Una buena parte del retraso que le aqueja a nuestra sociedad cuando la comparamos con lo que pudiéramos haber avanzado aprovechando a cabalidad nuestros recursos radica en no reaccionar a tiempo ante el llamado de la oportunidad ni del deber.
Una vez más el ciclo de la renovación que ofrece el sistema de democracia electoral vuelve a su punto sexenal y se repite la oportunidad responder a los mismos llamados.
Más que en ocasiones anteriores las interrogantes son mayores en profundidad y gravedad de consecuencia. Los asuntos que se diriman en México como en todo el mundo exigen definiciones. Nuestra historia, sin embargo, registra que no somos dados a perfilarlas, ni cuando las anunciamos, cumplirlas. Décadas enteras, nos acostumbraron solo a capotear los retos sin resolverlos. Irresueltos ante los hechos, dejamos que las cosas busquen su natural solución. La indefinición ha sido costosa en términos de posibilidades perdidas.
Las decisiones que el electorado nacional tome en las urnas este primero de julio serán trascendentales por varias razones:
1° Son las primeras que se realizan teniendo por fondo una sorprendente variedad de partidos y movimientos que han forjado alianzas para fortalecer posibilidades de triunfo. Al triunfar cualquiera de las denominaciones políticas el impacto abarca agrupaciones que de otra manera no hubieran votado. Los votos emitidos por los ciudadanos llevan más peso que el votar por solo un partido.
2° La trascendencia de la elección de 2018 es mayor que antes porque se encuentran enlazadas divergentes opciones ideológicas que así se refuerzan. La del PRI y sus acompañantes representan la continuación una forma ya muy ensayada de hacer política en México mientras que las opciones pretenden invitar a fórmulas distintas de atajar los grandes temas del momento. La decisión mayoritaria del electorado determinará si ha de resolver México sus problemas como hasta ahora o no. Nuevas fórmulas podrían producir cambios serios en el destino nacional.
3° Los resultados de esta elección serán analizado por los países cuya simpatía y colaboración hay que reclutar para ubicar a México en un contexto internacional coincidente y favorable a nuestros intereses socioeconómicos en un mundo complejo.
4° Las múltiples relaciones con nuestro vecino al norte se modularán conforme el sentimiento nacional resultante de las elecciones que determinará la actitud y las estrategias que nuestro gobierno asuma frente a las decisiones tomadas en Washington.
5° Las fuerzas que se contrastan en estas elecciones son más hondamente perfiladas que simplemente el contraste entre el liberalismo social del gobierno, la economía de mercado del PAN, el estatismo centralizante de la izquierda. Este contraste es marcado en otros países. Aquí aún no hemos tenido tal duelo. El estilo del mexicano es de hurtar respuestas duras y evitar la enemistad mientras sea posible Pasado esta fase, la disputa baja a nivel de confrontación física mortal.
El método no es bueno porque los dilemas se disuelven antes de resolverse y las cosas siguen igual. Por esta razón no hemos avanzado ni en lo social ni en lo económico todo lo que hubiéramos podido. La propensión es hacia el arreglo que tolera. El resultado ha sido programas ambiciosos que no se implementan y que fracasan en su primera fase.
Las elecciones de 2018 son una oportunidad más para hacer que el gobierno y la sociedad compuesta por los que luchan por valores y los empresarios que juntos realizan el potencial sumado del país, dejen atrás su habitual desatención a los problemas que ya son inaplazable.
La definición hacia el progreso social, económico y político que esperamos emerja de las elecciones presidenciales, estatales y legislativas depende de cada uno de nosotros, que somos los votantes. Las naciones son lo que sus ciudadanos quieren. Hasta ahora, empero, la fuerza ciudadana no se ha impuesto lo suficiente.
El planteamiento simple de Javier Corral exigiendo al gobierno federal respeto al pueblo chihuahuense en lo presupuestal y en lo político es un llamado a las fuerzas cívicas a poner alto a los abusos de una manera de gobernar que ya el país repudia. La estrategia vehemente es necesaria y la sensatez en ella es indispensable. El PAN ha encabezado con éxito muchas batallas por la democracia al lado de numerosas organizaciones cívicas. 2018 comienza bien para la Democracia.
