Gómez Palacio y Lerdo Protección Civil Lerdo Gómez Palacio Cañón de Fernández Lerdo Obras Públicas Gómez Palacio

Enfoque

Legado histórico

RAUL MÚÑOZ DE LEÓN

A más de doscientos años de su nacimiento (San Pablo Guelatao, Oaxaca, 21 de marzo de 1806), la grandeza histórica de Juárez se reafirma y se consolida; rendimos así homenaje al gigante del derecho mexicano...

Bronce en el que resuena el más puro patriotismo, cuyo apotegma legara, no sólo a su Patria, sino al mundo entero, como fórmula insuperable para lograr la plena convivencia y concordia entre los hombres y los pueblos: ¡Nada justifica atacar el derecho ajeno porque en él está la paz!

En el quinto y último año de la Licenciatura en Derecho en la UNAM, teníamos una serie de materias optativas como complemento de nuestra preparación profesional universitaria; opté por la de "Partidos Políticos y Derecho Electoral" materia que, en la modalidad de seminario, impartió el licenciado Daniel Moreno, autor de un buen número de obras de carácter histórico, político y jurídico.

De ellas he seleccionado la que lleva por título "Los Hombres de la Reforma" que, como su nombre lo indica, contiene referencias al grupo de valientes y destacados mexicanos que acompañaron a Juárez en esta aventura histórica que con la Conquista, la Colonización, la Independencia y la Revolución integran las cinco etapas de la historia nacional.

Publicado por Libro Mex Editores, en 1961, llama la atención que al referirse a Don Benito, Daniel Moreno hable de su muerte, ya que lo común es que cuando se escribe sobre una persona de la talla y estatura del Benemérito, se aluda a su vida, su obra, sus méritos y virtudes. En su Libro referido, de las páginas 298 al 303, el autor afirma:

"La inesperada noticia del fallecimiento de don Benito Juárez la noche del 18 de julio de 1872 conmovió al mundo entero: Juárez era el hombre público más destacado de su tiempo y su muerte promovió en Europa, y de una manera muy particular en Francia, las más variadas reacciones, frescos aún los acontecimientos políticos que con tanta dureza tuvo que soportar el pueblo francés como consecuencia del nefasto régimen de Napoleón III.

Augusto Vaquerie en Le Rappel hizo este comentario: "No podemos querer a un hombre cuyas grandes cualidades se han manifestado contra Francia; pero debemos honrar cualesquiera que hayan sido sus errores, a un patriota que rechazó la invasión y del que todos dijeron que no se nos habría arrancado la Alsacia y la Lorena si en lugar de todos nuestros Truchús hubiéramos tenido un Juárez".

Vaquerie juzga mal, aclara el autor del Libro: Juárez y el pueblo mexicano no se sintieron nunca enemigos de Francia sino del gobierno del pequeño Napoleón. Del Corsaire de Paris, toma Moreno este formidable artículo:

“JUÁREZ”

"Un hombre que ha representado un gran papel en su país, y cuyo nombre está mezclado con nuestras desgracias y a los desastres de la política imperial, acaba de morir al otro lado del Océano, en ese México donde han quedado los cadáveres de tantos soldados franceses, sacrificados a las ambiciones de aventureros favoritos del régimen de 2 de diciembre, y al capricho quimérico del maniático coronado que ha entregado la Francia a la invasión.

Ese hombre es Juárez. Indígena de raza, defendió la independencia de su país con la perseverancia e indomable energía de las razas primitivas, no desesperando nunca de la salud de su patria ni de la heroica victoria aún en las horas más tristes de la derrota, dando así a los que tuvieran que luchar contra la usurpación o la invasión extranjera, un ejemplo en el cual los hombres del 4 de septiembre no supieron inspirarse ni han podido seguir.

Aquel no confió la libertad del suelo nacional a ninguna santa, ni dudó de la bravura patriótica de sus conciudadanos, ni prometió vencer o morir para capitular sin combate. Aquél no burló las esperanzas de sus compatriotas y el valor de sus soldados, no perdió en palabras el tiempo que era necesario dar a la nación.

Juárez nos había enseñado cómo puede vencerse y arrojarse al extranjero; cómo se castiga a los usurpadores; la lección no nos ha servido; pero cuando menos debemos respeto al hombre que nos la había dado".

¡Zácatelas! Cuando alguien se expresa así del enemigo, del hombre que los ha derrotado y causado tanto estrago, como Juárez le produjo a Francia, demuestra la grandeza y la elevada calidad de que está hecho el aludido, digo yo.

