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EL TEMOR AL RECHAZO

En diciembre de 2012, un joven de 20 años asesina a 20 niños y a seis adultos en una escuela primaria en el norte de los Estados Unidos, antes de poner el arma en su cabeza y suicidarse. El muchacho, considerado una persona tranquila y socialmente aislada, había estado batallando con estados de ánimo depresivos y sentimientos de odio hacia otros debido a sus experiencias de rechazo y exclusión, específicamente en su escuela. Otros simplemente lo percibían como un muchacho muy solitario.

Con este caso de la vida real, quizás extremo, intento ilustrar el impacto del rechazo social en ciertos individuos. Existen muchos otras situaciones, que aunque no culminan en un acto radicalmente violento, manifiestan de algún modo otro tipo de desequilibrio entre una persona y sus grupos sociales y la comunidad. Otros ejemplos pueden ser casos donde una persona está al borde de decisiones drásticas debido a la separación de su pareja, a un despido en el trabajo, algún rechazo a una escuela o cierto grupo social, alguna propuesta de negocio, etc.

Las experiencias de rechazo social, y como consecuencia el temor al mismo, puede tener un efecto muy fuerte en nuestra estabilidad emocional, y en nuestra conducta. Con el tiempo, estas experiencias, particularmente si son frecuentes, se pueden manifestar en una característica de nuestra personalidad. Muchos de nosotros seguramente hemos tenido alguna experiencia de rechazo, y nos hemos dado cuenta del impacto en nuestro estado emocional. Estas experiencias pueden suceder a cualquier individuo, ya sea en la casa, en la escuela u otro medio ambiente donde la persona se desenvuelve.

El miedo o temor en general es una sensación provocada por la percepción de peligro, real o imaginario. Es una emoción básica que existe no sólo en los seres humanos, sino también en la clase animal, y ocurre en respuesta a estímulos concretos que nos suceden o nos han sucedido. Desde edad muy temprana, aprendemos a tener miedo a la oscuridad, fantasmas, arañas, serpientes, las inyecciones, la altura, la muerte, etc.

Uno de estos temores o miedos aprendidos es el temor al rechazo, el cual está vinculado con la necesidad psicológica de pertenecer a un grupo, por ejemplo, nuestra familia, en la escuela, un equipo deportivo, etc. En relación con este rechazo, tenemos miedo a ser aislados, a ser criticados, humillados, cortados de alguna relación interpersonal o algún grupo. El miedo al rechazo es visto como uno de los temores más profundos de los seres humanos, ya que ser aceptado y estimado es una necesidad psicológica esencial. Por lo tanto, duele mucho ser ignorados o perder a un ser querido por medio del rechazo. La sensación de rechazo provoca una especie de duelo.

El psicólogo John Amodeo escribió en la pagina de Psychology Today de abril de 2012 sobre el temor al rechazo. En su artículo, sugiere que el dolor experimentado por una persona rechazada se intensifica cuando pensamos que es incorrecto o que estamos en un error por sentirnos adoloridos. El Dr. Amodeo recomienda vivir el duelo mediante permitir sentirnos tristes, temerosos, solos, enojados o cualquier otra emoción asociada con el rechazo. Esta vivencia es menos complicada si se tiene a alguien que facilite algún tipo de apoyo, por ejemplo, un familiar o amistad de confianza, o un terapeuta. Con el tiempo, este proceso debe de ayudar a la aceptación o sustitución de la pérdida relacionada con el rechazo. Igualmente, al darnos cuenta o saber lo que provoca el sentimiento de rechazo, logramos una resistencia o resiliencia que nos facilita un crecimiento personal.

El temor al rechazo puede afectar la manera en como nos enfrentamos a muchas situaciones personales y profesionales. En grado extremo, puede generar una situación catastrófica como la del muchacho mencionado en la introducción, quien asesinó a más de 20 personas. En otras circunstancias, el miedo al rechazo puede impactarnos cuando tenemos una entrevista de trabajo donde nos presentamos muy nerviosos, alguna cita con una posible pareja donde la falta de confianza nos abruma, en presentaciones formales durante reuniones sociales, en el temor de ser abandonados por la esposa, lo cual provoca celos y hostilidades, o en la necesidad de afiliarse a grupos destructivos como pandillas debido al sentimiento de rechazo por los amigos, familia, o compañeros escolares.

Con la intención de ocultar o prevenir nuestro temor al rechazo, consciente o inconscientemente, a veces tendemos a aparentar lo que no somos, o a la necesidad de satisfacer a otros, o dificultad para decir no en situaciones comprometedoras. Podemos aparentar inseguridad en la forma de mostrarnos nerviosos, evitamos contacto visual con dificultad para comunicar. Por la misma falta de confianza mostrada en sus relaciones interpersonales, la gente sensitiva al rechazo es fácil de manipular y explotar.

El temor al rechazo puede ser una condición debilitadora particularmente en los jóvenes, quienes son más vulnerables y susceptibles para desarrollarlo. Gracias por su interés en esta columna.

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  Por: Mtro. Francisco Pineda

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