Final de siglo
Fernando del Paso ha sido otro de los escritores que ha dejado profunda huella a pesar de que su obra no es muy vasta. Ha experimentado con la estructura de la novela, sobre todo en José Trigo y Palinuro de México. En Noticias del imperio, usa múltiples estilos literarios y es la que, a mi parecer, ha llegado más en el gusto de la gente. Ha conseguido el Premio Cervantes. En los últimos años, no ha habido publicaciones de nuevas obras, se ha promocionado más como pintor.
Hacia los noventa, un grupo de jóvenes se ha dado a conocer como la generación del crack. Su característica principal es que son universitarios, con estudios de postgrados y que aparte de la literatura han logrado brillar en el mundo de la academia y de las instituciones culturales. Dos de ellos sobresalen: Pedro Ángel Palou ha llegado a ser rector de la Universidad de las Américas y sobre todo se dedica a escribir novela biográfica, entre otros, la vida de Morelos y la de San Pablo (El impostor).
El segundo autor es Jorge Volpi, que también se ha abocado al género de la novela biográfica, sobre todo de personajes que tienen que ver con la ciencia y la cultura. En busca de Klingsor es una de sus novelas más logradas. Ha brillado como director de la televisión cultural.
Como ya hemos dicho anteriormente, a partir de la segunda parte del siglo XX, en México se dieron los talleres literarios, donde conocimos a diferentes escritores de provincia. Junto con ellos, han surgido, también, múltiples concursos de diferentes géneros por todo lo largo y ancho de la República. En el caso concreto de nuestra ciudad y de nuestro estado, contamos con diversos ganadores de tales concursos, los cuales han conseguido ser publicados nacionalmente.
Francisco José Amparán ha sido de los primeros. Su carrera literaria comienza desde los años setenta. Fue maestro del Tec de Monterrey. El género que domina es el cuento. También, tenía gran interés por la historia y participó en la radio y en el periodismo. Desgraciadamente, murió muy joven.
Saúl Rosales también ha sido un personaje que ha destacado en el plano de la literatura. Ha tenido muy buenos talleres literarios de donde han salido personas que han brillado a nivel nacional. Él cultiva el cuento y el ensayo. Autorretrato con Rulfo y Vuelo imprevisto son algunas de sus obras. También, ha abordado el género de la poesía.
Jaime Muñoz es de sobra conocido por su participación en el mundo cultural y el académico. Ha sido Premio Nacional de Novela, director de la Dirección de Cultura y Educación de nuestra ciudad. El principio del terror, Juegos de amor y malquerencia, son novelas que le han sido publicadas por Joaquín Mortiz.
Carlos Velázquez ha obtenido el Premio testimonio Carlos Montemayor. Entre sus libros más conocidos, se encuentran La Biblia vaquera y La marrana negra de la literatura rosa.
Julián Herbert, aunque nació en Acapulco, su vida literaria la ha hecho en el estado. De los últimos libros que ha publicado, se encuentra La casa del dolor ajeno, que habla sobre la matanza de chinos en nuestra ciudad. Obtuvo el Premio Nacional Gilberto Owen, el Premio Nacional de Cuento Juan José Arreola, Premio Jaen de novela inédita, y otros más. Además, es catedrático y promotor cultural.
Vicente Alfonso es uno de los más jóvenes. Obtuvo el Premio Internacional de Novela Sor Juana Inés de la Cruz. Premio Nacional de Cuento María Luisa Puga. Ha sido traducido a diversos idiomas. Entre sus obras se encuentran: El síndrome de Esquilo, Los huesos de San Lorenzo, Partitura para una mujer muerta.
Espero que no hayan sido muchos escritores que se me hayan quedado en el tintero. Estoy seguro de que existen otros cuya obra también puede ser interesante, ya nos los encontraremos en el camino.
La pasión por la literatura es irse encontrando temas que son un filón que seguramente te llevará a los buenos autores, y a los malos, que también hay que leerlos. Todo consiste en buscar. Muchos permanecen desconocidos porque nadie sale a buscarlos. Esperan al lector que los rescate y los saque a la luz.
Cada quien tiene sus temas, el chiste es agotarlos.
Por: José Luis Herrera Arce
