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Ordenamiento Ecológico Municipal y Conservación de la Naturaleza

A la ciudadanía

MANUEL VALENCIA CASTRO

El Ordenamiento Ecológico, de acuerdo con la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, es un instrumento de política ambiental cuyo objetivo es regular o inducir el uso de suelo y las actividades productivas, con el fin de lograr la protección del medio ambiente, la preservación y el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, a partir del análisis de las tendencias de deterioro y las potencialidades de aprovechamiento de los mismos (LGEEPA; Articulo 3, Fracc. XXIII).

Los municipios de Lerdo, Gómez Palacio y Torreón, así como los estados a que pertenecen: Durango y Coahuila, cuentan con un Programa de Ordenamiento Ecológico Territorial (POET). El objetivo es favorecer el desarrollo sustentable en el municipio, mediante la definición de unidades de gestión ambiental (UGA), acorde a consensos con diferentes actores provenientes de la industria, servicios, agricultura y ganadería, la academia, entre otros. De acuerdo con la LGEEPA, incluso el Plan Nacional de Desarrollo se estructura para cumplir con objetivos basados en el desarrollo sustentable.

Los POET de las ciudades mencionadas, presentan los escenarios que pueden ocurrir en el territorio municipal de seguir las tendencias actuales de deterioro y por otro lado lo que es posible hacer con el Modelo de Ordenamiento Ecológico propuesto.

Se muestra un panorama de la situación ambiental y social del municipio y se elabora una propuesta para mejorarla. En ambos temas, se consideró la opinión de los habitantes que son los que deberán participar con el aprovechamiento sustentable de sus recursos naturales.

Todo el territorio municipal es mapeado en unidades de gestión ambiental, quedando indicado el uso más adecuado de las diferentes partes del territorio. Así, se delimitan polígonos en los que se establece hacia donde es mejor dirigir el crecimiento de la mancha urbana, las áreas en las que la industria puede consolidarse, la superficie con los mejores suelos para realizar una agricultura y ganadería responsable, las áreas disturbadas y muy modificadas que requieren ser restauradas y la porción territorial que por su biodiversidad y amenidad del paisaje, se destinan a la conservación y protección.

A cada una de estas áreas se le ponderó con una superficie congruente a su importancia económica, de desarrollo y de conservación de la naturaleza. Si se toma como ejemplo a Gómez Palacio, la superficie de aprovechamiento sea agrícola, industrial o de asentamientos humanos suma un 72.4% y la de conservación y protección de los ecosistemas naturales un 24.4%. Un porcentaje similar ocurre en los otros municipios.

Las áreas de conservación y protección corresponden en los tres municipios a las áreas naturales protegidas que fueron declaradas con anterioridad o que están pendientes de serlo. En Torreón se cubre esta área con la Reserva Ecológica Municipal Sierra y Cañón de Jimulco, declarada el 27 de junio de 2003, en Lerdo, el Parque Estatal Cañón de Fernández declarado el 25 de abril de 2004, cumple con ese propósito, y en Gómez Palacio una porción importante de La Sierra del Sarnoso y Valle Hermoso cuentan ya con el Estudio Técnico Justificativo para declararse área natural protegida; en este municipio se incluya una UGA más de conservación y protección consistente en un ecosistema de dunas al norte del mismo.

La conservación de ecosistemas, de su integridad y de su biodiversidad, se ha convertido en un tema de importancia mundial. Más allá de la contemplación a la que frecuentemente se le asocia, la conservación es hoy una urgente actividad humana que pretende sin exagerar, conservar los ecosistemas naturales que aun permanecen en el planeta. Es ampliamente conocido y aceptado, como se ha demostrado en las Reuniones Mundiales sobre Medio Ambiente, los impactos negativos del modelo industrial sobre los recursos naturales del planeta.

Poco a poco se construye un concepto moderno de conservación, que se fundamenta en los tres componentes explícitos de la Estrategia Mundial de Conservación: protección, uso sustentable de la biodiversidad y compartir los beneficios de su uso. Es válido permitir la utilización económica de los recursos mientras se mantenga la estructura ecosistémica, la composición de especies, el hábitat para fauna silvestre, la biodiversidad, los valores escénicos y recreativos y la protección de las cuencas hidrológicas.

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