Andre-Pierre Gignac, de Tigres, en lamento durante el juego. (Jam Media)
Martes negro en El Volcán. Tigres fue eliminado de la Liga de Campeones de la Concacaf, a pesar de ganar 3-2 al Toronto, el global de 4-4 deja como ganadores a los canadienses que juegan en la MLS por más goles como visitantes.
Humillación total. Segundo tropiezo de la Liga MX ante los estadounidenses, justo el día del anuncio de las alianzas futbolísticas entre los dos países.
Grave golpe al ego. Grave golpe a la soberbia. Grave golpe que pone a todos en la realidad. Las distancias se han acortado. Frase común, pero real, verídica. Es verdad, los goles del Toronto fueron circunstanciales, iniciando por el autogol de Rafael Carioca y terminando por la nahueleada de Nahuel Guzmán, pero al final, las reglas estaban más que escritas, sentenciando a quienes se creían más de lo que no pueden demostrar. Humillación total.
El segundo tiempo fue todo del equipo de Monterrey. La entrada de Jürgen Damm hizo ver más que frágil a la zaga canadiense, pero las fallas de Eduardo Vargas, Ismael Sosa y André Pierre-Gignac, pesaron más que sus goles, tantos que cayeron hasta el final y que sólo dieron falsas ilusiones a una afición que debe contentarse con seguir siendo localista, conformándose con ser poderosos en el campeonato casero, pero seguir siendo humillados a nivel internacional.
Así de sencillo.
Carioca dio la ventaja al rival con un autogol. Tigres se tardó mucho en emparejar. Hasta el minuto 69, Eduardo Vargas igualó, ya iban por un gol, pero Guzmán se equivocó en un tiro libre de Giovinco y sentenció a los felinos a hacer una hazaña.
Vino el torbellino amarillo, Tigres y su gente iban por todo y por todos. A seis minutos del final, Gignac puso a rugir El Volcán y en tiempo de compensación, el francés, de penalti, volvió a ilusionar, pero sólo por algunos segundos, el árbitro pitó el final y la humillación se completó. Golpe fatal, golpe muy duro en un martes negro para la Liga MX, en día de alianzas.
