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¡¡Arrancan!!!

Diálogo

YAMIL DARWICH

¿Recuerda a César Menoti?, aquel entrenador de futbol soccer profesional, argentino, que llegó a dirigir a la Selección Nacional Mexicana. Decía que existen tres tipos de equipos en un torneo deportivo: los competidores, que tienen reales posibilidades de ganar, los participantes que tal vez en algún momento pueden triunfar y los comparsas, quienes solamente sobreviven, sin posibilidad alguna de campeonar.

Esa clasificación bien puede aplicarse a los contendientes en política y los centenares de puestos que buscan alcanzar decenas de politiqueros; entre ellos podemos encontrar a unos cuantos políticos de profesión, quienes tienen mi absoluto respeto, rodeados por una multitud de oportunistas, que bien pudieran ser definidos como "ganapanes"; pero como dijera un famoso político de antaño: "con esos büeyes hay que arar".

No votar, más que renunciar a un derecho, sería una irresponsabilidad ciudadana.

Los partidos políticos mal llamados "grandes", tienen las mayores oportunidades de alcanzar sus objetivos electorales colocando a sus peones en posición de fuerza, aunque para lograr sus fines deban aceptar compartir el codiciado botín con comparsas y patiños de la "chiquillada", quienes sumados a los mayores anhelan beneficios y rasguñar algo de lo presupuestado. Recuerdan a las rémoras, peces que cercanos a los tiburones comen sus sobrantes -perdón por la comparación-.

También aparecen los "independientes", que de tales sólo tienen el título, por pertenecer a grupos y grupúsculos que vieron afectados sus intereses al no recibir la tajada que piensan les correspondía, desertando para alcanzar sus fines con esfuerzo propio.

Todos arrancan en una carrera desbocada, en la que no presentan propuestas serias y constructivas; sin mostrar planes formales de trabajo, sólo definiciones de propósitos sazonados con muchas ofensas, agravios, calumnias y algunas denuncias; todos, sin fundamentar sus decires y sí denigrando a los opositores.

La consecuencia es que los ciudadanos nos quedamos asqueados y desconcertados, un buen método para desanimar al voto.

Los contendientes que dan la cara, son parte visible de grupos de poder y representantes de tendencias que más que políticas son económicas y en muchos de los casos tienen intereses mezquinos, particulares e inmorales.

Para ello han contratado a expertos en la mercadotecnia moderna, quienes cargados de inmoralidad logran confundir y tratan de poner a los malos como buenos y esconder del representado todos sus defectos y amenazas potenciales.

Tal vez Usted -como yo- este desconcertado, teniendo la incertidumbre de por quién votar, porque "tan malo es el pinto como el colorado", cizaña sembrada para que confundamos nuestro mal de fondo y gastemos nuestra energía en renegar y hasta maldecir.

Pero … ¿no ha pensado que eso es parte del propósito final?

En un primer vistazo descubrimos a una izquierda dividida, con un López Obrador que anuncia propósitos que los ha fundamentado en nuestras esperanzas de cambio, pero que no tienen posibilidades reales de lograrse. Tan solo un ejemplo: "que ningún joven se quede sin escuela y acabar con los ninis dándoles dinero para que estudien". No hay lugares suficientes en las universidades y no todos los jóvenes mencionados tienen interés o capacidades para realizar estudios de nivel superior.

Anaya, trata de apoyarse en los jóvenes y promete el cambio de México, a partir de la modernización tecnológica y declarando su intención de "acabar con la corrupción", olvidando sus propios antecedentes de pertenecer al sistema y haberlo apoyado en sus decisiones como legislativo. Ni que decir de las acusaciones de desvío de recursos.

El más atrasado entre los tres grandes: Meade, por mucho que insiste no logra deslindarse de sus antecedentes como administrador público transexenal, muchos buenos y aceptables, pero otros no; entre ellos y principal: no poder negar su conocimiento -como mínimo- de los actos violentos y graves desvíos de recursos económicos nacionales.

Margarita, a pesar de su imagen de mujer inteligente y de limpios antecedentes políticos, cuenta con el descuento de ser esposa de un expresidente fuertemente criticado; "pan con lo mismo" del sistema político, que rechazamos la inmensa mayoría de los mexicanos.

Al hacer cuestionamientos a amistades cercanas y con pensamiento formal sobre ¿por quién votará?, me encontré con dos tendencias: dudas en la decisión y enfado por lo que nos está pasando como mexicanos; todos, con un sentimiento de impotencia y claro repudio por sentirnos violentados en nuestros derechos fundamentales.

La propuesta que tengo para este diálogo es que, y a pesar de todo, tenemos la obligación de participar en la vida democrática -incipiente y hasta distorsionada- que vivimos, tratando de cambiar el rumbo del país con nuestra acción ciudadana responsable.

La mejor arma para lograr definir nuestro voto es enterarnos: leyendo, escuchando, compartiendo, dialogando con cercanos y conocidos, buscando como sortear la desinformación -se qué es muy difícil- y los múltiples distractores que nos están sembrando algunos comunicadores y muchos desinformadores, entre ellos algunos muy mal intencionados. ¿Acepta?

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