Columnas la Laguna

METÁFORA CIUDADANA

La esperanza única o la única esperanza

DR. LUIS ALBERTO VÁZQUEZ ÁLVAREZ PH.D.

El mayor sitio sagrado del pueblo indígena Wixárika o huichol es Wirikuta (SLP); ha conservado su identidad espiritual y continúa practicando su tradición cultural y religiosa desde hace miles de años. Ahí se originó la Creación, y es a donde peregrinan las comunidades Wixárika, recreando el recorrido que hicieron sus antepasados. Allí se teje y se sostiene la esencia de la vida del planeta. El Cerro Quemado es el punto donde nació el sol y es el altar más importante y sagrado. Esta región posee un ecosistema único en el mundo; concentra la mayor biodiversidad y riqueza de cactáceas del planeta; es un jardín de plantas amenazadas y en peligro de extinción. Una gran proporción de su flora y fauna es endémica; el Águila Real vive ahí. La destrucción de Wirikuta implicaría la destrucción del pueblo wixárika.

En 1911 el gobierno mexicano entregó 22 concesiones mineras a canadienses a través de la empresa mexicana Real Bonanza SA de CV. El 70 % de las hectáreas concesionadas están dentro de la Reserva de Wirikuta. Se anunció un mega proyecto minero de la empresa canadiense Revolution Resources, esta pretendía explotar recursos minerales en 59,678 hectáreas dentro del Área Natural Protegida de Wirikuta, un 42.56% de su superficie total. El método de explotación sería minado de Tajo a cielo abierto y el sistema de beneficio mediante cianuración. Grandes cantidades de agua serían utilizadas por la mega minería, provocando desecamiento de cuencas hídricas ya sobreexplotadas y con muy poca capacidad de recuperación; los manantiales sagrados donde el pueblo wixarika recolecta sus aguas benditas, serían contaminados con cianuro y metales pesados.

Ante tan grave situación, ciudadanos de diferentes partes del país organizaron el Frente de defensa "Tamatsima Wahaa", con el lema "Salvemos Wirikuta, corazón sagrado de México" se integraron todas las comunidades Wixárikas, grupos universitarios y sociales, hubo extensa participación ciudadana. Se organizaron marchas hacia la residencia presidencial los Pinos para entregar un primero y un segundo pliegos petitorios firmados por todas las comunidades donde se manifestaba que se mantendrían firmes en su camino de defensa y protección de Wirikuta. Solicitaban elevar a rango federal la protección como área natural protegida; cancelar las concesiones mineras y clausurar los trabajos que destruyen ilegalmente cientos de hectáreas. Se realizó el Concierto "Wirikuta Fest", para socializar la causa y obtener recursos que apoyaran la defensa integral, al cual asistieron más de 55,000 personas.

Finalmente, en 2012 y 2013, los tribunales federales otorgaron la suspensión de 40 concesiones mineras, entre ellas la del megaproyecto. Esta acción legal detuvo todos los trabajos mineros en el territorio sagrado de Wirikuta. Además, se legisló que "Ninguna entidad gubernativa, ya sea Municipal, Estatal o Federal puede otorgar permisos (de exploración ni explotación) para que se realicen trabajos mineros en la zona. Las autoridades del Estado Mexicano deberán proteger la zona ante actos de terceros que puedan violar esta suspensión".

La UNESCO declaro a Wirikuta "patrimonio de la Humanidad". Un auténtico triunfo ciudadano, ejemplo de valor cívico y paradigma civil: el enfrentamiento de indígenas y ciudadanos con las poderosas mineras canadienses y sus miles de millones de dólares.

Ahora en Torreón vivimos un momento histórico insuperable e ideal para destruir las viejas y nocivas inercias y revertir los valores de los fundadores de esta ciudad, cuyos principios enmarcaron aquel Torreón idílico: constancia, unión, fe, alianza, esperanza y otros umbrales celestiales. Hoy en la ciudad podemos respirar un aíre más propenso a lograr cambios importantes; pero debemos mantener en alto la bandera de la ciudadanización ante todas las acciones que nos afectan, el cambio de partido sólo debe verse como oportunidad de mantener nuestra postura; pasar de esclavos de un gobierno municipal dictatorial, amenazante e insultante, a personas libres que podamos preguntarnos cómo queremos vivir y cambiar radicalmente el entorno; después, seguir luchando para que esa libertad se mantenga a toda costa.

Basta ver las paupérrimas condiciones en que quedó Torreón después de 8 años de saqueo y destrucción, para que tomemos consciencia de a dónde queremos ir; ha dejado de ser hoy y aquí el tiempo de quejarnos, debemos volver a salir con increíble energía y decidir cuál debe ser nuestro papel dentro del escenario que, como ciudadanía, debemos adoptar ante los cambios de 2018. Ya amanece con algunos síntomas positivos como la participación ciudadana en SIMAS; un buen avance, pero ahora deberemos continuar fiscalizando para evitar desvíos de conductas.

Si bien es cierto que un partido diferente asumió, por un año seguro hasta ahora, la dirección del municipio, todos los torreonenses debemos seguir insistiendo en nuestra dignidad; apoyar lo positivo y criticar con propuestas propositivas lo que falte. Pero a cambio los beneficios que están en juego, entre ellos el sentido de existencia de la sociedad misma, debemos buscar una mayor calidad de vida. El maquiavelismo de los perdedores es inmenso y no cejarán en intentar destruir lo logrado; las invasiones a terrenos industriales de días atrás, son solamente la punta del iceberg de perjuicios contra nuestra ciudad y nuestra dignidad.

La pregunta más seria hoy es: ¿Dónde termina la simpatía y comienza el compromiso? El primer compromiso es con nosotros mismos, pero el secreto es entender que no estamos solos; vivimos en comunidad, si nosotros crecemos, crece todo nuestro contexto, ese es compromiso honesto; él nos llevará a abordar los problemas y reconocerlos con absoluta verdad, sean cuales sean las consecuencias. La verdad es fundamental y no acepta componendas, ni debemos permitirlas. Nos es indispensable construir respuestas fincadas en integridad y transparencia; nada de promesas imposibles de cumplir o que signifiquen solo beneficios para quienes las ofrecen; pero sobretodo, participación ciudadana en todas las acciones; única energía que garantiza un futuro promisorio.

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Escrito en: Metáfora ciudadana

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