Verdades y rumores
Con el arranque de las campañas comenzaron las apuestas respecto a cuál de los cuatro candidatos presidenciales va a sucumbir más ante sus propios demonios. Porque, más allá de lo que se puedan decir y señalar entre ellos, cada suspirante carga con pesadas losas con el riesgo de que puedan terminar aplastados por ellas. En el emparrillado sale primero el morenista Andrés Manuel López Obrador, que sueña con ser Juárez o Madero. Los más sesudos analistas de la cosa pública dicen que el Peje va en caballo de hacienda con la ventaja que le dan todas las encuestas, siempre y cuando no abra la boca de más.
Y es que, como siempre se ha dicho, el principal enemigo de don Andrés es él mismo, ya que cuando parece que todo le sale bien y su carro marcha a buena velocidad, dice algo que termina por desconcertar al respetable y luego tarda una eternidad en aclarar o corregir. Además, algunos de sus allegados de oscuro pasado pueden ocasionarle problemas que deberá sortear. Le sigue el panista Ricardo Anaya, quien carga en sus espaldas la acusación por presunto lavado de dinero en la compra-venta de una de sus, por lo visto, múltiples propiedades. Y es que por más que se ha esmerado el Joven Maravilla en explicar, haciendo uso de todos sus recursos retóricos, que no son pocos, que no hay nada turbio en la transacción, la sospecha parece haber quedado sembrada y la imagen de "chavo bien" de la política se le ha vuelto un estigma. Dicen los que saben que si el también conocido como El Cerillo no logra revertir esa imagen de privilegiado, le va a costar mucho crecer lo suficiente en la campaña para ganar. En el tercer sitio, del oficialista José Antonio Meade se dice que es un estuche de monerías como funcionario, pero tiene un pequeño gran detalle: el partido que lo postula, el tricolor. Y es que por más que don Pepe Toño habla de combatir la corrupción y acabar con la impunidad, nadie le cree cuando lo dice rodeado de los personajes más traviesos de eso que llaman el nuevo PRI. O sea que para el exsecretario de Hacienda lo mejor sería que los tricolores lo apoyaran de lejitos, pero entonces se le vería muy solo y como que eso no cuadra con el planteamiento de una campaña. Por último, la expanista Margarita Zavala comienza en el lejano cuarto lugar con prácticamente todo en contra: al ser independiente carece de una estructura, su discurso no está bien definido, el fantasma de la acusación de "traición" hacia su partido de toda la vida la acompaña y, para colmo, carga con el peso de haber sido primera dama en un sexenio en donde la violencia se disparó de forma inusitada, aunque este sexenio ya va que vuela para superarlo. Así las cosas en la República de Tenochtitlán.
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Y ya entrados en gastos con eso de las elecciones, pues resulta que no eran sólo los rusos sino también los ingleses los que anduvieron metiendo las narices en el proceso electoral que está en curso en México. Y es que la televisora británica Channel 4 dio a conocer esta semana que la empresa de comunicación estratégica (así le llaman) Cambridge Analytica trabajó hasta enero de este año con el PRI. Como usted sabe, enterado lector, esta compañía está bajo el escrutinio público mundial por haber obtenido con engaños los datos personales de 50 millones de usuarios en Estados Unidos con la finalidad de manipular sus intenciones de voto a partir de contenidos relacionados con Donald Trump, para quien supuestamente trabajaron en 2016, cuando el magnate adicto a destruir las estabilidad mundial a punta de tuitazos ganó su entrada a la Casa Blanca. A partir de que esto se dio a conocer, la famosa trama rusa dejó de estar en las primeras planas y los titulares principales de los noticieros y fue sustituida por el escándalo de la firma que hasta hace unos días encabezaba el misterioso Alexander Nix, que habría usado a Facebook como Caballo de Troya no sólo para llevar a Trump a la presidencia, sino también para impulsar el Brexit en Reino Unido. Como dato adicional de sus operaciones en México, existen rastros de que la compañía inglesa estuvo trabajando desde hace por lo menos tres años en la República azteca y que los introductores habrían sido personajes del círculo calderonista que hoy juegan en la elección a dos cartas: con Pepe Toño Meade y Margarita Zavala. Por supuesto que el PRI Nacional ya salió a negar que haya tenido vínculos con un parco "nunca hemos contratado a Cambridge Analytica". Lo cual puede ser cierto sin que esto signifique no haya ofrecido sus servicios a través de contratos con terceros, enjuague para el que varios en este país han demostrado ser bastante diestros.
