Paulo Dybala ha sido factor en los últimos tres encuentros que ha disputado la Juventus. (EFE)
Un doblete del argentino Paulo Dybala resolvió ayer el partido del Juventus ante el Udinese (2-0) y permitió al conjunto turinés adelantar al Nápoles en la cima de la Serie A italiana.
Sigue el gran momento de forma la "Joya" Dybala, que tras marcar un gol determinante el miércoles para meter al Juventus en los cuartos de final de la Liga de Campeones, fue protagonista con un gran doblete en el encuentro de ayer contra el Udinese.
En los últimos ocho días, Dybala marcó el gol decisivo al Lazio en la liga italiana, marcó en la visita al Tottenham en Londres y decidió el choque de ayer domingo en el Allianz Stadium, lo que dio el liderato al Juventus.
La "Joya" rompió la igualdad en el minuto 20 con una perfecta falta directa y amplió distancias en el 49 tras recibir un pase al hueco de Higuaín, que se reivindicó tras fallar un penalti al borde del descanso.
Sigue imparable el conjunto del técnico Massimiliano Allegri, que lleva once victorias consecutivas y que todavía no ha recibido goles en los ocho partidos ligueros disputados en 2018.
CAE EL NÁPOLES
Los turineses tienen ahora un punto de ventaja sobre el Nápoles, que no pasó del empate a cero en su visita al Inter en San Siro.
Tras la dura derrota sufrida en casa contra el Roma (1-4) hace apenas una semana, el Nápoles apretó con fuerza en busca del triunfo, pero no logró romper el muro defensivo del Inter, en el que el brasileño Joao Miranda y el eslovaco Milan Skriniar estuvieron impecables. Curiosamente, ambos contendientes también igualaron sin goles en el partido entre ambos de la primera vuelta, disputado en el San Paolo.
Los napolitanos exhibieron toda su calidad técnica en la primera mitad y controlaron el ritmo de juego con autoridad, aunque les costó crear peligros concretos ante un Inter que se defendía con mucho orden.
Las ocasiones que faltaron en los primeros 45 minutos llegaron en la reanudación, con el italiano Lorenzo Insigne (Nápoles) que lo intentó con un derechazo desde fuera del área, que terminó fuera por poco y con Skriniar que cabeceó a la parte exterior del poste tras una acción a balón parado.
La fase final fue casi completamente dominada por el Nápoles, aunque el orden defensivo del Inter obligó a los visitantes a buscar el gol con remates desde fuera del área o centros desde la banda que los zagueros milaneses supieron gestionar.
