Columnas Social

Piénsale piénsale

EL DIABLO NO NECESITA POSEERNOS. NOS ENVENENA CON EL ODIO, TRISTEZA, ENVIDIA Y VICIOS

Llegó el diablo y metió su cola. El origen de la palabra "diablo" refiere a algo lanzado para separar y dividir creando odios, cólera o envidia. Más antigua que el cristianismo (siglo V a. C), esta palabra fue adoptada para designar al "Malo" cuya misión es separar, desunir. Significa literalmente: "el que separa", "el que divide" de la raíz griega "d??ß???? (diabolos)" = "a través de, entre" (de él derivan palabras como diagrama, diagnosis, diagonal, etc.).

El Papa Francisco en su reciente documento "Gaudete et exultate" nos pone en guardia sobre este poder: "no pensemos que es un mito, una representación, un símbolo, una figura o una idea. Él no necesita poseernos. Nos envenena con el odio, con la tristeza, con la envidia, con los vicios. Y así, mientras nosotros bajamos la guardia, él aprovecha para destruir nuestra vida, nuestras familias y nuestras comunidades, porque «como león rugiente, ronda buscando a quién devorar» (1 P 5,8). N. 161.

A nivel global el MALO untiliza el sistema socio-económico neoliberal que enfrenta a todos en una encarnizada lucha que no hace sino dividirnos bajo el pretexto de a ver quién es el mejor, pero a costa de aplastar al otro, quien deja de ser el elemento esencial para hacerme a mí mismo como ser social, y se convierte en el enemigo, destruyendo en el hermano la esencia de sí mismo.

Esta mentalidad tan difundida que está llevando a la humanidad a un genocido-ecosidio, está afectando de manera particular la filigrana mexicana que nos integra bella y delicadamente escindiéndola en sus uniones más profundas. La armonía construida por la integración hombre-hombre, hombre-entorno, hombre-Dios, con intercalados diálogos transversales, ha cedidio su lugar a incidias diabólicas que se manifiestan de muchas maneras.

¡El diablo no descansa! La ideología marxista que propugna la lucha de clases como método de desarrollo, se ha reinventado proclamando nuevos "enemigos", nuevas minoriar a defender y nuevos "derechos" por los que hay que combatir contra todo y contra todos.

Estas tendencias están influyendo sobre todo en el proceso electoral que ha puesto a toda la nación en un combate que tiene muy poco de democrático, y que no sólo ha dividido sino ha enemistado a todos con profundas discusiones que tienen poco de razonadas, para convertirse en insultos, odios, violencia, venganza, resentimiento, quitándole su lugar a la razón y a la búsqueda sincera de la verdad.

La polícroma realidad que llamamos "Región Lagunera" había logrado ser un mosaico armónico. El sentido de pertenencia amalgamó a las ciudades que la conforman contribuyendo cada una con sus riquezas al bien de las otras. Su mismo origen policultural se convirtió en un valor precioso que integró gente de todas partes del país y allende las fronteras nacionales.

Pero ahora, destruir es el objetivo de disputas entre autoridades estatales y municipales; intereses mezquinos particulares o de grupos hacen fallidos e inoperantes proyectos metropolitanos y no hay acuerdos en problemas comunes como transporte, agua, comunicación, reglamentos de tránsito, impuestos o seguridad. La poca participación social de la población en general y el poco interés por la política auténtica, no produce suficientes ONGs ni grupos de acción social; han surgido también profundas divisiones entre partidos y dentro de ellos, que lo útlimo que buscan es el bien común. Todos tratan de salvar su pellejo olvidando la colaboración, la comunicación, la integración y la comunión.

El Diablo sabe de la importancia de la fe para superar su influencia, y como más sabe el Diablo por viejo que por Diablo, ha logrado separar a los creyentes, recalcando diferencias y olvidando las coincidencias. La misma diversidad de nuestro origen como Región Lagunera, da cabida a diversas confesiones que el diablo se ha encargado de enfrentar. ¡El diablo anda suelto!

El único "exorcista" que puede derrotar este poder diabólico es Dios. Sólo desde la fe en ese poder único y unificador, se podrá romper las divisiones creadas por fronteras invisibles, ríos secos, ideologías diversas y dogmas contrastantes; sólo en el amor verdadero por el otro podremos encontrar al totalmente Otro. Reconstruyendo la armonía, La Laguna tiene que tener al amor al otro como el denominador común, independientemente de partidos, grupos y credos, en una auténtica colaboración desde el amor inspirado por la fe, que supera la división; que no sólo dialoga sino que actúa efectivamente para incidir positivamente en las problemáticas que nos aquejan.

La nación la mexicana que es un mosaico cultural y una síntesis cuya unidad castellana y morisca, rayada de azteca, no proclaman la violencia, sino que nace contra la lucha fratricida, contra el domino homicida de Caín, no pueden ser sometidas a "diabluras" contrarias a su naturaleza integradora, especialmente en este proceso electoral. Las campañas no deben enfrentar a los mexicanos mientras los aparentemente separados contemplan la pelea y se benefician de ella. La superación de la impunidad, corrupción y violencia, es el denominador común que debe unirnos para exigirla a quienes quieran ser elegidos. ¡A todos! Nosotros estamos unidos y no debemos caer en discusiones diabólicas. Si mi hermano piensa diferente sobre el camino a seguir para lograr la superación de las problemáticas nacionales, a fin de cuentas coincidimos en los objetivos a superar y trabajaremos juntos para que se logren.

Además las grandes problemáticas mundiales reflejadas en el calentamiento global, narcotráfico, emigración, pobreza, injusticia y crisis económica, son reflejo de la necesidad de una comunidad internacional fuertemente unida para que sea capaz de resolverlos. Esto sólo se logrará con una verdadera solidaridad mundial que ha de comenzar lo más pronto posible. Toca a México ser factor importante de esta unidad.

Esto incluye corregir errores, rechazar caprichos, radicalismos y exacerbamientos a favor de una recta administración. La exigencia a mandatarios y sus administraciones de colaboración mutua por parte de la ciudadanía es imprescindible.

Es diabólica la separación, la falta de proyectos comunes, la cerrazón en sí mismo de unos y de otros. El mundo está enfermo porque le falta la unidad y armonía. No podemos rechazar esta realidad misteriosa y terrorífica; diabólica. Personificada en cualquier fuerza del mal (diablos) que provoque divisiones en los jefes políticos y cada persona y en cada corazón que "diaboliza" (separa). Que Dios nos libre de estas fuerzas diabólicas. ¡VADE RETRO SATANA!

  Por: Arturo Macías

Leer más de Columnas Social

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Columnas Social

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1451037

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx