Precandidatos sin propuestas
Con excepción del decálogo del mesiánico y eterno candidato (hoy todavía precandidato por auto designación), Andrés Manuel López Obrador, quien entre sus propuestas hay algunas que hacen reír a más de tres politólogos, no sólo por lo disparatado de las mismas sino por lo inviable que resultaría llevarlas a cabo; sin embargo, pareciera que AMLO pareciera hacer suyo el pensamiento del Hidalgo de la Mancha, para quien el ladrido de los perros es señal que va avanzando; y en ese sentido es un mérito; pues ha demostrado más de una vez que en cuestiones de marketing no es un novato; tal aseveración lo prueba el hecho de haberse metido y mantenido en la percepción de la ciudadanía, durante años, transgrediendo incluso la normatividad del INE (antes IFE).
Su capacidad para actuar con astucia y disimulo le ha permitido convencer de su proyecto alternativo de nación a algunos intelectuales y académicos. a quienes usa como pregoneros de su anhelado sueño guajiro; el cual, dada la ausencia de propuestas de sus contendientes, podría dejar de ser una fantasía para convertirse en realidad.
AMLO es un político ladino; en el buen sentido de la palabra, pues si no es hábil en la expresión oral, si lo es para el engaño, el ingenio astuto y la intención aviesa para el logro de sus propósitos; aunque a decir verdad, más de una vez lo ha traicionado su otro Yo, el que mandó al diablo a las instituciones, y que puede, en un momento de desesperación llevarlo derecho a su rancho, de nombre por demás folclórico.
Ha sabido, AMLO, capotear corruptelas de sus colaboradores, quienes en probada hermandad han preferido el suicidio político en aras de mantener la “pureza” de su jefe; aunque el soborno lleve el nombre y apellido del tabasqueño, aspirante por tercera vez a la presidencia de la república; con la diferencia que esta vez ha cambiado su retórica, pues la ha hecho más espiritual, más cristiana; quizás por ello, no tuvo inconveniente en pactar una coalición parcial con el Partido Encuentro Social (PES), calificado como de ultraderecha. Tal coalición la justificó AMLO con el argumento de “Fundamento moral), lo cual implica valores no sólo morales, sino culturales y espirituales, lo que ubica a AMLO en ese campo. Pero, debe recordar el lector que esto no es nuevo en López Obrador, pues basta recordar que siendo Jefe de Gobierno en el entonces D.F., hoy CDMX, nunca apoyo las demandas de los grupos LGBT, los abortos, los matrimonios entre homosexuales y derechos de adopción de éstos.
AMLO se ha tomado muy en serio el calificativo de “Mesías”, y ahora habla de buscar la presidencia, no sólo para lograr el bienestar material, sino el espiritual, agrega: “porque no sólo de pan vive el hombre” (Mateo 4:4-Bible Gateway); y va más allá con el perdón a los delincuentes; sólo faltaría saber qué tipo de delincuente se tiene que ser para tener derecho a la amnistía; por ej. ¿Será perdonado cualquier asesino circunstancial o tiene que ser sicario? ¿Podría ser absuelto un traficante de drogas, igual que un violador confeso siempre y cuando lo perdone la víctima? En el caso de traficantes ¿qué pasa si unas víctimas lo perdonan y otras no? ¡Vaya! sí que es una idea fuera de serie; lo raro es que aunque ha sido criticado por esa idea, él, no quita el dedo del renglón. No cabe duda que la terquedad es uno de sus rasgos. Me recuerda al intransigente Fox, cuando el debate lo quería: ¡hoy!, ¡hoy!, ¡hoy!.
Con todo y sus ideas “Sui géneris”, creo que da más de qué hablar, que las palabras huecas de los otros dos aspirantes a la presidencia: Meade pide examen toxicológico para sus adversarios políticos y ha caído en el juego de criticar lo negativo de ellos, haciéndose el gracioso, en lugar de proponer soluciones viables a los grandes y graves problemas que aquejan al país; mientras que Anaya, sólo ha anunciado una campaña propositiva, pero no ha propuesto nada en concreto. Pobres de ideas están los precandidatos, pobre de México.
Héctor García Pérez
Comarca Lagunera
