Perfil| Fiel defensor de la Ortodoxia católica
Ciudad del Vaticano, (Notimex).- El alemán Joseph Ratzinger, electo hoy el Papa número 265 de la Iglesia Católica, confirmó los pronósticos de que un fiel defensor de la ortodoxia católica sería nombrado obispo de Roma.
El pontífice que asumirá con el nombre de Benedicto XVI recibió calificativos de "guardián de la ortodoxia" y "mente teológica" del pontificado de Juan Pablo II, así como de ser el único purpurado en quien confía todo el colegio cardenalicio.
Ratzinger sobrepasó opiniones críticas que señalaban que el mundo no estaba aún preparado para un Papa alemán, y que hasta daban por bueno primero a un pontífice de Africa, convirtiéndose así en el segundo Papa no italiano en casi 475 años.
Benedicto XVI nació el 16 de abril de 1927 en Marktl am Inn, Baviera, y ha sido descrito como tradicionalista, es decir, que se esfuerza por mantener en la Teología actual las concepciones tradicionales, "lo que no es fácil", según expertos.
Con el nuevo Papa se confía en que se siga adelante con las líneas que fueron definidas en el Concilio Vaticano II.
La formación teológica-científica del nuevo obispo de Roma empezó muy temprano y, de acuerdo a los observadores del recién concluido pontificado de Juan Pablo II, fortaleció su gestión.
Quienes lo han tratado afirman que tiene una "fuerte" personalidad pero también "sentido del humor".
Como decano del colegio cardenalicio, Ratzinger debía preguntar al elegido si aceptaba el cargo y cuál nombre asumiría, pero dado el secreto que rige el cónclave, es difícil que se sepa qué procedimiento fue seguido al resultar electo él mismo.
Hijo de un comisario de gendarmería de la Baja Baviera, Ratzinger se convirtió en sacerdote en 1951, obtuvo el doctorado en Teología y fue profesor en las universidades de Bonn, Munster y Tubinga.
Consagrado cardenal el 27 de junio de 1977, Ratzinger entiende el catolicismo como integrado por realidades, no por enseñanzas conceptuales o ideas, precisó Andreas Wollbold, catedrático en Teología Pastoral de la Universidad de Munich.
"Para él es una realidad la Trinidad de Dios, la Resurrección tuvo lugar, Cristo está en la Hostia, está presente en la vida cotidiana en nuestro mundo y éstas son realidades que modificaron el mundo en forma total", Explicó que no es reaccionario porque "siempre se ha entendido a sí mismo como un hombre de la renovación católica que procede del centro de la fe y no como un reaccionario que pretende volver a los conceptos del siglo XIX".
Con su elección, Ratzinger culmina décadas de haber sido el hombre de confianza de muchos otros purpurados, incluido el fallecido Juan Pablo II, pues fue quien más estuvo de su línea apostólica.
De acuerdo a los observadores, no rechaza en forma absoluta, como un gran inquisidor, la Teología de la Liberación que se desarrolló en América Latina, aunque sí ha sido crítico de la misma.
La influencia de su pensamiento teológico proviene de San Agustín, con una una visión predominantemente ética del mundo.
Se trata también del teólogo más sobresaliente entre los cardenales, sin competidores, y como Prefecto de la Congregación de la Fe, cargo que ocupó con Juan Pablo II, conoce a fondo las diferentes ramas de la Teología.
Benedicto XVI conoce a fondo los pasillos vaticanos, pues ha estado presente en el centro del poder católico en Roma, además de que era el decano, y por ello presidía, el Colegio de Cardenales.
Participó en los años 60 en el Concilio Vaticano II, donde fue asesor, años en que se le consideraba liberal y progresista, posición desde la cual denunció la esclerotización de las estructuras y de la armazón del poder de la Iglesia Católica.
Según teólogos alemanes, quería la apertura que propició el Concilio Vaticano II, la cual evaluó que fue demasiado lejos y además se le malentendió.
Durante los años de Juan Pablo II gozó siempre de su confianza, lo que no se espera que signifique que su pontificado vaya a ser una mera continuación de quien fue el primer papa no italiano en más de 450 años.
Entre la serie de posiciones públicas que ha tomado, figuran su exhorto en 2003 a todos los parlamentarios católicos del mundo para no avalar los matrimonios entre homosexuales.
También ha cuestionado al rock como "expresión de pasiones elementales que en los grandes conciertos de música han asumido caracteres culturales, es decir, de contraculto, opuestos al cristianismo".
Ante esas posiciones se erigen sus grandes capacidades intelectuales, teológicas y también humanas.
