su obra creadora, levantando en 1837 las primera construcción arquitectónica y artística de la época, como fue el casco de la hacienda, en el rancho de San Juan de Avilés, o la Floreña, nombre este último por ser de la familia Flores, (Hoy Cd. Juárez, Dgo.), El edificio medía 112 metros de largo por 67.50 de ancho, de esta residencia de campo, dirige sus múltiples negocios ganaderos, agrícolas, textiles y mineros, también recibe la hacienda los beneficios de obras irrigación y cultivos de algodón, sembrando en menor escala cultivos de maíz y trigo.

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