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BAÑO FORESTAL

AGUSTÍN CABRAL MARTELL

En Japón existe un evento llamado "baño forestal" (Shinrin-yoku). Consiste en tomar largos paseos por el bosque y está considerado como un método similar a la aromaterapia.

Un baño forestal implica la visita a un bosque para relajarse y recrearse del ambiente de la naturaleza. Estos baños forestales fueron propuestos por primera vez en 1982. Ahora se han convertido en un reconocido método de relajación y actividad de gestión del estrés.

Los olores del bosque, los sonidos y la luz tienen un efecto curativo que se ha medido científicamente. Los aceites esenciales de la madera, conocidos con el nombre de Phytoncides, se emiten por las plantas y mejoran el sistema inmunológico humano. Las células específicas del sistema inmune, las llamadas células asesinas naturales, aumentan en número en respuesta a los Phytoncides. Las células asesinas naturales combaten las enfermedades, incluido el cáncer. Los Phytoncides son conservantes y fungicidas naturales, clasificados como compuestos orgánicos volátiles antimicrobianos, y también se pueden utilizar como aceites esenciales en la aromaterapia.

Las empresas japonesas están empezando a recurrir a esta terapia forestal en los programas preventivos de salud de sus empleados.

Yuko Tsunetsugu, del Instituto de Investigaciones Forestales de Matsunosato, escribió elocuentemente sobre el impacto de los bosques en los cinco sentidos:

1.- Ver a las personas dando un paseo por un hermoso bosque disminuye la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Esta visualización también disminuye la actividad prefrontal en el cerebro, que se relaciona con los sentimientos subjetivos de tranquilidad y alegría. El efecto sobre la presión arterial y la disminución del ritmo cardíaco también se constata cuando las personas están en habitaciones con un 45% de contenido de madera.

2.- Los olores se asocian con el instinto y las emociones. Los Phytoncides de un bosque, inhalados a través de la nariz, tienen efectos fisiológicos. Disminuye la presión arterial, disminuye la actividad prefrontal, la ansiedad y la depresión disminuyen, la mente funciona de manera más eficiente y la respiración se hace más lenta.

3.- Tocar paneles de madera sin tratar o ligeramente pintados no aumenta la presión arterial, pero cuando los revestimientos de madera están pintados densamente, la presión arterial se mantiene elevada.

4.- El sonido de una corriente de agua entre las rocas es relajante, por tanto disminuye la presión arterial y disminuye la actividad cerebral.

La literatura sobre Shinrin-yoku menciona otros beneficios, tales como: la reducción del estrés, reducir el azúcar en la sangre, mejor concentración y la disminución del dolor.

Se sabe que el remedio de todos los males proviene de la naturaleza. La medicina y la herbolaria se nutren de ella; el bosque mismo puede ser terapéutico. En Japón hay una práctica en este sentido que está ganando adeptos en todo el mundo.

El poder restaurador del contacto con la naturaleza ha sido experimentado e intuido por siglos. El término "shinrin yoku" significa literalmente "absorber la atmósfera del bosque" y está inspirado en ancestrales prácticas budistas y en el sintoísmo, una religión nativa de Japón que venera los espíritus de la naturaleza.

"Se trata de tomarse el tiempo para notar lo que vemos, respirar profundamente, sentir el contacto con el aire, las texturas de las hojas, escuchar el viento entre los árboles, oír los pájaros", explica Amos Clifford, fundador de la Asociación de Terapias de la Naturaleza y el Bosque, con sede en California, que promueve esta práctica en Estados Unidos.

En una caminata de baño forestal el guía invita a las personas a notar una flor o el aroma de un cedro. También a detenerse para tomar un té o recostarse en un tronco, cerrar los ojos y respirar profundo escuchando al bosque, o tocar la textura de la tierra y de los árboles.

"Hemos pasado el 99.9% de nuestra evolución en ambientes naturales", señaló el antropólogo Yoshifumi Miyazaki. "Nuestras funciones fisiológicas aún están adaptadas a esos entornos, por eso la comida sabe mejor en el campo. Y en el día a día se puede alcanzar una sensación de bienestar si se sincronizan nuestros ritmos con los del medio ambiente; ", señala.

El entusiasmo por los baños forestales sigue creciendo. Si no es posible ir a un bosque, se puede visitar un parque en una ciudad, y hacerlo con todos los sentidos, lo cual también es beneficioso.

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