Crónica Lerdense

Desde tiempos inmemorables Lerdo había profesado la religión católica iniciada por los evangelizadores españoles legando esa tradición desde el año de 1598, dejando un rico valor histórico, cultural y religioso, herencia que continuaron los colonizadores con la devoción de venerar a Nuestra Señora del Refugio, establecida en la Comarca Lagunera por el poderoso terrateniente Juan Nepomuceno Flores y Alcalde, que vino a radicar a estas tierras lerdenses en el año de 1836, siendo él el que mandó construir en el año de 1843 un templo en la antigua hacienda de San Juan de Avilés, terminándolo en 1852, pueblo hoy conocido como Ciudad Juárez, Dgo. Este señor por su gran fervor religioso en varias construcciones civiles y religiosas registró la frase célebre "Dios de Bondad Protégenos", como fue en la entrada de la hacienda San Juan de Avilés y en la torre de la Capilla El Refugio que construyó en la hacienda de Guadalupe, de Peñón Blanco, Dgo.

Otro gran hombre llamado don Refugio Tarín, que emigró a estas tierras por el año de 1865 a la Villa de Lerdo de Tejada, practicante de la religión católica y devoto de nuestra Señora del Refugio, entroniza su advocación a esta santísima Virgen en la Capilla anexa a la Hacienda de San José de la Goma. En el interior de este recinto religioso el Señor Tarín mandó elaborar la frase "Refugio de Pecadores" enfrente de la plataforma del coro. Existió otro personaje llamado don José Garde, quien fundó una hacienda por el rumbo del Cañón de Fernández, a la cual determinó darle el nombre de El Refugio, donde existe también una pequeña capilla. En todos estos lugares mencionados se celebran las fiestas a su santa patrona el día 4 de julio de cada año.

En la zona urbana de Lerdo del Siglo XX sus habitantes inician la veneración a la virgen de Nuestra Señora del Refugio en el año de 1950 siendo el señor Miguel Cháires su promotor, quien organizaba las fiestas el 4 de julio con la cooperación de los vecinos devotos de la Virgen. En esa época el Sr. Chaires vivía en la esquina de la avenida Zaragoza y Calle Gómez Palacio, al sur de la Ciudad, quien desde muy temprano por la mañana del día cuatro principiaba la fiesta con una gran Danza de Pluma, donde los integrantes lucían atuendos de falda y blusa de gran colorido, bailando al son de la tambora y el violín. El capitán Baltasar Valenzuela, traía como principales danzantes a sus dos hermanos y a Juan Morales y Nicolás Guerrero, la famosa malinche la interpretaba don Jesús Espino, hermano de don Atanasio Espino Benavides. Esto era una gran celebración, pues al frente salían en la procesión varias imágenes de Nuestra Señora del Refugio y atrás la Danza de Pluma, recorriendo las calles de Lerdo, hasta los Lavaderos Públicos (Av. Juan E. García), y luego continuaban al barrio de los Dos Puentes ubicado por la prolongación oriente de la calle Hidalgo.

Asimismo, la procesión visitaba las famosas huertas, lugares que contenían innumerables higueras que contenían un sabroso fruto de higos maduros, las ramas de éstas caían atravesando las alambradas o las bardas que llamaban la atención de los peregrinantes que no se quedaban sin disfrutar los higos y demás frutales. Está tradición duró como 5 años en donde la imagen de la Virgen de Nuestra Señora del Refugio la paseaban por todos estos lugares acompañada por la danza donde se admiraba la Malinche y los complicados adornos ingeniosos de Cortes (Capitán) y sus danzantes. Las fiestas de la Virgen del Refugio, mucho tuvieron que ver en el nacimiento de la hoy Colonia 20 de Noviembre, quedando asentada al sur, en terrenos pertenecientes al ejido de Lerdo, quedando el trazo urbano de la ciudad con límites en las parcelas ejidales. Una de ellas, fue derechosa la señora Rafaela Varela que en ese entonces abarcaba su terreno labrantío de la calle Zacatecas a Melquíades Campos, la otra parcela era la de Miguel López, papá de Enrique López. Para el año de 1945 aproximadamente doña Rafaela Varela empezó a fraccionar su terreno, enajenando lotes a los habitantes de la zona urbana que por necesidad tenían la urgencia de contar con una vivienda.

