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Hay que platicar lo bueno

Lourdes Caldera fue al banco a cobrar su pensión y la de su esposo recién fallecido. La cajera le dio el dinero y ella como siempre guardó el dinero sin contarlo y se dirigió a su casa, iba por la tarde a ver a su hermano al hospital a quien lo operaban al día siguiente. Al llegar a su casa contó el dinero para guardarlo y se dio cuenta que sobraba mucho, cuando fue a ver a su hermano al hospital le platicó qué vas a hacer: “no son míos hermano”.

Al día siguiente fue al banco, identificó a la cajera, esperó a que se desocupara. “Señorita ayer vine a cobrar mi pensión me dio dinero de más”, la cajera levantó su mirada y le preguntó “¿cuánto?”, mire aquí está el dinero que me dio y los recibos de lo que debería de cobrar, sobraban 13 mil pesos, “permítame”. Salió la cajera secándose las lágrimas acompañada de un trajeado, salieron del área de cajas. “Señora sólo quería conocerla, saludarla y agradecerle su gesto de honradez”, cuando salió del banco se había corrido la voz entre los empleados del banco y la volteaban a ver con agradecimiento y respeto. Cuando me lo platicó me dijo lo mismo que a su hermano “no son míos”.

Desde hace unos 25 años un grupo de amigos (son más de 30) unidos aparte de su amistad por el amor a un deporte decidieron apoyar cada navidad con una aportación de cada uno de ellos a un ejido con cobijas, el asunto fue creciendo, la aportación pasó a ser trimestral, y luego mensual, comenzaron con una camioneta con 200 cobijas, ahora están llevando una caja de tráiler con una carga aparte de l000 cobijas, con ropa invernal y muchos juguetes para apoyar a varios ejidos, lo hacen sin esperar ningún reconocimiento, y estoy seguro que se van a enojar por hacerlo del conocimiento de ustedes. Disculpas, pero son cosas que vale la pena platicar.

Roberto Barranco Aguilar

Torreón, Coah.

El otro lado del tapete

Los candidatos Meade y Arreola se desviven en declaraciones de sus “logros” alcanzados, como si quisieran que con eso se abrieran la visión y mentes de los futuros electores, sobre todo los jóvenes, para ganar, lo cual intentarán gracias a las mañas cada vez más refinadas basadas en publicidad pagada por derecha y por izquierda ruta, dádivas y turismo electoral. Para eso son priistas.

Su tono es grandilocuente, exaltado, pseudoespontáneo. Arreola sólo el humo de lo que piensa hacer en abstracto, nada en concreto. Meade hablando sólo de la grandeza de México. Esta no es para ellos la hora de hablar de otros parámetros de la realidad sin retoques del país, por ejemplo la inflación (la más alta en 27 años), los gasolinazos y sobre todo la inseguridad y violencia que crecen como espuma sin que ninguna autoridad voltee con atención a verla.

Se deslumbrará a gente que deja pasar todo lo que ve y escucha como si las pantallas y bocinas fueran la trompeta de la verdad, por ejemplo, los anuncios ya redundantes a más no poder, nos dicen que se edificó el hospital general de Torreón, pero no se dice que no funciona y que no tiene los más elementales medicamentos; igualmente presumen un hospital en Saltillo y otros dos más en la región sureste del estado.

No quieren demostrar su centralismo y regionalismo al nombrar que la región sureste es lo mismo que decir Saltillo. Tres para Saltillo uno para Torreón. También redundan la “cacaraqueada” obra del distribuidor Laguna, obra magnificada casi como si fuera un puente internacional y de gran calado. Ahí tenemos cómo se maneja el chasco y chubasco de la información mentirosa y malintencionada. Así es toda la propaganda política. Su destino es la confusión y el engaño.

Miguel Ángel Hernández

Torreón, Coah.

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