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Sólo un cambio de apellido en el poder

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Un momento histórico vivió Cuba el pasado jueves 19 de abril. Por primera vez desde el 1 de enero de 1959, el gobernante de la isla caribeña no tiene el apellido Castro. Sin embargo, el nuevo presidente Miguel Díaz-Canel promete que habrá continuidad al proyecto de la revolución cubana, así que el relevo en el poder no representa cambios reales ni a corto plazo en el país.

Durante 32 años, el comandante Fidel Castro ejerció el poder. Debido a problemas de salud, el 31 de julio de 2006, su hermano Raúl asumió la presidencia, pero fue hasta el 24 de febrero de 2008 que lo hizo de manera definitiva.

La avanzada edad de Raúl Castro y en cumplimiento al mandato del Partido Comunista de Cuba (PCC) que señala que la presidencia de los consejos se ejercerá por un máximo de dos períodos de cinco años cada uno, el general cedió el poder, al menos de manera simbólica.

Miguel Díaz-Canel, quien fue el único candidato en aspirar al cargo, fue nombrado presidente de los Consejos de Estado y de Ministros por la Asamblea Nacional de Cuba, tras resultar elegido con el 99.83% de apoyo, equivalente a los votos de 603 diputados de los 604 presentes.

Raúl Castro queda a cargo de la secretaría general del único y legal partido político que existe en el país, el PCC. Desde este puesto, que ocupará hasta el 2021, podrá mantener control sobre su sucesor.

En su primer discurso como presidente, Díaz-Canel, de 58 años, subrayó su apuesta por la continuidad, la exaltación del legado de la generación histórica y halagos a su antecesor. Además dejó en claro que “no habrá espacio para los que aspiran a una restauración capitalista”. Estas afirmaciones echan por tierra la posibilidad de que se realice una transformación radical en la vida de los cubanos, que en aspectos económicos, políticos y sociales se mantiene intacta desde la década de los 60.

En el escenario internacional, los gobiernos de Venezuela y Bolivia respaldaron de manera inmediata al nuevo mandatario y resaltaron que con su elección se profundiza el “legado revolucionario”.  Mientras que el presidente ruso Vladímir Putin ofreció ayuda para la modernización socioeconómica del país.

En el caso de México, el presidente Enrique Peña Nieto felicitó a Díaz-Canel y reiteró la disposición del país de profundizar el diálogo político y los intercambios comerciales y de inversión. Sin embargo, la relación entre ambas naciones se mantendrá en el congelador hasta que pasen las elecciones presidenciales

Con Estados Unidos, el viejo enemigo de la Guerra Fría, los expertos prevén una compleja relación. Donald Trump ha restringido el comercio y los viajes a la isla por lo que se perdió el acercamiento iniciado por el exmandatario Barack Obama.

Tras el nombramiento de Díaz-Canel, Estados Unidos hizo un llamado para que su gobierno mejore la vida del pueblo cubano, termine con la represión, respete los Derechos Humanos y haya un avance en el ejercicio de la libertad política y económica. Hay una urgencia para que el nuevo gobierno logre una verdadera transformación, pero el panorama se ve complicado y sin voluntad para que ocurra. Las estructuras del poder en la isla se mantienen fuertes e inalterables.

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