Columnas la Laguna

NORMATIVIDAD AGROPECUARIA

LA LECHE MATERNA

AGUSTÍN CABRAL MARTELL

En principio la leche materna es el mejor alimento para los bebés, ya que aporta una fuente nutricional incomparable, volviéndolos más sanos y fuertes. Al amamantar a al niño se establece un vínculo afectivo mayor entre la madre y su bebé, dando lugar a una comunicación íntima muy importante para su verdadero desarrollo afectivo, además tomar la lactancia tiene un objetivo muy importante que reside en las ventajas sanitarias que brinda la leche materna a los bebés y aporta un gran valor nutritivo, incluyendo los nutrientes más importantes para su correcto crecimiento y desarrollo, tanto físico como mental. Hay que tener en cuenta que la leche de las mamás se modifica a lo largo de la lactancia, para adecuarse correctamente a las necesidades del bebé, aportándole en cada etapa de crecimiento las proteínas que su cuerpo requiere. De esta misma manera, la leche materna contiene anticuerpos contra distintos virus y bacterias que pudieran llegar a afectar la salud del bebé, por lo que le brinda una fuerte protección ante posibles infecciones. Los niños que son amamantados suelen ser más saludables y menos propensos a contraer enfermedades crónicas, tales como diabetes, celiaquía, leucemia, obesidad, alergias, colitis ulcerosa y patologías cardiacas, entre otras, además de disminuir en gran medida la posibilidad de muerte súbita. De acuerdo a una serie de estudios e investigaciones realizadas a nivel mundial en este campo han demostrado que los bebés que son amamantados presentan un desarrollo más veloz de su intelecto. Pero, cuando por alguna razón no es posible llevar a la práctica la lactancia materna es importante tener presente que otras alternativas de leches para bebés existen. Para ello existe, según la legislación actual derivada de la Ley General de Salud en materia de productos lácteos, una clasificación de leches para lactantes: Leches modificadas. Son aquellas que se obtienen a partir de la leche de vaca, a las mismas se le modifica el contenido de proteínas, hidratos de carbono y grasas, al igual que el contenido vitamínico y mineral. Estas leches tratan de adaptarse a la alimentación que el niño debe recibir durante el primer año de vida. Son leches que no tienen un alto contenido en sodio. Son leches con un menor aporte de proteínas e hierro que la leche materna. Leches maternizadas o humanizadas: Estas leches son mal llamadas maternizadas, ya que la leche materna no puede reemplazarse, ninguna leche por buena que sea puede reemplazar a la lactancia materna. También se las llama adaptadas. Este tipo de leche trata de adaptarse a la leche materna. Se les modifica la proporción proteica para asemejarla a la de la leche humana (40% caseína, 60% proteína del suero), de esta forma tiene una mejor digestibilidad, además se agrega lactosa y ácidos grasos insaturados de origen vegetal, para asemejarla al contenido de la leche materna. Leches a base de proteínas vegetales: Estas se utilizan cuando se produce alergia a alguno de los componentes de la leche de vaca, y por alguna razón especial no es posible brindarle el pecho al bebé. Estas fórmulas se basan en la proteína de la soya, a la cual se le agregan una serie de nutrientes como carnitina, metionina, vitaminas, ácidos grasos insaturados, etc., para adaptarlas lo máximo posible, a las necesidades del bebé. Fórmulas especiales para prematuros: Son leches adaptadas a las necesidades del bebé prematuro: poseen menos cantidad de lactosa, menor osmolaridad, más cantidad de ácidos grasos de cadena media, mayor concentración proteica, más concentración de calcio y fósforo. Fórmulas especiales para determinadas fisiopatologías: Por ejemplo en casos a alergia a la caseína, errores congénitos del metabolismo. Son fórmulas de hidrolizados proteicos especiales. Esta clasificación de leches para lactantes pueden servir para estar informados sobre las distintas variantes existentes en el mercado, en el caso de necesitar recurrir a ellas, pero es sumamente importante saber que la leche materna no tiene reemplazo y que es la mejor alimentación que el bebé puede recibir en forma exclusiva, durante sus 6 primeros meses de vida y como alimentación complementaria hasta los dos años de edad, según lo recomienda también la Organización Mundial de la Salud (OMS). El suministro de leche para un bebé es mejor que se vaya administrando en función de cómo evoluciona el crecimiento y la necesidad del recién nacido. La expresión "cada niño es un mundo" tiene una importante aplicación a la hora de su alimentación durante estos primeros meses de vida.

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