Columnas la Laguna

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

La palabra "culero" tiene muchas acepciones. En España se aplica a quien es remiso, perezoso, tardo en hacer una tarea. En El Salvador se llama así al homosexual. En Costa Rica es culero el que está al final de una fila o lista de personas. En México recibe ese apelativo el miedoso, cobarde o apocado. Empédocles, sin oír la advertencia de su amigo Astatrasio, se plantó en medio de la cantina y gritó con voz de jaque bravucón: "¡Todos los aquí presentes son culeros!". Se levantó de su mesa un fortachón sujeto y le propinó un puñetazo que lo dejó tendido en tierra echando sangre por cinco de los nueve orificios naturales de su cuerpo. Fue a levantarlo Astatrasio, y Empédocles le dijo: "Bueno, me equivoqué nomás por uno". En cosas de política el ser lleva un siglo de atraso en relación con el deber ser. Quisiéramos vivir en el mejor de los mundos posibles, pero debemos conformarnos con vivir en el menos malo. Eso es precisamente la política: el arte de buscar lo bueno sabiendo que lo perfecto no se puede conseguir. Hay ocasiones, sin embargo, en que las cosas cambian para bien. Tal es el caso de tres estados del norte mexicano en los cuales, tras un período oscuro, se han visto cambios positivos. Esas entidades son Sonora, Chihuahua y Coahuila. En Sonora, que posee todos los dones del mar y de la tierra y que además tiene los tacos de cabeza de El Chino, la gobernadora Claudia Pavlovich ha demostrado lo que ya sabíamos: que la mujer puede gobernar mejor que el hombre, y eso no sólo en su casa. En Chihuahua el panista Javier Corral ha emprendido una cruzada en contra de la corrupción y a favor del respeto al pacto federal. Y en Coahuila, mi estado natal, Miguel Riquelme se ha dedicado a dar un nuevo rumbo a la entidad, y ha emprendido una tarea de reconciliación tendiente a unir a todos los coahuilenses en la búsqueda del bien común. Existe un aforismo según el cual los jefes de primera buscan colaboradores de primera, en tanto que los jefes de segunda se rodean de colaboradores de tercera. Riquelme llamó a dos excelentes funcionarios para ocupar puestos de importancia primordial en su gabinete. Ambos son ex rectores de la Universidad. En la secretaría general de Gobierno está el ingeniero José María Fraustro Siller, y en la secretaría de Finanzas se halla el licenciado Blas José Flores Dávila. Personas de prestigio en la comunidad, sirvieron con eficacia y dedicación a la Casa de Estudios, y con igual tino y empeño, pienso, servirán al Estado. Otra cosa cosa buena consiguió el Gobernador Riquelme. Por diversas causas, atribuibles todas al anterior gobierno, Aeroméxico había suspendido sus vuelos entre Saltillo y la capital de la República. ¿Imaginan mis cuatro lectores el sufrimiento de la Ciudad de México y sus habitantes al quedar aislados de Saltillo? También los saltillenses padecíamos algunos inconvenientes por la falta de conexión con la CDMX. Pues bien: Riquelme consiguió que los vuelos entre las dos urbes se restablecieran, con lo cual mis paisanos ya no necesitan ir a Monterrey para viajar por la vía aérea a México. Muy bien ha comenzado su gestión Miguel Riquelme. Todos los coahuilenses esperamos que así siga. "Mi papi es muy valiente -comentó Pepito en la reunión familiar-. Es bombero voluntario, y cuando suena la sirena salta de la cama y se va a combatir el incendio. En cambio el vecino es muy miedoso: tan pronto escucha la sirena viene y se acuesta con mi mami". Don Chinguetas tenía una amiguita a la que cariñosamente llamaba "mi chiquita". Una noche, tras de tomarse un par de copas, le confió al barman: "Voy a ver a mi chiquita". Contestó el hombre: "El baño está al fondo a la derecha". FIN.

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