RECORDANDO A ESCRITORES DE COAHUILA Y ZACATECAS. NO. 20
Don Joaquín Sánchez Matamoros, astrónomo, matemático, escritor y periodista y que fuera muchos años Director de la página cultural de El Siglo de Torreón, publicó un artículo titulado: "TRIUNFOS CONMOVEDORES", en el número 2 de la revista "Nuevo Cauce" de fecha octubre, noviembre y diciembre de 1965, que en parte dice:
"CORONA, LLEGAR AL OCASO de la existencia con la convicción del deber cumplido, con la satisfacción de haberle arrancado a la naturaleza alguno de sus secretos, con el orgullo de no haber vegetado inútilmente, ha sido un consuelo supremo para los grandes hombres que ha dado la humanidad".
"Morir teniendo la vista en la Tierra Prometida, más que un martirio, es una consagración".
"Antonio Lorenzo Lavoisier, el eminente químico francés, llegó a las manos del verdugo cuando ya había sentado las bases de la química moderna y enriquecido la ciencia con aportaciones geniales".
El Terror que ensombrecía a Francia se ensañó en el sabio y lo condenó a muerte, instigado, sobre todo, por el odio salvaje de Juan Pablo Marat. De nada valieron las valientes voces de Halle y Loisel, que se alzaron en su defensa. El Presidente del Tribunal Revolucionario, el terrible Coffinhals, ratificó la sentencia con su frase famosa:
"La República no necesita de sabios, dejad que la justicia siga su curso".
"La víspera de la ejecución, antes de que la carreta del lugubre calabozo un grupo de miembros de Liceo llevando una hermosa corona de laurel. Y, en una escena conmovedora, la colocaron sobre las sienes de Lavoisier, quien los abrazó conmovido. - Ahora - les dijo - ya no me aterra la muerte. ¡Este es mi mayor triunfo y mi mejor gloria!
"Horas después la guillotina, que un año antes se había atrevido a cortar la cabeza coronada de Luis XVI, el Monarca absoluto, caía para cercenar la testa mas brillante de la ciencia...".
"RETRATO, cuando José María Jacquard inventó el telar automático de dibujos que abarataba excesivamente las telas y hacía en una hora el trabajo de muchos días, las envidias, la ignorancia, la demagogia y los celos, se enseñaron contra su obra. Todo mundo hizo cuanto pudo para perjudicar su genial invención".
"El odio contra el inventor llegó hasta el punto de que los trabajadores se apoderaron de varias de sus máquinas y en la plaza pública, les pegaron fuego ante la gritería majadera de la chusma. Al mismo Jaqcuard lo vejaron espantosamente y estuvieron a punto de arrojarlo al río".
"Pero la nobleza del artefacto se impuso a la postre. Poco a poco se fueron serenando los ánimos y se advirtieron las estupendas ventajas de aquella máquina. Los tejedores de la ciudad de Lion se pusieron de acuerdo en conceder a Jacquard una renta anual en pago de su invento, y luego, en su mejor máquina, procedieron a tejer con vistosos colores y ejecutada por los mas diversos operarios una obra de arte que fue enviada al Museo como un recuerdo "para la eternidad".
"Cuando Jacquard, invitado para ello, fue al Museo a contemplar la obra monumental, no pudo contener las lágrimas. ¡Qué cuadro tan artísticamente diseñado y primorosamente tejido, era nada menos que el retrato del genial inventor que sus antiguos enemigos destinaban a la eternidad!
HIJITA: En 1932, después de cinco años de pacientes y agotadores ensayos realizados con centenares de colorantes textiles, el médico alemán Gerardo Domagk descubrió que una sustancia química, la Sulfanilamida, tenía efectos mortíferos sobre los estreptococos hemolíticos, esas cadenillas de redondos cuerpecillos que provocan la faringitis estreptozócica, la fiebre perperal, la erisipela y otras muchas y graves infecciones".
"El 24 de diciembre de ese año se convenció el sabio de que la droga era eficaz para curar la peritonitis estreptocócica en los ratones experimentales y de que era, además, inocua para los roedores...".
Por: José León Robles de la Torre