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Aterrizamos en Coahuila y Durango en este asunto de las elecciones federales para comentar lo que nos informan nuestros agudos subagentes: que en ambas provincias parece que el tiempo no trascurre y que siguen los mismos apellidos acaparando las candidaturas. Por ejemplo, en la lista para diputados federales plurinominales por el PRI aparecen dos exgobernadores, uno por cada entidad, y en buena posición con altas probabilidades de entrar a San Lázaro. En el caso de la otrora Nueva Extremadura está Rubén Moreira, quien además es el operador electoral estrella del tricolor nacional. Por el lado de la antigua Nueva Vizcaya, está el senador Ismael Hernández Deras, líder de la CNC y exoperador de Alfredo del Mazo en el Estado de México. Estas nominaciones evidencian no sólo que ambos personajes están muy bien parados dentro de su partido, sino que también siguen ejerciendo un control dentro de las entidades que gobernaron. Y, aunque su gallo no gane la presidencia, podrán mantenerse vigentes al menos en la siguiente legislatura federal. Al que le dieron premio de consolación fue al exdiputado local del PAN, Jesús de León, luego de que se quedó con las ganas de ser candidato a senador, espacio que fue acaparado, una vez más, por el exsuspirante a la gubernatura Guillermo Anaya. Tras varias semanas de silencio, don Chuy reapareció como coordinador de la campaña del otro Anaya, Ricardo, en Coahuila.
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En otros asuntos menos triviales, todo indica que el gobierno municipal de Jorge Zermeño parece empeñado en llenar de bordos, topes y boyas las calles de Torreón. Ya se había reportado en este mismo espacio que de la noche a la mañana aparecieron "moderadores de velocidad" en el segundo periférico a la altura del fraccionamiento Real del Nogalar (¿qué personaje de influencia vivirá ahí?). Y que eso se hizo sin importar de que se trata de una vía supuestamente rápida que tiene como objetivo desahogar buena parte del tránsito pesado del Periférico Raúl López Sánchez. Pues bien, nuestros subagentes disfrazados de ramas caídas por las tolvaneras nos informan que en el cruce de Prolongación Cuauhtémoc y avenida Madrid, en la colonia San Isidro, han sido colocadas boyas a unos cuantos metros de los bordos que ahí existían. (Nuevamente la pregunta: ¿quién vivirá por ahí?). Los maldicientes ya no saben si la gente de don Jorge tiene una estrategia de compensar los baches que están tapando con la colocación de topes para evitar que Torreón deje de ser una ciudad de primera... velocidad; o si alguien en el departamento de Obras e Ingeniería de Tránsito utiliza criterios bastante laxos para atender las solicitudes de instalación de bordos. Está bien que sí hay lugares en donde se requiera, pero por lo menos debería hacerse un estudio para justificar su construcción y el tipo de moderador a utilizar. En fin.
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Harta molestia causó entre buena parte de los pobladores de la pujante zona metropolitana de La Laguna el humo del incendio del basurero municipal de Ciudad Lerdo. Y es que el olor era sumamente penetrante, dicen. Pero más allá de esto, se ha generado suspicacia por la causa del siniestro. Y es que si bien en un principio alguien dijo que se trataba de un descuido, luego corrieron versiones de que pudiera tratarse de un incendio intencional. Algunos quisieron echarle la culpa a los pepenadores, pero otros más dados al sospechosismo han dicho que este asunto pudiera tener tintes electorales y que "alguien" quiere hacer quedar más al ayuntamiento que encabeza la priista María Luisa González Achem en pleno arranque del proceso electoral. ¿Será?
