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Los zombis

Con/sinsentido

MIGUEL FRANCISCO CRESPO ALVARADO

En su papel de potenciadora de las capacidades humanas, la tecnología incrementa tanto nuestras virtudes como nuestros vicios. Y tal vez, como ya he anotado en otro sitio, son estos segundos los que se potencian con mayor facilidad. Sí, por ejemplo, tenemos grandes problemas para construir unidades comprensivas completas de lo que sabemos ¿cuánto más no batallaremos con la vorágine de información que recibimos a diario en este mundo hiperconectado?

Para aquel que no comprende, la tarea más complicada puede llegar a ser la de darse cuenta de su realidad. Entender que no se entiende es un punto de partida indispensable para resolver esa falencia. No obstante, en una sociedad en la que todos opinan sobre lo que sea el caso, se llega a crear la convicción de que en verdad se sabe de todo. Por consecuencia, se trata de sociedades en las que se aprende muy poco.

En México abunda la charlatanería en casi todos los ámbitos del quehacer humano. Como sociedad, tenemos muy pocas herramientas para defendernos de la omnipresencia de los falsos profetas. En las redes sociales, por ejemplo, abundan los lugares comunes, las pseudo reflexiones y los mensajes baratos; sin embargo, a pocos parece molestar tal situación, incluso, muchos caemos en la tentación de generar y propagar esas posturas carentes del más mínimo rigor.

En un escenario así no debe extrañar que algunos ciudadanos ciegamente apoyen las ambiciones de los políticos por hacerse del poder, mientras que otros ciudadanos, también igual de ciegos, repudien a esos mismos políticos. Más allá de lo que creamos, hay muy poca reflexión detrás de nuestras posturas políticas. Casi todos los argumentos que usamos para apoyar o rechazar a los políticos son tomados de la propaganda electorera con que somos bombardeados permanentemente; sobre todo, aquella que se presenta en forma de noticia o de opinión editorial.

Repetimos obsesivamente ciertas afirmaciones que nos han sido impuestas de manera mediática, pese a que muchas de éstas sean falsedades fácilmente desmontables. Nuestra educación no nos da para ir y verificar aquello de lo que hemos sido convencidos. Y nada nos resulta más ofensivo que el señalamiento de que estamos siendo manipulados por estrategas pagados para tal fin.

La democracia exige una apertura de pensamiento político para la que no hemos sido educados. A veces, entre mayor recorrido llevemos en el sistema escolar, mayores son nuestros problemas de comprensión y de aceptación de nuestra proclividad para ser manipulados. Lo cierto es que nuestro próximo presidente, sea quien sea, va a haber sido electo con las vísceras y la emoción, muy difícilmente votarán la razón y el sentido común. Aunque los que ganen, estarán convencidos de lo contrario.

Aquí, todos le hacemos al zombi.

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