Cuando vemos los árboles perdemos de vista el bosque; en un proceso político como el que estamos viviendo y padeciendo, la oferta de sueños, de cuentos, de maravillosas y simples soluciones a problemas complejos, están a la orden del día; es notoria la ausencia de propuestas claras a problemas específicos; si de seguridad se trata, con más toletes y policías el problema se resuelve; si de mejorar la educación, las evasivas y generalidades son la respuesta, no aparece la invitación a discutir el rumbo que esta importante tarea de todos debe tener con miras a las futuras generaciones, que tendrán que competir en el escenario de la globalidad; tratándose del campo, basta con decir que vamos a ser autosuficientes en la producción de alimentos, aquí el dicho mata la realidad; si de combatir la corrupción y la impunidad, es suficiente que nos digan su interés por hacerlo, que importa que no digan cómo, total lo relevante es decir lo que tiene rentabilidad política.
Un verdadero entretenimiento que no debe tomar toda nuestra atención, el bosque es más importante que los árboles. El bosque sigue siendo el objeto de nuestra atención, y ello implica no descuidar esta visión; sin embargo, debemos orientar nuestra atención a asuntos más específicos que pudiéramos calificar como muy importantes y que están directamente vinculados con nuestros intereses como sociedad, y que por cuestiones de espacio trataremos en estas colaboraciones.
Primero, lo que está sucediendo con las reglas que establecen los mecanismos y formas de actuación de quienes representan nuestros intereses a través de los congresos, el nacional y los locales; me explico: de acuerdo a lo esencial de la identidad social y política que tenemos reglamentadas como nación, somos una República que tiene un sistema de gobierno democrático, representativo y federal, y donde la democracia por los hechos se ha limitado a la acción de un día, el de la elección; machaconamente el Instituto Nacional Electoral eso nos viene diciendo desde su creación; democrática la república, no lo es; ¿representativa?, es obvio que también la representación es producto acabado de dicha acción, la de votar, lo que debe poner en tela de juicio las reglas a las que se sujeta la actuación de nuestros representantes en su calidad de diputados locales y federales, senadores, y aunque por norma los miembros del Cabildo no lo son, deberían serlo; ¿federal?, el presidencialismo en hilachos que todavía sobrevive, mantiene como característica principal el autoritarismo, mismo que lo vemos reflejado en gobernadores y alcaldes; este autoritarismo ha dejado sus huellas en el uso discrecional y selectivo de la actuación de la PGR, como en los casos de los Duarte, los Moreira, Chihuahua y lo que se presente, todo ello lesiona al sistema donde los contrapesos no existen, y como resultado de ello, la descomposición de ese sistema.
Segundo, los productos que genera la democracia, es decir, lo que constituye la presentación de candidatos a cargos de elección que en estas fechas nos ofrece cualquier variedad de perfiles: vividores de la política que incursionan en candidaturas plurinominales que no tienen obligación de competir, como es el caso de Rubén Moreira y Señora, que ayudaron para que Coahuila sea un desastre, corruptos irredentos como Napoleón Gómez Urrutia, hasta aquellos que tienen la nominación para competir, pero como resultado de sus méritos partidistas, como Verónica Martínez, quien participa en tres decisiones fundamentales en la actual realidad de Coahuila: aprobación de la contratación de créditos durante el gobierno de Humberto Moreira, la legalización de los créditos contratados de manera ilegal con documentos falsos, y en la legislatura anterior, la de Rubén Moreira, la legalización del desaseo promovido por éste para la integración del Sistema Estatal Anticorrupción, en fin de fichas hablamos, producidas por un sistema de partidos en plena descomposición.
Tercero, las reglas establecidas para que esos representantes atiendan las obligaciones del encargo conseguido, son a la vez, producto y causa del deterioro en que se encuentra la nación toda, incluidos todos nosotros, la sociedad; me explico: las reglas para la práctica legislativa fueron sustituidas por los intereses de grupos, llamados fracciones parlamentarias, que hicieron de esos intereses, la regla, y que para mantenerlos, se diseñó todo el soporte normativo que nos lleva a la situación en la que se aprueban leyes, o se decretan decisiones que establecen como legal lo que para nosotros es injusto, situación que elimina el reclamo con el argumento del apego a derecho, tal es el caso de la legalización de deuda ilegal, de la aprobación de la Ley de Comunicación Social que mantiene abierta la llave para que los titulares del poder ejecutivo dispongan de manera discrecional de una enorme cantidad de nuestros impuestos transformados en presupuesto.
Se preguntará, amable lector, ¿por qué toda esta explicación?, respondo que, una parte importante del bosque que no alcanzamos a observar, está en esa representación que no nos representa y que afecta de manera definitiva a la ya deteriorada democracia y mantienen una república simulada.
Estimado lector, en PC 29 estamos interesados en promover la participación efectiva para tener una representación efectiva; acércate, participa para conseguir que nuestros intereses sean efectivamente representados; demos este importante paso para exigir y hacer valer nuestros derechos. Las decisiones y formas de actuación en los órganos colegiados llamados congreso, diluyen nuestros intereses en una maraña de procesos, formas y abusos; la democracia representativa también se ha agotado. La alternativa a la mano es la participación ciudadana.
EN EL CAJÓN
Qué importa el desencanto; qué importa lo que nos costó su aventura; qué importa la confusión que va a generar su nombre en la boleta; qué importa la irresponsabilidad, total renuncia a la candidatura y se retira de la competencia; ah qué Margarita.
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