Uno de ellos fue Andrés Campos, quien adquirió una fracción de terreno para construir su casa. Primero le recomendaban un terreno por donde vivía Jerónimo Morales, que tenía el oficio de músico, allí no le gustó, porque enfrente había el basurero municipal que ocupaba toda una manzana entre las calles de Zacatecas y Sarabia, la que se recogía en un carro de dos ruedas metálicas, allí el municipio tiraba la basura. Con el tiempo la gente se fue dando cuenta que los parcelarios estaban lotificando sus parcelas. Margarito Reyes repartía los lotes ejidales midiéndolos con un lazo de mecate de pita (istle). Al morir Rafaela, don Doroteo Correa quedó en su lugar, quien cobraba a 50 centavos la renta por los terrenos que ocupaban los inquilinos. Todavía en ese tiempo en la Colonia López que así se nombraba, pocas familias que habían apartado un lote levantaron construcciones de material de adobe casi provisionales en varios lugares que comprendían de la Calle Zacatecas a la Lucio Blanco, abarcando desde la Matamoros a Coronado, el cual sería el centro histórico de la Colonia.

Así fue como se trazó después el lote baldío donado por la Señora Rafaela Varela, titular de la parcela ejidal, que se utilizó para levantar una pequeña capilla provisional para honrar a la virgen del Nuestra Señora del Refugio, que la donante dedicó ese lugar para que le construyeran su recinto a la Virgen. Así fue como las celebraciones del 4 de Julio las realizaban bajo una enramada, la cual la construían cada año con ramas que cortaban de los árboles de una antigua acequia denominada Carranza ubicada al oriente de la ciudad. El cuadro de la santa imagen de la Virgen de Nuestra Señora del Refugio a la que le hacían reverencia, fue obsequiado por un ferviente católico lerdense llamado David Olivas, con la intención de que le hicieran su fiesta religiosa en la colonia. Desde muy temprano iniciaba la danza, la misa y las primeras comuniones, celebradas por el párroco de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, presbítero Manuel Mireles Vaquera. Y Andrés Campos cada año el 4 de julio era responsable de trasladar la imagen de la Virgen de la casa del Sr. Olivas, en procesión a la rústica capilla, acompáñalos un grupo de danzantes, el Sr. Olivas vivía por la Abasolo y Zaragoza.

En esta nueva etapa de las fiestas eran cuatro personas quienes llevaban a cabo la celebración de las fiestas, a quienes les tocó poner los primeros cimientos. Para la inauguración de las obras en la colocación de la primera piedra de la capilla, donde se colocaron unas reliquias quedando enterradas en el punto donde se levantaría el altar mayor, estuvo a cargo como madrina la joven Señora Cuquita Franco de Quiroga. Viendo el interés de los feligreses, se tomó la decisión de formar un Comité o Patronato por los señores Daniel Martínez, quien fuera por muchos años sacristán de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, Ricardo Martínez, Esteban Olazábal, y Andrés Campos, auxiliados también por la señora de éste y la Sra. Rosario Córdoba. El primer matrimonio que se consagró en la improvisada capilla de la Virgen de Nuestra Señora del Refugio fue la pareja formada por José Reyes y Josefina Núñez. José era hijo de don Margarito Reyes, casándolos el padre Manuel Mireles Vaquera, así fue como las fiestas patronales de nuestra señora del Refugio se hicieron oficiales en la capilla provisional que se ubicó en la esquina de la calle Zacatecas y avenida Francisco Sarabia, al sur de Ciudad Lerdo.