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Antinatalismo

Diálogo

YAMIL DARWICH

De nuevo aparece otra amenaza para el ser humano: el antinatalismo, postura que sostiene ser filosófica y humanista, que basa su propuesta en la necesidad de contener la reproducción de los humanos sobre el planeta, para permitir mejores condiciones de vida en un mundo con un número razonable de habitantes, lo que la transforma en una visión política global.

La idea es tomada de la reflexión filosófica de Arthur Schopenhauer - 1788-1860 -, quien declaraba la necesidad de evitar la sobrepoblación del mundo porque solamente incrementa la infelicidad.

La propuesta empieza a propagarse en Europa y algunas organizaciones, como Poputation Matters, que presentan argumentos intentando validar su postura; otros radicalizados, como el Movimiento por la Extinción Humana, llegan a declarar la convenencia de nuestra desaparición terrena por el bien de la ecología.

De hecho, ha aparecido un texto que defiende el antinatalismo: "Population Bomb", donde sus autores tratan de demostrar la necesidad de evitar traer más niños al mundo.

Otros más, como Childfree, también insisten en alcanzar mejores niveles de calidad de vida al no tener hijos que cuidar, mantener y educar, presentando muchas argumentaciones en textos como: ¡Huelga de vientres! Medios prácticos para evitar las familias numerosas, de Luis Buffi; o No Kid. 40 buenas razones para no tener hijos, de Corinne Maier.

Particular representante de tal postura es: "Children? Not if you love the planet". ¿No le parece una locura?

La respuesta a la propuesta antinatura es simple: aprender a ser solidarios y subsidiarios, aprovechando y compartiendo los recursos que son de todos.

Recordemos que lo antinatural no suple las acciones humanas racionales.

Desde luego que hay argumentos que avalan el deterioro del planeta por el desarrollo y reproducción de la raza humana y es evidente el daño que le hemos ocasionado por las posturas abusivas en la explotación de recursos naturales; de facto, el clima está cambiando y aunque sea un proceso cíclico y repetido - realidad estadística - es evidente que contribuimos con la contaminación que generamos.

Si observamos a la Tierra desde el espacio, encontraremos que hasta nuestro nombre no es lo más acertado; siendo del color azul predominante, ¿no sería más lógico "agua"? Recuerde que sólo el 5% es utilizable.

Si escucháramos los ruidos que producimos con nuestros aparatos tecnológicos, ensordeceríamos y nos apenaríamos al compararnos con el armonioso, producido por otros planetas. Usted puede escucharlos en La Internet.

Es claro que hemos dañado nuestra superficie terrestre y afectado a los más desprotegidos; el 20% de humanos disfrutan del 80% de los bienes terrenales. ¿Justo?

Hemos horadado la tierra buscando minerales, hasta sacar a la superficie la no cultivable y destruir la fértil y ¿adivine quienes lo están padeciendo?: los pobres.

Hemos degradado al 40% de las tierras cultivables y 13 millones de hectáreas de bosque desaparecen anualmente

Mil millones de personas padecen hambre y 5000 mueren diariamente por utilizar agua insalubre; además, unos mil millones no tienen acceso a la potable.

Tristemente, los gastos militares son 12 veces mayores al presupuesto mundial que se aplica al desarrollo humano.

En contraparte, uno de cada cuatro niños del tercer mundo no van a la escuela, sabiendo que la educación es el medio para combatir la pobreza y desigualdad. ¿Y la solidaridad humana?

La fauna tampoco se ha salvado de nuestra actividad depredadora:

Uno de cada 4 mamíferos, una de cada ocho aves y uno de cada tres anfibios se han extinguido, peligran o están en vías de desaparecer a un ritmo mil veces superior al natural.

Las tres cuartas partes de los recursos pesqueros están agotados o al borde de extinguirse; llegamos a límites de destrucción de la flora y fauna marina.

Los polos de la tierra han perdido ya el 40% de sus hielos, causando alza de temperatura y niveles de los mares. Recuerde que muchas de las grandes capitales mundiales están en costas y serán inundadas.

La contaminación ambiental altera el clima terráqueo y en los últimos 15 años hemos padecido las temperaturas más altas de la historia. En La Laguna ya nos advirtieron que en éste año romperemos el record de calor registrado y estaremos por encima de los 44.4ºC.

Calculan que para el 2050 existirán 200 millones de refugiados climáticos.

Debo reconocer que algunos países ya han puesto atención al grave problema, buscando crear energía no contaminante -Viesca en México- reforestando sus llanuras y montañas o aplicado grandes sumas de su presupuesto a la educación, pero no es suficiente.

Ahorrar energía, evitar contaminar, recolectar basura, no desperdiciar el agua y, muy importantemente, tener participación ciudadana para obligar a las autoridades a ser eficientes y eficaces, más allá de sus demagógicas declaraciones, son acciones simples, sencillas y efectivas, antes de pensar en el antinatalismo; bien valdría aplicar mayores esfuerzos en contra de la destrucción humana. ¿Concuerda?

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