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Gobierno Abierto

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LUIS F. SALAZAR WOOLFOLK

El descubrimiento de un boquete en el patrimonio de la Dirección de Pensiones de los Trabajadores del Municipio de Torreón en días pasados, acusa un faltante de cuarenta y tres millones de pesos, y pone en riesgo el pago de las prestaciones de los pensionados y jubilados del Gobierno municipal en el futuro inmediato, lo que constituye un ultraje cuya reparación debe ser exigida, en contra de quienes resulten responsables.

La anterior administración presidida por Miguel Riquelme y su sustituto, dejó de pagar las cuotas del fondo de pensiones que está obligada cubrir la parte patronal y hasta la parte que corresponde a los trabajadores y empleados, no obstante que a éstos últimos la Tesorería del Municipio les hizo los descuentos correspondientes en cada recibo quincenal.

Además del abuso que lo anterior entraña, los pocos fondos disponibles fueron prestados en forma caprichosa en un monto mayor al autorizado por la Ley, en beneficio de trabajadores que al igual que los funcionarios que operaron del modo irregular antes mencionado, son cómplices del ilícito que implica. El descaro ha llegado a tanto, que algunos líderes sindicales exigen que se siga violando la Ley y continúen los préstamos por encima de las posibilidades aritméticas del fondo, de acuerdo a lo que califican como "usos y costumbres", cuya legalización exigen, a pesar de que el dinero disponible simple y sencillamente no alcanza.

El caso no causa sorpresa ni constituye excepción. Conforme las nuevas autoridades municipales toman el timón de lo que se advierte que es un barco con el casco lleno de agujeros, se ponen al descubierto irregularidades de todo tipo, ocultas bajo un obscuro manto de opacidad. Por doquier aparecen cajas chicas y guardaditos, aviadores, privilegios otorgados a favoritos y fugas de dinero para pagar lealtades electorales. Colonias en las que el alumbrado público no ilumina o en las que el agua no se cobra o se cobra a discreción; el Hospital Municipal que no es hospital, sino un área de consulta médica mal equipada; obras mal hechas como es el caso de la Ciudad DIF; el abandono de los niños de casa hogar; la falta de cuidado de las patrullas de policía, etcétera.

Qué bueno que la ciudadanía participativa, los medios de comunicación y hasta el priismo cínico que es oposición en nuestro Municipio, exijan transparencia a la actual administración y qué mejor que el gobierno panista que encabeza el alcalde Jorge Zermeño responda en consecuencia. Los males del pasado reciente tienen como origen la opacidad y la falta de rendición de cuentas que ha caracterizado a los gobiernos del Moreirato, y el reto a corto y mediano plazo consiste en arrojar ese lastre para siempre.

La tarea no es fácil como lo demuestra el reconocimiento del fracaso que de cara a la sociedad civil de Coahuila hace la Señora Eglantina Canales Gutiérrez, quien desde la pasada administración de Moreira Rubén hasta el día de hoy, ha sido la funcionaria de enlace entre el Gobierno del Estado y la sociedad, en el marco de Gobierno Abierto. Se entiende por Gobierno Abierto, el ejercicio de transparencia y gestión que fue creado por iniciativa ciudadana, para generar espacios de colaboración entre gobierno y sociedad, haciendo pública la operación del gobierno a través del Instituto Coahuilense de Acceso a la Información.

Según nota de El Siglo de Torreón del lunes pasado, la funcionaria en comento reconoce que "ninguno de los compromisos (en el tema de Gobierno Abierto) llegó a un final felíz…", y enseguida con una mezcla de cinismo y resignación expresa que "no estamos preparados todavía para un nivel de comunicación…" lo que en el idioma priista quiere decir que los mexicanos somos culturalmente opacos y por tanto, la falta de rendición de cuentas no tiene remedio.

La extraña declaración de Doña Eglantina concluye con una expresión aún más desconcertante, según la cual en este mismo tópico del Gobierno Abierto, "Todos están favorablemente agradecidos y felices con el trabajo del Instituto Coahuilense de Acceso a la Información…", lo que tras el fracaso que la misma funcionaria reconoce, nos deja azorados y sin palabras.

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