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EL GATO Y SU EDUCACIÓN

El gato tiene un cerebro más desarrollado que el perro, sin embargo parece incapaz de aprender nada positivo a diferencia de aquél que no se adiestra. Su carácter individualista, su independencia, llevó a la opinión pública el tópico de que el gato es ineducable, algo absolutamente falso.

¿Qué pasa entonces? Pues sencillamente que aplicamos los sistemas educativos del perro en nuestros felinos y el resultado inevitable es el fracaso. En tanto el hombre y el perro tienen un comportamiento social muy semejante, ambos son animales sociales que viven en grupo, el gato es muy diferente. Educar a un gato nos resulta difícil porque posee una personalidad independiente, son cazadores solitarios, trabajan sin la ayuda de otros congéneres, en tanto que los perros, como los lobos, cooperan entre sí para cazar. Como trabajador solitario el gato no acepta la imposición de órdenes, en su esquema mental de comportamiento no tiene cabida responder a una cadena de mandos al estilo canino.

¿Pero en verdad aprende el gato? El perro vive integrado en una pirámide jerárquica, lo que le empuja a comportarse con sumisión ante el superior y despótico con el inferior. Esto motiva que los perros sean aduladores con sus propietarios, tienen el perfil psicológico de los halagadores. Al gato, por el contrario, no le interesa congraciarse con su dueño, no admite autoridades, no posee ese espíritu sumiso y por tanto aprenderá solamente aquello que realmente le interese por aportarle algún beneficio.

No es raro que el gato realice proezas como abrir el picaporte de la puerta dando un salto y colgándose para obtener algo que le es grato, salir a pasear, coger comida, etc.

¿Cómo aprendió? En su aprendizaje el gato emplea un sistema científico puro, el método de prueba y error, repite la acción un número suficiente de veces hasta que encuentra la solución.

¿Cuándo empieza su educación? La educación de un gato debe iniciarse cuando aún es cachorro, premiando sus actuaciones correctas y sancionando las incorrectas.

Si le tretas con ternura pero con firmeza, se irá transformando en un adulto sociable, confiado y maduro. La personalidad del gato se forma en los primeros meses de vida, por tanto las primeras experiencias que recibe son fundamentales. Aquellos gatos que reciben caricias y atenciones, a los que se trató con equilibrio en el reparto de sanciones y premios, desarrollan un sentimiento de confianza más intenso que los que son tratados con indiferencia.

El empleo de comida como recompensa es uno de los recursos que mejor funcionan con los perros, sin embargo no funciona con los gatos como condicionamiento positivo para apartarlos de un mal hábito. Por el contrario la sorpresa o el susto que no involucre dolor empleados como condicionante negativo es el mejor recurso para eliminar las conductas problemáticas de nuestro gato.

¿Qué es un condicionamiento positivo? Aquél que establece la relación de determinadas acciones mediante el ofrecimiento de un premio (comida, caricias) de modo que el gato relacione dichas tareas con un placer.

¿Qué es un condicionamiento negativo? Aquél que impide la realización de determinadas acciones mediante una sorpresa desagradable (castigo, agua, ruido) de modo que el gato relaciona tal acción con un displacer.

Si te has propuesto educar a tu gato te conviene tener preparadas algunas herramientas educativas que te facilitarán la tarea. Hay dos cosas que todos los gatos odian desde lo profundo de su alma felina, el ruido y el agua.

Atomizadores: Cuando le sorprendas arañando cortinas, tapicerías o muebles un rociado de agua de forma sorpresiva tiene estupendos resultados. Una caja de canicas que hagan ruido al arrojarla al suelo es capaz de asustar al gato más valiente.

Naftalina: Ponlas allí donde quieres que no suba, por ejemplo en el sofá, o quieres evitar que escarbe, sobre la tierra de las macetas.

Golpecitos con el dedo. Habrás observado que a veces un gato golpea a otro en la cabeza con las uñas escondidas, como dándole una palmadita, es la forma en que un gato dominante trata a otro sin agredirle. Cuando quieras reñir a tu gato puedes darle unos golpecitos suaves con el dedo en la cabeza o la trufa.

  Por: M.V.Z. Francisco Núñez González

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