Fue una protesta y una fiesta en la que los aficionados mostraron su indignación y creatividad después de una temporada que muchos quisieran olvidar. (AP)
Gritando consignas mientras temblaban de frío, los aficionados de los Browns finalmente se sintieron victoriosos.
Tal vez una temporada sin triunfos no fue un desperdicio total.
Miles de disgustados seguidores de Cleveland, algunos de ellos pidiendo que los dueños Dee y Jimmy Haslam vendan la franquicia o salten al Lago Erie, desfilaron el sábado alrededor del estado bajo condiciones de frío extremo después de la histórica campaña de 0-16 del equipo.
Fue una protesta y una fiesta en la que los aficionados mostraron su indignación y creatividad después de una temporada que muchos quisieran olvidar.
A pesar de las temperaturas bajo cero, los aficionados ocuparon la calle alrededor del FirstEnergy Stadium, a la que se le apoda “La Fábrica de la Tristeza” en los últimos años, para aplaudir mientras 80 vehículos, un grupo de rock encima de una grúa y un grupo que cargaba 28 lápidas en representación de los 28 quarterbacks titulares desde 1999, hicieron una vuelta de la “no victoria” alrededor del estadio.
La policía de Cleveland calculó la presencia de 3,200 personas y no se reportaron incidentes de gravedad ni arrestos.
Fue una mezcla de gélida diversión e indignación.
“Estoy aquí para protestar”, dijo Patty Szylakowski, quien creció en una familia amante del fútbol americano con cinco hermanos. “No merecemos esto. Merecemos que haya mejores personas en la gerencia.
“Merecemos mejores entrenadores y merecemos mejores jugadores. Cada año compramos productos de los Browns. Apoyamos al equipo bajo cualquier circunstancia. Se tiene que hacer algo... Todos los aficionados en las ciudades que tienen equipos de NFL deberían meditar al respecto. Si tienen la basura que nosotros tenemos, harían lo mismo”.
Ese fue el sentimiento generalizado entre los asistentes que se reunieron a unos cuantos metros de la estatua en honor del legendario running back de los Browns, Jim Brown.
Fue un día para que los aficionados expresaran sus frustraciones hacia su equipo, y la mayoría del enojo fue dirigido a los Haslam, quienes compraron el equipo en 2012 pero no han podido producir el conjunto ganador que prometieron.
