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El yerno de Trump y la despedida de su embajadora

Dramatis personae: Kushner, Peña Nieto, Trump, Videgaray, Guajardo Kimberly Breier subsecretaria norteamericana y una embajadora ausente.

JULIO FAESLER

Escena: Banderas y flores aunadas de declaraciones descomunales contra México so pretexto del muro, de mexicanos no deseados, renegociación de mal grado del TLCAN.

Respuesta: Permanente actitud pacificadora de México.

Cortina de fondo: Declaraciones descomunales contra México en ocasión de muro, mexicanos repudiados, renegociación del TLCAN.

El deshilvanado episodio escenificado el miércoles 7 de marzo en Los Pinos no fue de drama. La tranquila foto de los asistentes actores entorno a la mesa indica un ambiente de sencilla conversación. El drama estaba, empero, en la peculiar desubicación de cada uno.

Corre video: la aparatosa llegada del señor Jared Kushner a Los Pinos con un mensaje del presidente Trump al presidente Peña Nieto. El aparato protocolario se echa a andar para expresar la importancia y posible trascendencia en puerta. Faltaba poco para que tocasen los himnos nacionales.

En el apretado enjambre de elementos que se revuelven en la enredada relación entre México y Estados Unidos, la adición de esta nueva escena hizo más difícil hallarle siquiera un hilo de racionalidad a esas relaciones bilaterales que desde hace tiempo dependen directa y exclusivamente [jf1] del humor del presidente norteamericano. Su comportamiento es igual al de príncipes medioevales o de atrabancados dictadores de hoy.

El yerno preferido, ahora reducido en competencias y prerrogativas, sin poder acceder a íntimos secretos "de estado", es formalmente recibido por el Presidente de México. La cortesía presidencial se estira hasta el grado de hacer que los Secretarios de Relaciones Exteriores y el de Economía, escucharan el mensaje del Presidente Trump. Terminada la entrevista, hubo una sesión de trabajo en que participaron los dos equipos y que se extendió por tres horas. Se examinaron otros asuntos como un programa de movilidad circular para trabajadores agrícolas, el combate a las mafias, el tráfico de drogas y corrientes recíprocas de armas y dinero. De igual manera la seguridad fronteriza, el desarrollo de Centroamérica y el comercio además de continuar las negociaciones del TLCAN.

Tras de las conversaciones el grupo norteamericano lidereado por Jared Kishner se despidió afirmando que su suegro indica que un nuevo encuentro entre los dos Presidentes dependerá del avance en los acuerdos sobre la relación "integral", lo que incluye el TLCAN, además de temas de seguridad, migración y cooperación económica.

Desde la muy peculiar óptica del Presidente Trump la inusitada visita es parte de su estrategia de negociación que consiste en halagar a la víctima antes de asestarle el golpe. Se percibe que Trump va a tratar a México con dureza, eliminando o alterando sus posiciones sobre el TLCAN para moldearlo a su entero gusto mientras se construye en la frontera el muro de sus obsesiones. Mandar a Kushner a Los Pinos es una pieza que calza perfectamente dentro del ajedrez de poder que maneja su suegro.

Como testigos de la entrega-recepción del mensaje de Trump, fueron demasiados y de excedida categoría salvo que Peña Nieto haya querido tener testigos al enterarse del mensaje de Trump.

Las conversaciones que se desarrollaron entre un presidente de república y un asesor por muy principal, "senior" habrá que llamarlo, que fuera, sobre los diversos temas de mucho fondo que se mencionan, no respetaron la indispensable igualdad jerárquica que les asegurara adecuada ejecución. La presencia de la Subsecretaria Kimberly Breir subrayó este desequilibrio que, visto de otra manera, reflejó el rango decididamente inferior que Trump asigna a México y a su Presidente dentro de su agenda.

La ausencia de la Embajadora Jacobson, aún en funciones, fue notoria. Su exclusión tuvo que ver con su próximo retiro de dicho cargo así como de su carrera diplomática. Habiendo tardado más de seis meses en tomar cargo de su embajada, su estancia efectiva, aunque corta, dejó una huella altamente reconocida en los muchos amigos mexicanos que ella acercó a su país. Su repuesto tendrá mucho que hacer para restañar la deteriorada imagen de su país en México.

El nuevo episodio en el quebrantado curso de la relación de Trump con su indispensable vecino al sur, no augura tiempos mejores. Coincide con extrañas y arbitrarias decisiones tomadas al mismo tiempo en la oficina ovalada de la Casa Blanca que contienen el perverso ofrecimiento de no aplicarle a México aranceles a sus productos siempre y cuando el resultado de las negociaciones actuales sobre el TLCAN sean del agrado del propio Trump.

El Presidente de los Estados Unidos se ha propuesto aplicar en sus estrategias cualquier recurso que le sugiera su capricho, hasta los ardides más crudos.

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Escrito en: Editorial Julio Faesler

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