Cuando se habla de que el mundo precisa de líderes que posean el carisma y la personalidad necesaria para cautivar y persuadir, se tiene que mirar hacia galas como la del Teatro Dolby, donde no sólo aparece la ya familiar imagen de Guillermo del Toro, sino otros varios hombres y mujeres con detalles que dejan ver que la inteligencia y el humor van tirando al disparate.
Pero sobre todo Frances Mc Dormand, nada guapa, de vestido estrafalario, exótico y de mirada siniestra, logrando que las nominadas de pié y todos escuchen su arenga feminista, lo que representa el fin de la era depredadora de Harvey Weinstein y compañía para instalar otra junto a Daniela Vega, la transexual chilena que motiva, contagia de su capacidad creativa y convence.
Porque el cine es como el futbol, donde todo parece suficiente con mirar para explorar y encontrar pero cuando los magnates manejan su interés, nunca el del espectador será prioritario, sino que el voto será por el dinero que mueve al mundo. La tv toma la FMF y con ello el mando absoluto del buque con sus grupos para un nuevo patriarcado que llega como César a Roma.
El futbol es como un dibujo que hace educar la mirada y cuando se mira algo, ya se convierte en proyecto, porque siempre la mente del creativo da para imaginar más allá de sus rasgos individuales. Como nosotros, que sufrimos angustias, porque a la vida no se viene a bailar el mambo pero luego llegaron Muguerza con Jared y una tropa de héroes para hacernos campeones.
Justo cuando bajamos del vagón de la alegría suprema el domingo 22 de diciembre de 1996, nos dimos cuenta aquella noche de que el mundo ya no era el mismo, que todas las fotos serían ya como un viaje en el tiempo y que nosotros todos, éramos diferentes, veríamos la vida y el juego con exigencia, con la sapiencia de expertos, como quien tiene un gen dominante en su carácter.
Antes del beso amoroso, la pareja se mira a los ojos y establece una complicidad, un pacto. Es el que debieran establecer medios y cuadros boyantes, como Santos, al que nadie le cree su liderato y a quienes no le dedican ni tiempo, ni videos ni notas exuberantes. Somos como esas damas abandonadas de Hollywood que mostraba Mc Dormand. El glamur de la tv es de ellos, no importando números ni personas, pues quien tiene luz propia incomoda a quienes viven dentro de esferas inventadas y del olvido hacen un arte al mostrar que no extrañan a los héroes,
Por ello a la gente local, sin alarmas en rojo, sin rutas de evacuación, sin gestos cinematográficos, con ese perfume de sudor que alivia y motiva arropa a los suyos, que son símbolo de su ilusión, porque el idealismo de hoy ha quedado a la idea de supervivencia, sabiendo que futbol, medios e intereses, son un campo de batalla y que la finura en la vida, es una actitud.
