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Crónica Gomezpalatina

Tres inolvidables personajes de la cultura gomezpalatina

MANUEL RAMÍREZ LÓPEZ

El panorama cultural gomezpalatino se ha ensombrecido con la partida de tres inolvidables personajes que le dieron lustre y categoría a nuestro terruño, con sus respectivas carreras profesionales, artísticas y culturales, desarrollando caminos de excelencia y superación, en los que prevalece un recuerdo imperecedero de sus incesantes labores, dejando una honda huella de su noble y abnegado desempeño en la memoria de los habitantes de nuestra ciudad, que vieron con agrado y admiración su intensa participación en el arte, la literatura y en el desarrollo de los conocimientos que cada quien en su ámbito realizó.

Iniciamos la crónica con la triste nota de la reciente desaparición física de un queridísimo artista de nuestro entorno, que tuvo una trayectoria hermosa, llena de creatividad, generosidad y amistad, llegar al taller del maestro Nazario Simón Zárate era recibir una impresión maravillosa y grata, conocer las increíbles obras que salían de sus manos y que él modestamente llamaba mis loqueras, las cuales mostraba con una actitud desenfadada y sincera a los cientos de amigos y visitantes a su querida Casa del Cerro, sitio de trabajo trascendente y creativo, que se había convertido en un referente de cultura popular y a la vez en un jardín de hermosas variedades de la flora regional y de concentración de diversos objetos de otras épocas que fueron utilizados en la vida cotidiana de las gentes de antes y que eran rescatadas de los desechos, para que con la visión genial de Nazario se transformaran en atractivas y singulares creaciones artísticas, como su colección de soles de incomparable belleza.

Generoso recibía como alumnos a todos los que se acercaban deseosos de aprender de su talento, y quienes eran recibidos con los brazos abiertos y motivados a adquirir conocimientos, siempre gratuitos, como norma de observancia permanente, en los campos de la pintura, escultura, carpintería y lapidaria. Pero también sumamente estricto con aquellos que pretendían sacar beneficios por la enseñanza que impartían en su espacio, lo mismo que los que trataban de comerciar con lo que allí habían elaborado.

A la par de su bondad, era un hombre sumamente claridoso para señalar lo que no consideraba correcto, ya sea con su persona o con las de sus amigos, por lo que los que trataban de abusar de su anfitrionía o de la gentileza ajena, eran rechazados en su entorno.

Preocupado por los demás, hizo una serie de construcciones labradas a cincel en la piedra del cerro, una sala de exposiciones para los que no eran recibidos en las salas de postín, un sauna tradicional para fomentar costumbres ancestrales cubierto por una cúpula tipo bóveda catalana, y además un amplio foro al aire libre para las presentaciones de artistas, la convivencia y la contemplación, lugar frecuente de reunión de las personas interesadas en conocer las expresiones del arte, miembros de la comunidad lagunera de todas las generaciones, que acudían con frecuencia a la Casa del Cerro. De esa forma fomentaba Nazario el conocimiento y la apreciación de las múltiples expresiones artísticas de los nuevos creadores y de los experimentados maestros en las diversas ramas. En resumidas cuentas, un auténtico forjador de valores y perfeccionista de las artes populares sumamente apreciado y reconocido, gran maestro Nazario Simón Zárate.

Otro distinguido impulsor de las actividades culturales fue el doctor Carlos González Puente, quien en su extensa trayectoria supo conjuntar exitosamente varias facetas como eficiente profesionista, poeta y declamador, literato y protagonista de múltiples actividades en el campo cultural, además de conferencista, viajero y amante de las costumbres y tradiciones mexicanas.

Sus estudios fueron muy completos, originario de Gómez Palacio fue llevado por sus padres a la Ciudad de México donde cursó estudios en la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM, luego se graduó como bachiller en Ciencias y Letras, después como Cirujano Dentista en la propia Universidad, en la cual se desempeñó como Maestro de Gramática Castellana y también laboró en el “glorioso” Instituto “18 de Marzo” a su regreso a estos lares. Fue. Fundador de las Asociaciones Dentales de la Laguna de Coahuila y Durango las que presidió en diversas ocasiones y maestro de la Facultad de Odontología de la U.A.C. Expresidente del Club de Leones, Cámara Junior, Presidente y Fundador del Club Rotario de Gómez Palacio y miembro de diferentes agrupaciones regionales como: Amigos de la Opera, Peñas Taurinas, Grupo de Poetas Netzahualcóyotl, y de Numismática.

En su faceta literaria fue autor de 14 libros, entre ellos 3 de temas científicos, otros de poemas y de recuerdos, precisamente las dos ediciones de sus libros “Recuerdos del Viejo Gómez Palacio” nos muestran aspectos muy coloquiales e interesantes y nos dan a conocer sucesos, lugares y personas de la población en que vivimos, contribuyendo a aumentar el acervo de datos históricos con los que se aumenta el conocimiento comunal. Supimos de su afición a la aventura, cabalgando a lomos de camello en Egipto, compitiendo en la Primera Gran Regata del Río Nazas en 1960 y conociendo regiones de Estados Unidos y Canadá, Japón, Europa y el Medio Oriente.

Fue Laureado con Medalla de Oro por la U.N.A.M. y reconocido como Ciudadano Distinguido en Gómez Palacio.

Activo participante en las actividades culturales perteneció a varios organismos del ramo, en sus últimos años se acercó a los Talleres Literarios donde desarrolló una excelente labor que se recuerda con agrado, al igual que su carisma y bonhomía mismos aspectos que le permitieron contar con la simpatía general. En su libro sobre la historia de Gómez Palacio, consigna con fidelidad los pasajes en la vida de la naciente ciudad que hasta diciembre de 1905 fue independizada del Partido de Mapimí por su relevante importancia y creciente desarrollo. Ese conocimiento sobre los aspectos generales de su tierra natal le ganó un lugar de privilegio entre los narradores, que al igual que don Pablo Machuca Macías nos han enterado de cómo se vivía en esas épocas tan sencillas, pero a la vez tan relevantes, donde se afirmó la identidad de nuestra gente y se afinó la vocación industrial de los gomezpalatinos.

Ese compromiso de ambos cronistas, el primero oficial y el otro sólo aportador de vivencias y protagonista permanente de la difusión cultura, legaron a las generaciones actuales para que tuvieran oportunidad de guardar esos testimonios de lo que fuimos, como única manera de proyectar lo que seremos. Un enorme agradecimiento para esos hombres, que desinteresadamente nos contaron lo que vieron y conocieron, para entender como nos forjamos en un crisol étnico multinacional que nos permitió tener una idiosincrasia especial y diferente que nos identifica en una unión solidaria y noble como laguneros, gracias pues doctor Carlos González Puente, se lo reiteramos ahora como antes lo hicimos personalmente.

No podía faltar en esta conjunción de hombres de bien y de provecho, otro formidable tronco de nuestro árbol cultural, el bien recordado maestro, amigo y compañero don Héctor Chapa Saldaña. De él escribiré próximamente.

Continuará...

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En el terreno literario ha sido muy participativo aun cuando modestamente reitera “no soy poeta, soy biólogo” le conocemos bellas poesías de todo tipo como la que en seguida anotamos:

Mejilla contra mejilla/luceros en tus miradas/rayos del sol tus pupilas/dentro de tu boca el nácar / ¿Cuándo, por Dios, Termina/ de tu esplendor tanta gracia? / ¿Cuándo en tu cuerpo el fuego/queme al fin mis esperanzas.

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Escrito en: Crónica gomezpalatina

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