En la velada organizada por los estudiantes de Jurisprudencia en honor de Juárez, la noche del 18 de julio de 1901 en el Teatro Renacimiento, Jesús Urueta, uno de los más notables oradores que ha tenido la República, pronunció un discurso alusivo a don Benito, incluido en la Antología de la Elocuencia, del cual extraemos los siguientes pensamientos:

"Benito Juárez no está bajo su lápida mortuoria convertido en ceniza; está dentro de nuestras almas convertido en idea, en sentimiento, en aspiración. Cariño a la Patria, deseo de libertad, sacrificios por el deber, luchas contra el mal, recuerdos de dolor y de gloria, ideales también de dolor y de gloria; todo eso es Juárez. ¡Sublime transformación del hombre! Juárez en su ataúd, descansaba.

Se le creía muerto. Allí acudieron sus discípulos de patriotismo y de infortunio, y en vez de sentir la dolorosa agonía de la esperanza, sintieron brotar en sus almas una esperanza nueva... Entonces fue cuando Guillermo Prieto, infundiendo en la frase toda la esperanza vital de su infinito anhelo, gritaba: ¡De pie, señor, de pie!, y a ese grito poderoso como un conjuro se hizo el milagro: ¡el muerto sacudió el sudario y se puso de pie en la conciencia nacional!

Benito Juárez es, ante todo, mexicano. Las grandezas de su carácter son las grandezas del carácter de su raza, realzadas en él como una concreción y como una síntesis, pero sobre todo es un miembro de la humanidad, una gran figura de la historia, caudillo, héroe -en su significación épica- de los que se ha dicho en intencionada frase ¡que no tienen patria, porque sus actos son como gotas de sangre que circulan en el organismo entero de la humanidad, nutriéndolo de vida y floreciéndolo de amor! ¡Benito Juárez no es el Benemérito de las Américas, es Benemérito del mundo entero!".

El gobierno de España también hizo justicia a nuestro grande hombre. Del Diario La Igualdad, de Madrid, es este artículo:

"Juárez era uno de los hombres más eminentes, más probos, más perseverantes y enérgicos de este siglo, y su muerte ha sido una gran pérdida para la causa de la libertad, y para el pueblo mexicano, admirador de sus grandes virtudes, de su indomable carácter y de su incomparable valor.

Su vida entera fue un continuo sacrificio por la libertad, por la patria que le debe principalmente su independencia y su prosperidad. En nombre de la libertad, de la Ley y del pueblo mexicano, de cuyas opiniones y sentimientos fue siempre la expresión más pura y genuina, lucha constantemente contra el militarismo y la reacción, y las venció a fuerza de abnegación, de constancia y de valor. También luchó con heroico tesón contra las huestes de Napoleón y contra los aventureros que sostenían al usurpador Maximiliano, logrando sobre ellos una larga serie de triunfos que terminaron por la catástrofe de Querétaro... Juárez no le juzgó, ni le condenó; fue el tribunal competente, fue la ley, fue la justicia inexorable que aquel tenía el deber irrecusable de hacer valer y cumplir".

Oficialmente, con fecha 20 de julio de 1872, el señor Lerdo de Tejada, ya en su calidad de Presidente Substituto de la República, comunicó a los gobiernos amigos el fallecimiento de don Benito Juárez, conforme a la circular que Daniel Moreno inserta en su Libro in comento:

"SEBASTIÁN LERDO DE TEJADA.- Presidente Interino constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.- Al Excelentísimo Sr. Presidente de la República de ----------------------------.- Con profundo sentimiento tengo la honra de comunicar a Vuestra Excelencia, que el día diez y ocho de este mes, falleció en esta Ciudad Federal el Ciudadano Benito Juárez, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y Benemérito de América.- La buena amistad que felizmente existe entre el Gobierno de México y el de ese país, confiado al patriotismo y virtudes de Vuestra Excelencia, es un motivo para creer que tanto Vuestra Excelencia como vuestro pueblo se asociarán al sentimiento de nuestro duelo nacional.- Buen amigo.- S. Lerdo de Tejada.- J. M. Lafragua.- Dada en la Ciudad de México a los veinte días de julio de mil ochocientos setenta y dos".

[email protected]

Leer más de Gómez Palacio y Lerdo

Escrito en: Enfoque

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Gómez Palacio y Lerdo

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1444504

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx