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EL CRÉDITO, PALANCA DE LAS CADENAS PRODUCTIVAS

MAURICIO MILLÁN

Todo parece indicar que el crédito bancario dirigido a las empresas experimentará un panorama complicado durante el primer semestre del presente año. Los factores determinantes para el potencial encarecimiento del crédito son: en el ámbito nacional, las decisiones de política monetaria y el proceso electoral que se desarrollará próximamente; y en el internacional, la incertidumbre sobre el comercio exterior de México y su capacidad para atraer nuevas inversiones.

En los últimos tres años, la cartera vigente de la banca comercial destinada a las empresas privadas ha mantenido un ritmo de crecimiento anual de 15% en promedio, superior al de la economía.

Ello refleja que el país cuenta con un sector financiero sólido, robusto y maduro que ha puesto en práctica las lecciones aprendidas en décadas pasadas.

Sin embargo, el alza en las tasas de interés derivado de las decisiones del Banco de México, podría explicar la eventual desaceleración del crédito en la economía.

Tan sólo en el último año, Banxico ha incrementado en cinco ocasiones la tasa objetivo; la más reciente ocurrió la semana pasada con aumento de 25 puntos base, estableciéndola en 7.5%, ello producto de presiones inflacionarias.

Si bien existe el compromiso del sector bancario de mantener la oferta crediticia, lo cierto es que este desplazamiento alcista podría impactar al sector empresarial convirtiendo al crédito en una opción más costosa y menos atractiva como medio de crecimiento o ante contingencias.

Adicionalmente, habría de añadir dos factores más: el grado de exposición que las empresas tienen frente a las decisiones de política exterior (tanto comercial como de inversiones), así como su comportamiento financiero y particularmente su responsabilidad crediticia.

Del año 2000 a la fecha, por cada dólar que entró a México como Inversión Extranjera Directa, 48 centavos provinieron de Estados Unidos, y más de 82 centavos de cada dólar, ingresaron por la venta de mercancías al mismo país. Sin duda, la estrategia de política exterior y la necesidad de diversificarla es primordial para las empresas.

Seguido del sector bancario, la industria automotriz es uno de los sectores que más ha recibido flujos de inversión en los últimos 17 años (11.68% y 11.44% del total, respectivamente); y tan sólo después de las máquinas y material eléctrico, son los vehículos y sus partes, las mercancías no petroleras más exportadas (22.8% y 19% del total). Es claro el grado de exposición ante la coyuntura internacional, el que tienen las empresas que componen la cadena productiva del sector.

Por otro lado, durante 2017, la banca comercial registró crecimientos anuales en los créditos otorgados (como parte de su cartera vigente) a empresas dedicadas a la fabricación de equipo de autotransporte; tan sólo en el último trimestre, el incremento fue del 35% anual en promedio.

Asimismo, el sector disminuyó sus niveles de cartera vencida y, con ello, mantiene uno de los índices de morosidad más bajos del mercado crediticio, refrendando así su compromiso con la responsabilidad financiera.

Aun cuando no se den cambios drásticos en los planes productivos en el corto plazo por parte de las grandes armadoras instaladas en el país, debido a su dinámica de involucrar altos volúmenes de producción ya planificados con años de antelación, si puede darse el caso de que empresas Tier de los niveles más distantes a la planta productiva, se muestren más vulnerables y expuestos ante dichas condiciones.

La industria automotriz es sólo uno de los sectores con empresas que pueden verse afectadas y cuya estrategia de apalancamiento puede verse limitada; sin embargo, hay empresas que son parte de otros sectores cuyo grado de exposición puede ser el mismo y en los que empresarios necesitarán analizar el estado actual de sus negocios.

Sin duda, este tema deberá ser analizado e integrado como parte de la agenda de trabajo del próximo presidente de la Concamin, en la que la inversión y el financiamiento a las industrias no se vean debilitados y más aún, contribuyan fortalecer el encadenamiento productivo. De forma especial, se debe enfatizar la importancia de facilitar el acceso a crédito para las Pymes, motor de la economía, a fin de que estas empresas se vinculen eficazmente a las cadenas productivas y así se desarrolle el valor agregado nacional. De igual forma, las empresas, en sus diferentes tamaños, deben acercarse a asesoría especializada que les coadyuve a estructurar acciones encaminadas a su encadenamiento y, con ello, a su mayor crecimiento.

¿Estamos las empresas realmente preparadas para un entorno de incertidumbre como el que se avizora?, ¿qué tanto podremos contar con el crédito bancario como medida de crecimiento o anticontingente? Responder a estas preguntas requiere de asesoría y de un análisis del círculo virtuoso de la empresa, en la cadena productiva, en los planes estratégicos e incluso en la capacidad de reacción ante cualquier imprevisto.

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Escrito en: MAURICIO MILLÁN

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