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Cuatro tipos con prestigio mortal

Llegan a cualquier rincón del mundo

Foto: Mario Davila/Agencia Uno

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FABIO PÉREZ VÁZQUEZ

Las ENT están muy ligadas a los bajos ingresos y, como hay muchos pobres, se posicionan con relativa facilidad y aumentan con celeridad. Además, el perjuicio que producen no se limita a dañar al paciente, prácticamente golpea a las familias al disparar sus gastos en atención sanitaria.

Los malos hábitos alimenticios y los vicios legales, entre otros factores, llevan a las personas, de a poco, hacia un punto de no retorno en el que se suman a la legión de 40 millones de personas que cada año perecen víctimas de las enfermedades no transmisibles (ENT).

Se trata de una cantidad tan grande como el 70 por ciento de las defunciones que se registran en el planeta a lo largo de 12 meses.

Un aspecto llamativo de la cuestión es que alrededor de 15 millones de esos fallecimientos son de personas entre los 30 y los 69 años de edad, cuando el cese de la vida es considerado como “prematuro”.

Otro es que ocho de cada diez muertes prematuras se registran en países de ingresos bajos y medianos. Pero vayamos a lo nuestro, es decir, a las causas que, en conjunto, constituyen un gran problema de salud pública.

Un rasgo esencial de las ETN es que se trata de enfermedades crónicas, esto significa que son de larga duración. En su aparición y triunfo sobre la vida se combinan factores genéticos, fisiológicos, ambientales y conductuales.

En sus terrenos, los males cardiovasculares son las que más se destacan, con 17.7 millones de defunciones anuales; en un distante segundo puesto llegan el cáncer (8.8 millones), seguido de las enfermedades respiratorias (3.9 millones) y la diabetes (1.6 millones). Cuatro tipos de padecimientos bastan para aglutinar más del 80 por ciento de las defunciones registradas en una sola vuelta de la Tierra alrededor del sol.

HACERLA CARDÍACA

Las afecciones cardiovasculares reúnen un severo catálogo en el que ocupan los primeros planos diagnósticos como el de cardiopatía coronaria, un padecimiento de los vasos sanguíneos que irrigan el músculo cardíano.

Otra amenaza de consideración es la de las cardiopatías congénitas, mejor entendidas como malformaciones del corazón presentes desde el nacimiento.

En el inventario también figuran las trombosis venosas profundas y embolias pulmonares, que se presentan con la forma de coágulos de sangre (trombos) en las venas de las piernas que pueden desprenderse (émbolos) y alojarse en los vasos del corazón y los pulmones.

En México, los males del corazón son los responsables de 54 de cada 100 muertes que se registran en un año. El dato es más alarmante si se considera que el tratamiento dictado por un profesional médico reduce hasta en un 80 por ciento el riesgo de un evento cardiovascular.

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Foto: Notimex

SIN EXCEPCIÓN

Las ENT afectan a todos los grupos de edad y pueden abordar a los seres humanos en cualquier país o región. Si bien suelen ser ligadas a individuos con varias décadas a cuestas, como ya se mencionó, generan pacientes y defunciones de consideración a partir de los treinta años de vida.

Niños y ancianos también son vulnerables, pues los factores de riesgo incluyen conceptos como inactividad física, exposición al humo de tabaco y abuso del alcohol.

Las afecciones que no se contagian se ven favorecidas incluso por asuntos públicos como la urbanización rápida y no planificada en un lugar. En su proliferación también influyen temas sociales como la adopción de estilos de vida poco saludables y el envejecimiento de la población.

Una dieta malsana, por ejemplo, puede dar lugar a una tensión arterial elevada, al aumento de glucosa y lípidos en la sangre, a obesidad. Tanto la alimentación deficiente como el sedentarismo se convierten en “factores de riesgo metabólicos” que en muchos casos representan el inicio de un problema cardiovascular.

FACTORES

Consumir tabaco y alcohol aumenta el riesgo de sufrir algún evento. El primero, sin ayuda del segundo, se cobra 7.2 millones de vidas al año (cuando se incluyen los efectos de la exposición al humo ajeno).

La ingesta excesiva de sal tiene vínculos con alrededor de 4 millones de fallecimientos anualmente. Más de la mitad de las 3.3 millones de muertes anuales ligadas al consumo de alcohol se deben a algún agente de las ENT, el cáncer, por ejemplo.

Además, 1.6 millones de muertes pueden explicarse gracias a la actividad física insuficiente.

El metabolismo es un elemento central de los procesos y se tiene detectados cambios que aumentan el riesgo de sufrir eventos no contagiosos: el aumento de la tensión arterial, el sobrepeso y la obesidad, la hiperglucemia (concentración elevada de glucosa en la sangre) y la hiperlipidemia (mucha grasa de la sangre).

Cabe resaltar que las ENT están muy ligadas a los bajos ingresos y, como hay muchos pobres, se posicionan con relativa facilidad y aumentan con celeridad. Además, el perjuicio que producen no se limita a dañar al paciente, prácticamente golpea a las familias al disparar sus gastos en atención sanitaria. Los familiares son puestos entre la espada de la enfermedad y la pared de los costos desorbitados.

Son puestos ante la necesidad de seguir tratamientos prolongados y caros, también sucede que la familia pierde, por enfermedad, a uno de los sostenes del gasto del hogar, y, por tanto, se vuelven más pobres.

Las personas socialmente desfavorecidas enferman más y mueren antes que quienes se ubican en los deciles más decorosos.

Factores que inciden en el mayor riesgo de los pobres son el de quedar expuesto a productos nocivos como el tabaco y la alimentación con escaso beneficio, además del limitado acceso a servicios salutíferos.

CONTROL

La mejor forma de controlar estos padecimientos pasa por la reducción de factores de riesgo asociados con ellos. En el combate deben intervenir diversos actores, no sólo del sector salud. Se requieren estrategias en las que se contemplen medidas vinculadas a ámbitos como el financiero, el educativo, el agrícola.

Un aspecto insoslayable es la inversión en una gestión efectiva de las enfermedades no transmisibles: en los terrenos de la detección, el cribado (la aplicación de pruebas a personas, en principio sanas) y el tratamiento, así como el acceso a cuidados paliativos.

Las intervenciones tempranas son una excelente manera de conservar tanto el bienestar físico como el económico de los pacientes ya que significan interrumpir a buena hora el avance de los agentes nocivos y los remedios resultan sumamente accesibles.

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