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UNA REFLEXIÓN SOBRE LA SOLEDAD

Mi reunión sabatina en el café este fin de semana pasado incluyó un par de temas muy interesantes. Uno de ellos fue el tópico de la soledad. Dos perspectivas sobre la soledad fueron discutidos. Por un lado, la soledad se percibió de una manera negativa en términos de salud mental, es decir, se comentó como una condición patológica asociada con una enfermedad mental como la depresión, o algún otro tipo de inestabilidad emocional. Por otro lado, la soledad fue vista de manera normal y como una característica de la personalidad de un individuo que quizás tiene funciones creativas y productivas. Así que decidí hacer mi investigación bibliográfica y una breve reflexión sobre este tema.

Un artículo que particularmente atrajo mi atención fue el del Dr. Vivek Murthy, médico militar encargado del Departamento de Salud de los Estados Unidos hasta el año pasado. De acuerdo al Dr. Murthy (Harvard Business Review, Septiembre 2017), la soledad es una epidemia que sigue creciendo a pesar de los avances tecnológicos en el área de comunicación. Según sus datos, en la actualidad, arriba del 40% de la población adulta en los Estados Unidos reportan sentirse solos, y que en su práctica como médico el problema de la soledad era más frecuente que problemas cardiacos o diabetes, particularmente en la gente de la tercera edad. El Dr. Murthy agrega que la soledad está asociada con alto riesgo de problemas de salud crónica como enfermedades cardiovasculares, demencia y ansiedad, por lo tanto, es muy importante incluir servicios que traten la soledad en los programas existentes de salud pública.

La soledad es un sentimiento, y en circunstancias normales, es una respuesta a un aislamiento social, la cual incluye una ansiedad relacionada a la falta de contacto con otras personas. Es una condición subjetiva, ya que uno se puede sentir solo a pesar de estar en compañía de otros, por ejemplo, la familia, amistades, compañeros de trabajo, etc.

Las causas de la soledad pueden ser las mismas circunstancias sociales (problemas de trabajo, familiares), el estado mental o emocional (depresión, ansiedad), o quizás alguna condición física o enfermedad (cáncer). La soledad puede afectar a cualquier persona en cualquier momento y puede ser consecuencia directa de un divorcio, mudarse de casa, ciudad o país, o un matrimonio inestable. También, puede ser temporal y remediable en el corto plazo, por ejemplo, después de terminar una relación romántica muchos tenemos la habilidad de sustituirla con otra relación en un tiempo razonable. Por otro lado, la soledad también puede ser extensa o permanente debido al carácter de la persona o si se sufre una enfermedad crónica que limita socialización, por ejemplo, una persona deprimida o paranoide, quien evita contacto social mientras los síntomas están activos.

Otra perspectiva sobre la soledad explica que es una condición humana y producto de nuestra evolución. Esto es, evolucionamos a ser criaturas sociales, ya que como parte de la lucha por la supervivencia, tuvimos la necesidad de vivir en comunidad y en cooperación. La necesidad de vivir alrededor de otros desarrolla nuestro sistema nervioso de tal modo que la falta de conexión social genera situaciones de estrés de manera automática. Este punto de vista sugiere que existe un elemento biológico para explicar la soledad, y que la mayoría de la población posee la capacidad innata a vivir en sociedad, pero también algunos nacemos con la predisposición a vivir en soledad sin problemas.

Este punto de vista también sugiere que hay una diferencia entre sentirse solo y vivir solo sin caer en la zona de la anormalidad conductual. Una persona puede llevar una vida solitaria, sin familia o amistades cercanas, y no se siente sola porque no siente la necesidad de compañía. Esta persona puede relacionarse superficialmente con otros, trabajar de manera efectiva y vivir en paz sin la necesidad de relaciones intimas con otros. De hecho, una cercanía intima podría desencadenar incomodidad.

La soledad puede crear efectos positivos en mucha gente, ya que ciertos momentos solitarios ayudan a mejorar nuestra concentración para ser creativos o para facilitar experiencias que facilitan crecimiento personal, por ejemplo, experiencias religiosas o de introspección. Muchos escritores y artistas presentan sus trabajos más creativos cuando viven separados de otros. Esto no quiere decir que la soledad genera la creatividad, sino mas bien la estimula y refuerza.

Coincido con el Dr. Murthy con respecto a la soledad como un problema que afecta la salud de la gente. El mundo está sufriendo de una epidemia de soledad, por lo tanto, necesitamos construir o reconstruir conexiones sociales fuertes y genuinas. En el nombre del bienestar social, necesitamos controlar nuestra tendencia a escaparnos debido a nuestros temores, enojos y aislamientos. Por otro lado, para aquellos que disfrutamos o estamos en paz viviendo de manera solitaria, tenemos el derecho de disfrutarla con la esperanza de no afectar la paz y bienestar de otros. Gracias por leer este artículo.

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  Por: Mtro. Francisco Pineda

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