Son 23 países de los que tendrán que salir en los próximos días más de 112 diplomáticos del Kremlin, en medidas que recuerdan a la Guerra Fría. (EFE)
A menos de 80 días del Mundial de Futbol a realizarse en Rusia, y en medio de una inminente guerra comercial entre Estados Unidos y China, Occidente cerró filas ayer con Reino Unido tras el envenenamiento con arma química del exespía ruso Serguéi Skripal y su hija al sur de Inglaterra, en un hecho en el que Londres ve la mano del jefe del Kremlin Vladimir Putin.
Aunque Reino Unido aún no ha mostrado las pruebas que vinculen a Moscú con el ataque químico, 16 gobiernos de la Unión Europea, entre los que destacan los de Alemania, Francia, Italia, Países Bajos y España, anunciaron la expulsión de un número variable de diplomáticos rusos de sus respectivos países.
A estas medidas se sumaron Canadá y Estados Unidos, cuyo gobierno fue, con mucho, el que más funcionarios expulsó, en total 60, además de ordenar el cierre del consulado ruso en Seattle, Washington.
Son 23 países de los que tendrán que salir en los próximos días más de 112 diplomáticos del Kremlin, en medidas que recuerdan a la Guerra Fría.
La respuesta del gobierno de Putin no se hizo esperar. El Ministerio de Exteriores condenó las medidas aplicadas por Occidente y amenazó: "es evidente que el paso hostil de ese grupo de países no quedará sin consecuencias".