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Voces heróicas del Khöömei

Gargantas polifónicas multiculturales

Foto: Tyulyush

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VIANNEY CARRERA

El nómada entona el idioma del agua, del viento, de las montañas y de la hierba. La voz también es una muestra de coraje y de respeto hacia sus antepasados.

Khöömei, que en español quiere decir faringe, es una forma de canto procedente de Mongolia, el norte de China (Mongolia Interior) y la República de Tuvá, en Rusia.

La técnica del canto polifónico consiste en la producción de varias notas al mismo tiempo, ya sean graves o agudas. Es un tipo de ejecución vocal considerada huraña y solitaria porque es común que sea practicada mientras se pastorea.

Algunos grupos folclóricos que mantienen viva la tradición son Altái Kai, Hosoo Transmongolian y Batzoring vaarching.

Explorar la tradición del también conocido como “canto de garganta” es remontarse con el pueblo huno a mediados del siglo IV, es decir, retroceder el reloj más de mil seiscientos años.

Originario de las montañas de Altái al oeste de Mongolia, se cree que es un obsequio celestial, un regalo de la naturaleza para el hombre que lo ha usado desde entonces en ceremonias chamánicas, reuniones familiares e incluso, como cantos de arrullo.

La mística vocalización imita el canto de los pájaros y los elementos del ambiente. El nómada entona el idioma del agua, del viento, de las montañas y de la hierba. La voz también es una muestra de coraje y de respeto hacia sus antepasados.

Además de evocar los sonidos de la naturaleza y comunicarse con ella, el canto de garganta retrata el día a día de los nómadas y algunas de sus piezas más longevas son odas a Gengis Kan.

El Khöömei se trasmitía de generación en generación, pero sólo a los pequeños varones. Fue hasta finales de los noventa del siglo pasado que se registró una leve apertura con la incorporación a la tradición de unas cuantas mujeres.

Desde 2010, el canto polifónico forma parte de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO.

Son varias las culturas que utilizan la técnica con un fin similar, por ejemplo, la tribu Aka, un grupo étnico pigmeo de la República Centroafricana. Incluso es posible detectarla en la Yeombul o “invocación”, es decir, en las alabanzas de los monjes tibetanos tipo Sutra (textos del hinduismo y budismo que comparten una enseñanza similar), que le denominan “canto de recinto”.

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Hosoo Transmongolia. Foto: Agenda Lugano

BORDÓN-ZUMBIDO

El canto ancestral es descrito, dentro del canon musical, como una técnica polifónica que consiste en ejecutar una melodía acompañada de armónicos ascendentes.

En teoría, los guardianes de la tradición utilizan mayormente la faringe y laringe para lograr un perfecto control de sus cuerdas vocales. La gestión adecuada del sonido implica un proceso laborioso debido a que el objetivo es lograr un efecto en ‘retrospectiva’: en vez de que el sonido salga por la boca, éste se queda dentro de la garganta.

La musicalidad distorsionada de la voz del intérprete tiene mucho peso en el instante que el intérprete desmenuza el sonido en un bordón (nota repetitiva) continuo y un zumbido. Para controlar la emisión de ambas partes, el cantante utiliza el diafragma como impulso, con el fin de darle mayor volumen o intensidad a su cantar. La lengua controla la frecuencia de zumbidos y expande la garganta con el propósito de lograr un efecto eco y que la voz, retiemble en una fuga de tonalidades acromáticas.

Dentro del arte milenario, diversos tipos o estilos de canto dependen de las circunstancias en que sean expresados. Son dos las técnicas principales que se practican en solitario: un Khöömei profundo y otro agudo. Una forma en particular, el Khat Kargyraa, que significa en tuvano “viento jadeante”, simula ser el aire resonando dentro de una caverna. El guardián, emite un bordón continuo y un zumbido en una tonalidad media, luego, con la boca entreabierta produce un sonido similar al fenómeno. Otras variables juegan papeles importante. Se pueden hacer lances entre graves y agudos, o a partir de figuras rítmicas, número de armónicos, intensidad del sonido y estabilidad.

Los cantos suelen ser acompañados con instrumentos tradicionales, tales como flautas y percusiones propias de la región. Tres elementos son considerados los más importantes a la hora de ensamblar una agrupación formal: El Morin khuur, un artilugio de cuerda que se toca en posición sentada y con arco, similar a un violonchelo, es sacralizado por el pueblo mongol. Su fisionomía es la de una especie de caja mediana con un brazo largo que sostiene dos cuerdas principales. El Ikh huur también es de cuerda, es uno de los instrumentos con emulación más grave. La similitud con el Morin khuur es evidente, sin embargo, su registro es más profundo. Si tuviéramos que situar estos artefactos dentro del organigrama musical de Occidente, les corresponderían los lugares de una viola y un violonchelo. Por último, el Ever burre es un instrumento de viento que pertenece a la familia del clarinete y posee un sonido similar al de un oboe. Consiste en una flauta cuya curvatura forma una silueta parecida a la concha de un caracol.

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Ned Rothenberg & Sainkho Namtchylak. Foto: Le Magasin

KHÖÖMEI TUNES

Gracias a las nuevas tecnologías, en particular el desarrollo de las redes sociales y de otras plataformas para distribución de contenidos, el “canto de garganta” se ha popularizado en el mundo.

El éxito de sus representantes no se restringe a Mongolia. El Khöömei se ha hecho viral dentro de la música pop y ha encontrado lugar incluso en los conservatorios europeos. El impacto ha sido tal que en algunos centros formadores se han dado a la tarea de conseguir a algún un maestro proveniente de las tribus nómadas de Asia Central.

Este arte sonoro se ha ido adaptando y modernizando según las tendencias. Una variedad de grupos tiene un corte canónico. Es el caso de Altai Kai, Hosoo Transmongolian o Batzoring vaarching. Los tres convergen en que sus integrantes utilizan trajes típicos de Mongolia, interpretan las obras exclusivamente con instrumentos tradicionales y cantan sólo piezas que convoquen a la naturaleza u odas a héroes antiguos.

Otras agrupaciones como Ajinai, utilizan el mismo concepto, sólo que su vestimenta es occidental y sus voces son dadas a crear una combinación entre rock ligero y Khöömei que consigue deleitar a más de un público.

Uno más, el conjunto conocido como Moauntain Kharkhiraa. Ellos mezclan su canto originario con música electrónica y pop.

A través de YouTube una legión de maestros sube videos como tutoriales en los que se enseña a cantar apropiadamente con dicha técnica, mezclando la técnica y lírica. Una instructora muy popular es la cantante alemana Anna-Marie Hefele, quien desde 2014 se volvió tendencia por la coloratura de su voz. Ella imparte clases del canto polifónico a través de su canal. Avi Kaplan, antiguo miembro del conjunto vocal Pentatonix, utilizaba esta técnica dentro de las obras del grupo, lo que daba un toque especial a sus presentaciones.

El Khöömei no sólo ha alcanzado la escena contemporánea, también se encuentra en el buscador de Spotify, donde se puede escuchar de forma gratuita.

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