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YAMIL DARWICH

El 1 de julio tendremos elecciones en México; la más importante, la de Presidente de la República Mexicana, quién habrá de gobernar seis años.

Sin embargo, nunca como ahora vivimos el grave dilema de la elección.

Se trata de elegir a uno entre los varios propuestos, algunos independientes con muy pocas posibilidades reales y los tres nombrados por sus partidos políticos, viven la casi total incredibilidad y hasta el repudio por lo que representan.

Si Usted pregunta al ciudadano pensante y sin compromisos partidarios -léase personales- la respuesta será la misma: "de todos no se hace uno" y en ninguno existe credibilidad y confianza en térmimos de honradez, veracidad, capacidad de acción e interés por el servicio. Desesperante realidad.

Sin embargo, votar es una obligación y entre los verdaderamente responsables de mantener el sistema democrático, por incipiente que sea, no existe la palabra abstención.

Para definir nuestra elección -aún la menos peor- debemos enterarnos de las propuestas, antecedentes y compromisos que pueda tener cada uno de ellos y para eso le hago un breve resumen de cada cual, como una pequeña introducción a su propia investigación:

Andrés Manuel López Obrador, candidato por tercera vez a la presidencia de la República, nació en Macuspana, Tabasco, el 13 de noviembre de 1953, quien se autodefine como: político, politólogo y escritor mexicano.

Líder del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), bajo el lema: "Juntos Haremos Historia", con apoyo del Partido del Trabajo y el Partido Encuentro Social, se presenta como "la elección del cambio".

Graduado de la UNAM, estudiante por abajo de la media, fue Presidente Nacional del Partido de la Revolución Democrática -1996 a 1999- y Jefe de Gobierno del Distrito Federal -2000 a 2005-

Se afilió a mediados de la década de 1970 al Partido Revolucionario Institucional, del que desertó para participar en el PRD y luego crear a MORENA.

José Antonio Meade Kuribreña, abogado por la UNAM, economista graduado del ITAM y doctorado en Finanzas Públicas por la Universidad de Yale.

Argumenta su independencia en base a sus antecedentes de profesional de la administración pública: Secretaría de Energía y Hacienda, con Felipe Calderón; de Relaciones Exteriores, Desarrollo Social, Hacienda y Crédito Público, con Peña Nieto.

Carga con el estigma de la corrupción imperante en el sector público, que se agrava por los puestos ejercidos, la información evidente que debió tener y su cercanía con el partidismo repudiado.

Ricardo Anaya Cortés, con una carrera vertiginosa muestra una juventud que puede llegar a ser aventurada y tendencias a ejercer un liderazgo dictarorial; ingresa al PAN en el año 2000, siendo Secretario Particular del Gobernador del Estado de Querétaro, de 2003 a 2009 y coordinador de Desarrollo Humano, de 2008 a 2009.

Diputado local de la LVI Legislatura del Estado de Querétaro y Presidente del Comité Directivo Estatal. Diputado Federal 2012 a 2015, Presidente de la Cámara de Diputados del 2014 al 2015 y Presidente del PAN, desde el 2014 hasta su renuncia, para postularse candidato a la presidencia de México.

Sus ventajas son la preparación académica y claridad de ideas; las desventajas, su juventud con atrevimiento en decisiones políticas, que ha provocado la deserción de muchos partidarios panistas con el consecuente debilitamiento de su partido.

Los tres, sobradamente comprometidos con el sistema político mexicano que sufre las graves patologías sociales-políticas de corrupción, impunidad, violencia y rechazo ciudadano, pronuncian constantemente declaraciones desventuradas.

Sobre los candidatos independientes: Jaime Rodríguez, Armando Ríos Piter y Margarita Zavala, quienes aparecerán en las boletas electorales, se observa que tienen pocas posibilidades, quizá mínimas o nulas, -según encuestas- con la grave particularidad de la falta de plataforma y cuadros políticos humanos para poder ejercer el poder y el control de todas las funciones de estado.

Como puede comprender -y ampliar en informacón y conocimiento de los casos- "la caballada está muy flaca", como dijera el finado Rubén Figueroa y el panorama electoral de muy difícil decisión para nosotros.

Sin embargo, es ineludible la responsabilidad de votar, defendiendo el proceso democrático, aunque nos quede la dolorosa decisión de tener que hacerlo por "el menos peor", considerando nuestras graves deficiencias nacionales y áreas de oportunidad.

Nos corresponde continuar informándonos de propuestas -hasta ahora vagas y oscuras- de cada contendiente y luego reflexionar, compartir información, dialogar con amigos y conocedores, para finalmente tomar una decisión reflexionada.

Piense que va de por medio el próximo sexenio del Gobierno Federal de nuestro país; que vivimos con una economia muy debilitada; pobre calidad de vida social remarcada por la violencia; y las graves deficiencias en todos los servicios institucionales.

Por si fuera poco: desánimo, indiferencia y pérdida de interés de muchos de nosotros por hacer que cambie el rumbo del país.

Evitemos ser personas apáticas, quienes creyéndonos vencidas refrendemos aquello de "los ciudadanos tienen el gobierno que merecen".

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