Promete Doña Rocío Rebollo que…
… si llega a ser senadora, se suprimirá el fuero que protege a los gobernantes corruptos. ¿Sabrá Doña Rocío la naturaleza constitucional del fuero? ¿o es aprovechar la irritación de los mexicanos por las raterías y la impunidad con que se conducen nuestros gobernantes de Peña Nieto para abajo?
Prometer eso es endulzar los oídos de la gente para obtener votos. La impunidad de los gobernantes no está en el fuero.
¿De qué sirve quitarle el fuero a un diputado, a un gobernador, a un presidente municipal o a un regidor?, si los ministerios públicos están coludidos con ellos y raras veces integran carpeta de investigación en su contra para meterlos a la cárcel. ¿Sabe usted, estimado lector, lo que nuestros agentes del Ministerio Público hacen cuando se coluden con el defensor para que el delincuente salga libre? No aportan suficientes pruebas al juez; deliberadamente cometen “errores” en la investigación; calman a los ofendidos diciéndoles que el detenido ya está en la cárcel y a los pocas semanas ¡oh sorpresa! El que robó, ya está libre con un amparo.
No, Doña Rocío, el problema no es el fuero; el problema es que en nuestro país no hay Estado de Derecho, porque nuestras leyes no se cumplen. El fuero no se pensó para proteger a los legisladores; se pensó para proteger al Congreso de una intromisión indebida del Ejecutivo cuando se venía un asunto importante con votación apretada. En esos casos, el gobierno inventaba delitos para meter en la cárcel a los legisladores y con ello impedía su voto. Los señores legisladores, cuando supriman el fuero, debilitarán al Congreso. Eso y escupir para el cielo, es lo mismo.
En otro tema: ¡Estupendos los tangos en los que participaron bailarines argentinos en el Lerdantino! Como soy necio, me pongo a pensar en el costo de hoteles, alimentos y honorarios de 30 artistas que dieron tan magnífico espectáculo. Después del gasto y la alegría, viene la cruda.
Mtro. Juan de Dios Castro Lozano
Lerdo, Dgo.
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Volvamos a brillar
Tengo la impresión de que los laguneros ya nos acomodamos a nuestra posición de hacer como que no pasa nada. Parece que muchos creen que nos “amarraron” para que no creciéramos, pero en realidad nosotros somos los que nos hemos mantenido amarrados.
Creo que cada vez el famoso espíritu lagunero se esfumó y eso es muy triste porque parece que no tendremos oportunidad de crecer. Ya no generamos riqueza, sólo la ‘maquilamos’ para otros y eso duele.
Yo espero que las nuevas generaciones no tengan una visión romántica de La Laguna, sino más bien efectiva. Necesitamos crecer para poder tener una región más rica en recursos y en oportunidades.
Que el ser lagunero tenga un significado nuevo, que nunca nos caigamos en la lucha, que los retos lo cumplamos y que crezcamos como personas y comunidad.
Sergio Treviño
Torreón, Coah.
