¿Por qué la técnica de hoy tenía que ser triángulo? ¿De todos los días del mes tuvo que ser éste? Me pongo de rodillas frente a mi compañero y me dice:
Primero las damas - Yo pongo los ojos en blanco, en señal de irritación. ¡Como si estar sangrando no fuera suficiente recordatorio de mi condición de mujer!
Sonrío sin ánimos de hacerlo y abro las piernas para que él pueda entrar en la guardia, sujeto sus muñecas y forcejeamos un poco. Llevo su mano derecha hacia delante y la izquierda hacia atrás, muy a mi pesar levanto la pelvis, mis muslos internos cubren todo su cuello y por si esto fuera poco ¡Mi vagina está muy cerca de su cara!
Finaliza - Alcanza a decir, en tono demandante.
Contraigo todos mis músculos y siento dolorido en aquella zona, ¡Y no conforme! reclama:
No está entrando - Debes cerrar más tus rodillas y jalar bien mi cabeza.
Pongo los ojos en blanco nuevamente, y antes de que pueda dar una nueva orden, siento una de sus manos tapear sobre mi pierna, hago como que no he sentido su señal y me mantengo ahí un par de segundo más, lo suelto y me desplomo sobre el tatami.
Mi compañero se incorpora y lanza una nueva indicación, que parece sonar más a una sentencia:
Aún te faltan 20 repeticiones.
Muchas veces, cuando escuchamos la palabra menstruación dentro del ámbito deportivo se piensa en ésta como sinónimo de incapacidad, pero la menstruación no es una enfermedad, no es una limitación biológica, sino más bien una limitación concertada socialmente, producto de la herencia de la sociedad victoriana, que obliga a la mujer a guardar reposo durante estos días, condenándola a permanecer delicada, frágil y sumisa, siendo dichas cualidades, características antagónicas de los valores que se permitirían desarrollar en el deporte.
Sin embargo en el caso de las mujeres deportistas existe una gran incidencia de alteraciones menstruales en aquellas que practican deporte cuando se compara con la población general. El número de períodos menstruales por año es significativamente más bajo en mujeres en constante entrenamiento, esta se puede ausentar por semanas e incluso meses.
En los últimos años, se ha comprobado que en la mujer atleta hay mayor incidencia de irregularidades menstruales. Estas disfunciones en el periodo son más comunes en gimnastas y bailarinas, que sorprendentemente son deportes considerados como femeninos y esto abre una duda para cuestionar la condición de feminidad, es decir, conceptos como menstruación están directamente asociados a la mujer y cuando una mujer no presenta el sagrado es despojada de dicha feminidad.
Si el número de periodos menstruales es menor en mujeres que practican deporte, esto da pauta a cuestionar su carácter de mujer, ya que como Simone de Beauvoir se pregunta: ¿Qué es una mujer? "Tota mulier in utero: Es una matriz. Sin embargo, ella misma reconoce "No son mujeres", pese a que tengan útero como las otras. Ya que el flujo sanguíneo procedente del útero (menstruación) no se presenta en algunas mujeres de forma tan regular como otras, debido a los efectos de la actividad física, lo cual hace diferente la fisiología de una mujer, pero es aquí cuando nos detendremos a preguntar si ¿Una es mujer siempre y cuando menstrúe?, o ¿En qué medida una es más femenina dependiendo del número de menstruaciones por año? Beauvouir sin lugar a dudas cuestionaría esta feminidad preguntándose si esta es secretada por los ovarios, donde la menstruación seria la principal característica de la feminidad.
Aún con el periodo o sin él, las mujeres deportistas que tiene un sistema solido de entrenamiento tienden a rechazar completamente los factores asociados con la incapacidad de realizar actividad física, ya que en el caso de las peleadoras, ellas no solamente tienen que luchar contra un oponente, sino con su condición de ser mujer ya que su verdadera limitante es producto de la "feminidad congénita" a la que fueron condenadas, y que la "naturaleza" obstinada e inexorablemente, intenta recordarles al menos cinco días de cada mes.
