Columnas Social

Ensayo sobre la cultura

Recorrido literario

La literatura comienza desde los primeros tiempos del hombre en la tierra, cuando comenzó a inventarse historias con el fin de explicarse al mundo. Es lo que se conoce como la tradición oral. Un cuento que explica un fenómeno, Pasa de boca en boca, de generación en generación; en este camino, lo real se va emparentando con lo imaginario hasta que desaparece la línea divisoria entre los dos estratos. Es lo que ahora conocemos como mitos, que se convierten en el fundamento de los rituales que podrían verse como la técnica que aprovecha el hombre para relacfionarse con la naturaleza y sacarle provecho a esa relación.

Todas las grandes culturas tienen fabulosos sistemas de mitologías que aunque hayamos dejado de creer que sean reales, funcionen como historias que tienen su atractivo. Se establecen conflictos que de alguna manera generan una acción entre los dioses y los hombres y llegan a una solución de algún problema planteado. En el desarrollo se deja entrever el pensamiento de los pueblos que lo generan. Así nos enteramos del sentido trágico de la vida de los griegos y de la necesidad de los aztecas de convertirse en un pueblo guerrero para mantener con vida a su dios solar del cual dependía la subsistencia.

Adentrarnos a la mitología es hacerlo al alma de los pueblos que la gestaron. Y entender la razón de sus actos.

En el caso de los aztecas, produjeron muchas historias que intentaron de explicar su razón de ser en el mundo. La narración oral aterrizó en su escritura pictórica, a la que comúnmente llamamos códices. Sin lugar a dudas, estas historias, y las pinturas que las representaban, eran sumamente importantes por algo, cuando los aztecas lograron hacerse del poder en Mesoamérica derrotando al pueblo de Azcapotzalco que los antecede, quemaron los códices que no les convenía para suplantarlos por otros donde fueran retratados como el pueblo elegido de los dioses y así imponerse a los demás.

Los españoles, cuando llegaron a la conquista de la gran Tenochtitlan, no entendieron ni la mitología y mucho menos los códices que mandaron quemar por considerarlos como obra del demonio. Cuando llegaron los frailes, con interés antropológico, se dieron cuenta de que era invaluable el tesoro destruido e hicieron todo lo que estaba de su parte con el fin de recuperar la información que había en ellos. Los códices que conocemos hoy en día, y que se encuentran distribuidos por todo el mundo, son estos que ya están tamizados por la influencia española.

La tradición oral y los escritos aztecas, no sólo contenían cuentos mitológicos. Los temas eran variados. Resalta la importancia que le daban al mensaje moral a través de los consejos que se difundia a diferentes niveles: padres a hijos, madres a hijas, a los gobernantes, a los servidores públicos y demás.

En este mismo estrado, desde el principio de los tiempos, la palabra estuvo emparentada con la música, generándose el poema. Casi toda la literatura mundial de antes del Renacimiento tuvo esta relación entre música y palabra. El verso brilló antes que la prosa, tal vez porque era la manera más apropiada de fijar un mensaje en la memoria, obligándose al ritmo que obtuvo de la música. El verso se escribía para ser cantado; por ello, a algún tipo de versos los consideramos líricos por la relación que existía entre ellos: lira y palabra.

Los aztecas también hicieron uso del canto y produjeron poemas en donde plasmaron sus inquietudes a todos los niveles, desde las místicas hasta las amorosas. Lo lírico no sólo habremos de referirlo al sentimiento amoroso, sino más bien a la reflexión personal que se hace sobre las cosas.

Uno de los documentos que nos puede acercar a la literatura náhuatl es el libro: "Historia general de las cosas de la nueva España", escrito por Fray Bernardino de Sahagún, franciscano que se empeñó en rescatar todos aquellos documentos que habían destruido los españoles. Fue famosa la escuela de Tlatelolco que sirvió de lugar para reunir a los viejos con el de que volvieran a dibujar sus historias que después eran traducidas.

Ángel María Garibay es el principal traductor de La poesía náhuatl.

Otra manera de adentrarnos a ellos son los monumentos erigidos en los lugares donde se asentaron. Si queremos conocer las bases de nuestra cultura, es imprescindible que nos acerquemos a ellos.

  Por: José Luis Herrera Arce

Leer más de Columnas Social

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Columnas Social

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1425346

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx