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Cuerpos contaminados

A la ciudadanía

MANUEL VALENCIA CASTRO

Como olvidar el desastroso caso del insecticida que además de matar las plagas del cultivo del algodón, tuvo mucho éxito al introducirse a las cadenas alimenticias en los ecosistemas, incluido desde luego la del hombre. Como no fijarse que las moléculas del DDT fueron encontradas en los antiguamente llamados hielos perpetuos, ahora ya no lo son tanto debido al calentamiento global, a miles de kilómetros de donde fueron aplicados. Como ignorar que estos compuestos, derivados del petróleo, una vez que entran a un organismo, no encuentran una vía de desecho, ocasionando su acumulación en los cuerpos de plantas y animales. Como no darse cuenta de los impactos ecológicos sobre aves, insectos de desiertos y bosques y en la salud pública. Pues si, como alguien citaba alguna vez: "el hombre no se da cuenta que no se da cuenta".

La contaminación del aire es quizá uno de los mayores problemas ambientales que vive el planeta. La adición de materia indeseable transportada por el aire, como el smog, cambia la composición de la atmósfera, perjudicando la comunidad entera de la vida sobre la tierra. Ahora mismo respiramos una calidad de aire que depende de la ciudad donde vivimos, de su orientación económica, de si estamos cerca o no de grandes bulevares y/o de una industria.

La referencia natural para medir la calidad del aire es la definición de aire puro: aquel que contiene aproximadamente un 78 porciento de nitrógeno, un 21 porciento de nitrógeno, un .93 porciento de bióxido de carbono y en el resto una proporción muy pequeña de gases inertes, hidrógeno y metano, este último como parte natural del ciclo de carbono. Esta definición sólo considera el aire seco, cuando se incluye el vapor de agua, varía su participación desde prácticamente nada, como en una zona desértica, hasta un cinco porciento en una selva. Pero las cosas cambiaron desde mediados del siglo XVIII, cuando en Gran Bretaña nace la Revolución industrial. Desde entonces, la atmósfera de las zonas rurales y de las urbanas fue alterada, y el aire puro prácticamente desapareció.

Muchos intentos tecnológicos y mejoramiento de los combustibles se han hecho y se siguen haciendo, pero la liberación de contaminantes a la atmósfera continúa. Los contaminantes gaseosos más comunes son el dióxido de carbono, el monóxido de carbono, los hidrocarburos, los óxidos de nitrógeno, los óxidos de azufre y el ozono. Diferentes fuentes producen estos compuestos químicos pero la principal fuente artificial es la quema de combustible fósil.

Además de los gases, otros contaminantes también comunes como el material particulado, constituye uno de los principales contaminantes de la Comarca Lagunera, que con relativa frecuencia rebasa la Norma. Este material es una mezcla compleja de sustancias en estado líquido o sólido, que permanece suspendida en la atmósfera por periodos variables de tiempo.

De acuerdo con la NORMA Oficial Mexicana NOM-025-SSA1-2014, Salud ambiental, las partículas pueden tener un origen natural y también antropogénico. Según su diámetro aerodinámico, éstas pueden clasificarse en menores o iguales a 10 micras (PM10), en menores o iguales a 2.5 micras (PM2.5) y menores o iguales a 0.1 micras (PM0.1). El tamaño es un parámetro importante para caracterizar su comportamiento en la atmósfera y por ende, la concentración a la que puede estar expuesta la población; también determina la capacidad de penetración y retención en diversas regiones de las vías respiratorias.

Las PM10 se depositan en la región extratorácica del tracto respiratorio; contienen principalmente materiales de la corteza terrestre y se originan en su mayoría por procesos de desintegración de partículas más grandes, como los que se llevan a cabo en las cementeras, las caleras y las marmolerías. También pueden contener material biológico como polen, esporas, virus o bacterias o provenir de la combustión incompleta de combustibles fósiles.

Las PM2.5 están formadas primordialmente por gases y por material proveniente de la combustión, se depositan fundamentalmente en la región traqueo bronquial, aunque pueden ingresar a los alvéolos pulmonares. Las partículas ultra finas (PM0.1) se depositan principalmente en la región alveolar, incrementando la posibilidad de atravesar la membrana alvéolo capilar hacia el torrente sanguíneo y migrar hacia otros órganos.

Acorde con la Norma consultada, "la mayoría de los estudios apuntan a que el mayor impacto en la salud por partículas, lo originan compuestos altamente tóxicos y carcinogénicos como el carbono elemental, compuestos orgánicos, especialmente los hidrocarburos aromáticos, sulfatos, nitratos y determinados metales (arsénico, cadmio, fierro, zinc y níquel)"… "Por otro lado, estudios toxicológicos recientes sugieren que los metales contenidos en las partículas pueden estar relacionados con daño cerebral en respuesta a procesos inflamatorios en habitantes jóvenes de la Ciudad de México, con efectos adversos sobre el bulbo olfatorio, con alteraciones en la estructura cerebral de niños, con neuroinflamación, con patologías de la función olfatoria y alteraciones de la respuesta inmune."

Otros efectos sobre la salud de la población son: alergias, asma, fatiga, hipotrofia semicircular, infecciones respiratorias, e incluso cáncer de pulmón.

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