Siglo Nuevo

Cuento de dos aeropuertos

Opinión - Jaque mate

Cuento de dos aeropuertos

Cuento de dos aeropuertos

SERGIO SARMIENTO

México tenía una gran oportunidad, pero con la saturación de su terminal capitalina era imposible asumir el papel de centro de conexión.

Un aeropuerto puede ser un elemento clave en la infraestructura de un país. Ejemplo de ello es el de Tocumen, en Panamá. Se ha convertido en la plataforma de un desarrollo sorprendente en un país pequeño.

La nación panameña tiene una población de apenas 4 millones de habitantes, muy escasa en comparación con los 127.5 millones de México (2016). Muy pocos panameños toman vuelos para viajar a ciudades de su propio país porque su extensión permite el traslado por tierra en casi todos los casos.

Aun así, en 2017 el aeropuerto internacional de Tocumen manejó 15.6 millones de pasajeros, casi cuatro veces el total poblacional en su territorio. El de la capital mexicana, en cambio, tuvo 44 millones de pasajeros, cifra importante sin duda, pero que palidece en términos relativos con la de Tocumen.

Una terminal aérea no es sólo una pieza crucial de infraestructura, también es un buen negocio. Estas centrales aeronáuticas obtienen recursos a través de un derecho de uso que hace que aporten al erario en lugar de tomar de él. El actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, a pesar de sus limitaciones, ha sido rentable, está financiando el nuevo aeropuerto y genera 35 mil puestos directos de trabajo y unos 15 mil indirectos.

Panamá es un país comprometido con la conectividad. Su economía se fundamenta en el canal, en los servicios financieros que requieren de un sólido sistema de comunicación digital y en su aeropuerto. Su economía ha tenido un crecimiento promedio de 7.5 por ciento anual entre 2010 y 2017 contra sólo poco más de 2 por ciento en el caso de México.

El gobierno panameño se da cuenta de que los retos de la economía nunca terminan. Por eso está llevando a cabo una expansión de su espacio para el tráfico de aviones con la construcción de la nueva terminal sur, la cual le permitirá ampliar en 9 millones el número de pasajeros.

La historia de éxito de Tocumen es producto de la desidia mexicana. Durante décadas los aeropuertos de Estados Unidos fueron el hub, el centro de conexión, para vuelos de América Latina. Con frecuencia, para viajar de un punto a otro de Latinoamérica, era más conveniente hacer conexión en Miami o Atlanta que en cualquier lugar al sur del río Bravo. Las conexiones en la Unión Americana, sin embargo, se han vuelto cada vez más complicadas por las crecientes restricciones migratorias estadounidenses.

México tenía una gran oportunidad, pero con la saturación de su terminal capitalina era imposible asumir el papel de centro de conexión.

Por un momento pareció que la tontería había terminado. La construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México comenzó hace dos años, pero el sueño está a punto de terminar. Andrés Manuel López Obrador, quien goza de una ventaja considerable en la elección presidencial de este año, ha prometido cancelar el proyecto, sin importar el costo. Dice que reemplazará la nueva instalación con dos aeropuertos, uno nacional y otro internacional, lo cual impedirá que sirvan como un eficaz centro de conexión.

La decisión de López Obrador es ideológica. Expertos internacionales, como la empresa Mitre de Estados Unidos, señalan que el proyecto actual es el mejor posible. El nuevo aeropuerto está diseñado para manejar 70 millones de pasajeros en una primera etapa que estaría lista en 2020. Sería un centro ideal de conexión internacional y generaría decenas de miles de nuevos empleos pero, por razones políticas, está en riesgo de ser cancelado.

Twitter: @SergioSarmiento

Leer más de Siglo Nuevo / Siglo plus

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Siglo Nuevo

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Cuento de dos aeropuertos

Clasificados

ID: 1453178

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx