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TIBURONES Y PECES

ALEJANDRO TOVAR

La verdad siempre aparece con el tiempo, es como una llamarada del dragón; son acciones como domesticar el misterio, es conocer las fronteras movedizas del mal, así como lo hará Mark Zuckerberg (1984) el creador y CEO de Facebook que mañana va a declarar ante la Comisión del Senado de USA y de la Cámara de Representantes porque su monstruo pasó a llevar la información más íntima de 80 millones de usuarios a manos de quienes hacen y harán uso perjudicial.

Zuckerberg quería que Facebook fuese un medio "para avanzar el potencial humano y promover la igualdad" y ahora se menciona que la información está en poder de los rusos y de Cambridge Analytica, cuyo lema es adelantado a todo intento de modernismo común pues reza que "sabemos a qué clase de mensaje eres susceptible y cuántas veces tenemos que llegar a ti para que cambien tus ideas sobre algo" Esta empresa de alcances impensados es de Robert Mercer.

Mientras el tal Mercer acentúa sus dotes de chacal y a nuestros propios miedos se agregan las redes sociales, nos damos cuenta aún con nuestro carácter de hombres comunes, que hay gente verdaderamente capaz de vender su alma al diablo y que tales historias no son de cómics o de telenovelas futuristas pues muchos de los personajes de la ficción son tomados de la vida real.

Zuckerberg solo habla de admitir errores y solicitar perdón, cuando el mal está hecho. Entonces, la gente del pueblo es que se pregunta, ¿qué será de nuestros grandes secretos, de las ilusiones puestas al sol, de las esperanzas que cuelgan de los sueños, de los amores imposibles que zurcan entre el pensamiento y el olvido? Los yos ya vuelven una y otra vez y nos acechan.

Y en el futbol tan querido, ¿qué hará Mercer sabiendo de lo que odiamos y lo que maldecimos, qué dirá y tal vez publique de las hipocresías que nos acompañan y de los juicios que aceleramos?. Estamos ante la gran amenaza de ser descubiertos porque según Zuckerberg habrá "noticias falsas, interferencia extranjera en elecciones y discurso de odio y ¿descubrirá nuestros secretos?.

Tal vez no alcance para tanto el interés y solo abarque lo macro, quizá ni siquiera está interesado Mr. Mercer en el futbol y no le importan juicios ni la somnolencia de ser ilusionado, que equivale estar enamorado y de verdad que el amor, en el fondo, nos recuerda a la muerte y el pueblo solo quiere pensar en la calificación de Santos y vivir en un panorama de emociones.

Uno debiera sustraerse de todo y consumir en el anochecer lagunero Merluza con gambas al ajillo, pescado magro con un vino blanco S. Chardonnay 2015, que hará olvidar a Facebook pues nació de uva de piel verde, es de textura delicada y dicen es "murmullo de arroyo, sabe a corteza de limón, membrillo y miel de milflores". Con ello y Santos, ¿ quién recuerda a Zuckerberg y Mercer?

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