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Ensayo sobre la cultura

Los millones que faltan, sobran

Los millones que nos están faltando para tener buenos servicios públicos, como un hospital general decente, como un Simas que funcione, como la habilitación del DIF, el asfalto de las calles, el mantenimiento del drenaje y tantas cosas más, los millones sobran en las campañas políticas, en el mantenimiento de los partidos, en la dotación de medios para los candidatos independientes que logren recabar un millón de firmas y tantos políticos corruptos que lo único que les interesa es hacer fortuna sin ofrecer solución a nuestros problemas cotidianos.

La credibilidad en todos se ha perdido porque lo único que han demostrado estas personas es el deseo de satisfacer sus intereses personales. Se salen de los partidos porque de repente se sienten los ungidos de los dioses o de la democracia, provocando con su acción el divisionismo que al único que fortalece es al gran partido en el poder que según dicen los otros, tratan de erradicar. Ellos son los que se ríen y les aplauden deseando que hubiera más subdivisiones.

Lo único que están haciendo es convencer a los ciudadanos en probar fórmulas que se han probado en otras latitudes y que han generado sociedades con dictaduras férreas de las cuales casi es imposible deshacerse. Cada vez es más fácil que un partido de minorías triunfe porque las votaciones se reparten entre más y se necesita de menos para ponerse al frente.

Divide y vencerás, que contento se encuentra el partido en el poder a cada nueva declaración de integrantes de otros partidos que no son agraciados por los suyos para convertirlos en candidatos y que dicen que por su cuenta se van a ir por la libre. No creo que les interese mucho solucionar los problemas nacionales, sino satisfacer su soberbia y vanidad. Si les interesara el país, entonces sabrían que la unión hace la fuerza y ahora lo necesario es fortalecer a los que están en contra del sistema corrupto que padecemos para cambiarlo e intentar crear a un México más justo.

Pero hoy, más que nunca, estamos desunidos. La caja de pandora se ha abierto y a la falta de unidad de los partidos hay que agregarle las otras candidaturas privadas que también habrán de costarnos un buen pico mientras que las deficiencias de los servicios elementales están a la orden del día; ejemplo, el hospital general.

Para qué tantas elecciones, a eso han reducido la democracia, no a escuchar la verdadera voz del pueblo, que lo único que quiere es tener una seguridad en su futuro y en la de sus hijos. ¿Cuáles son los problemas que se han solucionado en los últimos sexenios? ¿El de los indígenas? ¿El de las clases bajas? ¿El de la salud pública? ¿El de la justicia social? ¿El de la seguridad? Estos políticos charlatanes son los que se han encargado de solucionar estos problemas y no han podido hacerlo, pero que bien cobran, no creo que sufran por pagar las cuentas mensuales. Un diputado, un senador, un presidente municipal, no viven en casas del Infonavit porque pertenecen a una realeza invisible que se sostiene con los impuestos que usted y yo pagamos y que no llegan, como deberían de llegar, a los servicios públicos.

El pueblo debe de exigir. Si nos cobran pavimento, entonces, que nos pavimenten. El año pasado no lo hicieron y es una vergüenza que nuestra ciudad presente tantos hoyos que a nadie le ha interesado reparar. Cuando cobras un servicio y no lo das, se le llama fraude. Nos han cobrado un servicio que no nos dieron, la pavimentación. Donde están nuestros representantes que dicen que cobran por ser nuestra voz que no han demandado a la pasada administración por esto.

Nadie exige, nadie hace nada. La democracia es exigir para que se haga, el esperar al ungido para que resuelva nuestros problemas es caer en sistemas totalitarios donde se nos va a repartir la pobreza. Es lo que ha pasado en Venezuela.

Corremos el riesgo de que pasen muchas cosas si seguimos siendo sólo observadores de este circo de vanidades políticas y actos de corrupción. Necesitamos solucionar nuestros problemas. Cómo vamos a vender nuestra ciudad a los industriales si ni siquiera tenemos calles decentes por donde puedan transitar. El centro no se compone, cerró el Hotel Palacio Real. ¿A dónde va a ir a parar el gran esfuerzo de nuestros padres? ¿A la apatía de sus hijos?

Pagamos pavimento, queremos pavimento.

  Por: José Luis Herrera Arce

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