Columnas Social

Piénsale piénsale

ARTURO MACÍAS PEDROZA

PARTICIPAR CON MUCHO MÁS QUE VOTAR

Insatisfechos por la democracia, necesitamos una mayor participación ciudadana para poder realizar los cambios estructurales. Con fundadas razones para desconfiar del gobierno y en particular de las instituciones encargadas de proteger, promover y respetar la voluntad ciudadana, la acción que se requiere por parte de la población tendrá que ser mucho más activa, no sólo para desarrollar positivamente los valores de la democracia, sino incluso combatiendo frontalmente acciones inhibidoras de la misma.

El ejercicio de la ciudadanía civil, política y social, está dañado por la pobreza, la desigualdad, la persistencia de prácticas autoritaria o clientelares, y las amenazas a la seguridad pública; pero como si eso no fuera suficiente, habrá que luchar contra fuerzas directamente inhibidoras del ejercicio de los derechos y de la participación en los asuntos públicos.

Es por ello que además de realizar adecuadamente la ya de por sí difícil tarea de la organización y legitimización de la jornada electoral del próximo 1º de julio, tendremos que acompañarla desde ahora de acciones de participación civil, individual y organizada, para desmantelar la maquinara que precisamente cuenta con nuestra poca participación para seguir manteniendo su hegemonía, basada en la corrupción y la impunidad.

No creamos ilusamente que sólo votando el día de las elecciones será suficiente. Se están moviendo fuerzas contrarias que requerirán ser enfrentadas con mucho más que un voto. Si comprendemos el poder que tiene nuestra acción ciudadana, entenderemos el gran desafío que nos obliga a replantear mentalidades, actitudes y formas de conducta y a tomar decisiones inaplazables, para ser protagonistas activos de la historia y no simples espectadores a los que se les decide su devenir.

La Comarca Lagunera necesita una administración federal y local que le permita alcanzar autosuficiencia y seguridad, tener infraestructura y servicios de primer nivel, vivir en armonía con el entorno natural y generar desarrollo, para poder así contribuir con el desarrollo de México; es por eso que los movimientos cívicos que se están organizando en la región, tenemos que fortalecerlos mucho más; no bastan unos cuantos gritando en el desierto; cada uno de nosotros, conforme a nuestro espíritu e identidad de laguneros, debemos unirnos a ellos en proyectos, demandas y esfuerzos. La coyuntura electoral en medio de una crisis social, política y económica, nos invita a entender, analizar, tomar conciencia y establecer líneas de compromisos cívicos y políticos para cultivar una mentalidad más democrática, y actuar más en conformidad con nuestra dignidad humana.

Además de las organizaciones ya existentes y las que se puedan seguir creando en colaboración con proyectos comunes, hay la opción de acciones particulares de diversa índole. Una muy importante es la participación en las elecciones próximas desde la misma organización del Instituto Nacional Electoral y dentro de los diversos partidos políticos. Es muy importante para la democracia, aprovechar los y espacios y recursos de los órganos electorales; con ello no sólo se participa directamente como ciudadanía en las elecciones dándole legitimidad y valor, sino además se pueden impedir muchos de los "movimientos" inhibidores de la democracia. No obstante la injerencia de partidos y gobierno en la realización y validación de los comicios electorales, hay mucho espacio aún para la acción auténticamente ciudadana dentro de la estructura electoral; además existen grandes recursos para capacitación, promoción, educación y participación, que muchas veces son desaprovechados o incluso mal utilizados. Los espacios de participación que dejan los verdaderos ciudadanos por apatía, son aprovechados por los enemigos de la democracia de formas más o menos sofisticadas de control, manipulación y fraude. La participación podrá implicar algunas molestias, pero también será motivo de orgullo al saberse parte de un proceso que influye a corto, mediano y largo plazo, en bien de mi familia y de mi comunidad. Si no participamos ahora, la alternativa será andar en medio de protestas post-electorales mucho más difíciles de ser atendidas; la falta o poca participación, que se conforma con emitir un voto, traerá consecuencias fatales que se traducirán en la calidad de vida (servicios, sueldos, infraestructura, impuestos, etc.) a consecuencia de haber dejado que tomen el poder quienes no representan nuestros intereses.

El artículo 39 de nuestra constitución política, señala que: "La soberanía nacional reside esencial y originalmente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instruye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno". Es por tanto un gobierno del pueblo llevado a cabo por el pueblo (democracia). La consolidación de esta democracia será cuando se haga cultura, es decir, cuando se convierta en un estilo de vida familiar y social marcado por el espíritu del participar y del compartir en solidaridad y subsidiariedad.

Pero no tiene que ser una lucha contra gobierno o partidos; son los ciudadanos los que participan en los partidos y sirven en la administración pública y en la elaboración de leyes. Toca a los que están dentro de estas estructuras trabajar para democratizarlas y así ejercer el poder político a fin de resolver las cuestiones económicas, política y sociales según sus propios criterios e ideologías.

Habrá quienes no han descubierto la bondad y compromiso de servir desde la política como uno de las mejores maneras de ejercer la caridad; a esos habrá de descubrirlos y dejarlos fuera del poder. Tampoco hay que participar en pequeñas o grandes acciones antidemocráticas, de presión, de explotación, de manipulación o de corrupción, pues dañan gravemente a la comunidad y los convierten en cómplices culpables de verdaderos crímenes. Si todo ciudadano tiene la responsabilidad civil de participar para evitar ceder el paso al mal, se comprende mejor la gravedad de ser parte de la corrupción y ser culpable, junto con el que no vota, de los males resultantes. ¡Participemos en serio! [email protected]

  Por: Arturo Macías Pedroza

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