La administración municipal encabezada por el panista Jorge Zermeño llega a los simbólicos 100 días con varios frentes abiertos y un asedio por parte del PRI en el marco del proceso electoral local que ya está en marcha. A principios de diciembre de 2017, en este mismo espacio comentamos que, dada la naturaleza sui géneris de este ayuntamiento y el contexto político en el que le tocaría desenvolverse, había algunos temas que podrían convertirse en focos de conflicto. Hoy, esos temas forman parte de los frentes abiertos: reelección, seguridad, Simas, pavimento y alumbrado público.
Como era previsible desde el principio, buena parte de los golpes de los regidores priistas se han concentrado en cuestionar el papel de la administración en el contexto de la elección. La mesa estaba puesta para ello. Se trata de la primera vez que el alcalde de Torreón, al igual que todos los de Coahuila, tiene opción de reelegirse, además de que podrá hacer campaña sin solicitar licencia para el cargo. Y aunque en otros países estas situaciones son cosa de cada elección, en México ha desatado toda una controversia alimentada por la desconfianza general sobre el uso de los recursos públicos. Lo que señala el PRI en Torreón, es lo mismo que puede señalar el PAN en Saltillo, en donde gobierna el tricolor. El horario laboral, las actividades proselitistas, el uso de unidades oficiales y el manejo de programas sociales, son los focos de esta polémica.
Al respecto, en la sesión de Cabildo de la semana pasada se puso en evidencia qué tan caldeados están los ánimos de cara al arranque de las campañas locales el próximo 29 de abril. El coordinador de la fracción priista, Enrique Sarmiento, dijo que el gobierno de Zermeño debe "tener cuidado" con el uso de los recursos públicos y que será vigilado "en todo momento". El alcalde respondió primero agradeciendo la "preocupación" de los ediles de oposición y luego reprochándoles que no hayan hecho lo mismo con las pasadas administraciones del PRI y pidiéndoles que lo hagan ahora con el gobernador Miguel Riquelme. Este encontronazo anuncia que de aquí a la jornada del 1 de julio, la política electoral dominará las sesiones del Cabildo.
Más allá de la guerra proselitista en el ayuntamiento, la seguridad ha mantenido la relevancia en virtud de la preocupación de un sector de la ciudadanía que observa que desde los últimos meses del ayuntamiento anterior los hechos delictivos han venido en aumento. Pero existe un cambio importante al menos de formas en la estrategia policial. En Torreón se sustituyó el perfil militar por uno civil en el mando de la Policía Municipal, mientras que en el Estado de Coahuila se desligó de la Secretaría de Gobierno la función de vigilancia para volver a crear la Secretaría de Seguridad Pública, también encabezada por un civil. Ambas modificaciones están en proceso de afianzarse y el ajuste parece haber abierto la puerta a un repunte de las actividades criminales, que se traducen principalmente en homicidios dolosos y asaltos. Mientras tanto, es evidente que hacen falta más agentes en Torreón, a la par de que se está preparando ya la instalación de un nuevo equipo de videovigilancia.
Pero es el Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (Simas) el que más controversia ha generado hasta ahora. Como adelantamos en diciembre, el caso Ecoagua, exconcesionaria de la Planta Tratadora de Aguas Residuales, sigue dando de qué hablar, ahora por el cambio de despacho legal, que por las formas ha propiciado incertidumbre en el destino final del único juicio pendiente. Son alrededor de 180 millones de pesos los que están en juego. Por otro lado, el Simas ha enfrentado problemas heredados y otros creados en esta administración. Entre los primeros destaca la depuración de la nómina, luego de la detección de decenas de personas que cobraban o cobraron sin que estuviera clara la labor que desempeñaban. Entre los segundos sobresalen las fricciones con el sindicato y más recientemente los problemas generados por una empresa contratada para la reposición de líneas de agua en una colonia residencial. En el horizonte cercano, la temporada de calor comienza a ejercer presión en la demanda del líquido, y en el no tan cercano, el drenaje sanitario exige ya una profunda renovación.
Los otros servicios mencionados, por diferente circunstancia, son el alumbrado público y la pavimentación. Todo indica que es en éste último en donde la administración estatal priista y el ayuntamiento panista se juegan el favor de los ciudadanos. El recarpeteo y el recubrimiento de baches en las calles han sido las primeras labores visibles de ambos niveles de gobierno. Y existe razón para ello. En tres años, el pavimento se convirtió en el principal reclamo de los habitantes de Torreón. En cuanto al alumbrado, el problema no está en las fallas del servicio, como antes, sino en la carga financiera que representa para el municipio. La concesión, llevada a cabo por el exalcalde Miguel Riquelme, ciertamente mejoró la calidad del alumbrado. No obstante, desde el principio se cuestionó el costo -alrededor de 3,000 millones de pesos-, debido a que en otras ciudades la reconversión tecnológica fue mucho más barata. Al respecto, el gobierno de Zermeño anunció en febrero pasado que se llevará a cabo una revisión técnica y financiera del mismo.
Es de lo más común en México que los procesos electorales terminen contaminando la política gubernamental. La óptica del blanco y negro se impone. Quienes están al frente del gobierno tienden a descalificar cualquier señalamiento, y quienes están en la oposición les niegan cualquier acierto. Pero es importante no perder de vista que la campaña pasará, la elección dará un resultado y los problemas de Torreón continuarán estando ahí, a la espera de las acciones de gobierno que construyan sus soluciones. Es probable, mas no seguro, que Jorge Zermeño se quede al frente del ayuntamiento otros tres años. De ser así, cabría esperar que una vez transcurrido el proceso electoral se definan de una manera más clara las líneas que pretende seguir para propiciar el desarrollo, la prosperidad y la estabilidad del municipio. Y hay otros asuntos importantes en puerta, que desde hace años han sido puestos en pausa por la carga de lo urgente: medio ambiente, planeación urbana, desarrollo económico, combate a la pobreza y una mejor coordinación metropolitana.
(Esta columna reaparecerá el lunes 30 de abril)
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